Pickleball, las molestias del deporte de moda
Estados Unidos es el epicentro de esta mezcla de tenis, pimp¨®n y b¨¢dminton que coloniza cualquier pista y pone de los nervios a multitud de vecinos. Su auge es imparable. Tenistas profesionales como Joh Isner o Jack Sock han anunciado que se pasan a esta disciplina
El pickleball, deporte de moda en Estados Unidos, es una mezcla entre el tenis, el pimp¨®n y el b¨¢dminton, y se practica en una pista peque?a con una pala y una pelota de pl¨¢stico. Aunque se invent¨® en el Estado de Washington en 1965, la cantidad de jugadores se duplic¨® entre 2021 y 2022, cuando lleg¨® a los nueve millones, y se prev¨¦ que este a?o alcance los 22 millones, seg¨²n la Sports & Fitness Industry Association. La fascinaci¨®n que despierta es extraordinaria y se est¨¢ extendiendo por el mundo de manera fulgurante (tambi¨¦n en Espa?a, donde proliferan campos y sus raquetas y sus pelotas agujereadas se venden como las de p¨¢del). Explicado as¨ª, el pickleball resulta inofensivo, placentero e incluso saludable. Dan ganas de salir a buscar un campo y ponerse a ganar sets evitando entrar en la denominada ¡°cocina¡±, la zona de no volea (los juegos tienen 11 puntos y es al mejor de tres sets), pero nada es lo que parece.
Hace unas semanas, Andrew Keh, reportero especialista en deportes de The New York Times, public¨® un art¨ªculo en el que alertaba de las graves consecuencias de tener cerca de casa un centro deportivo o un trozo de calle dignos de ser convertidos en campo de pickleball. El incesante toc-toc-toc que genera supone un azote a la salud mental de los vecinos. La contaminaci¨®n ac¨²stica se est¨¢ cobrando t¨ªmpanos afectados, guerras vecinales, peticiones de mudanza, llamadas a la polic¨ªa, denuncias. El ruido que ocasionan los jugadores con sus r¨¢pidos golpes ha dado un nuevo significado a este deporte de raqueta. Bob Unetich, ingeniero y jugador de pickleball, no lo pudo describir mejor: ¡°No se puede aguantar ese toc-toc-toc durante 12 horas todos los d¨ªas y seguir cuerdo¡±, dijo a la NPR (National Public Radio).
Sabemos que algunos deportes producen todo tipo de sonidos desagradables: estridentes silbatos de ¨¢rbitros, bocinas, petardos o esos cl¨¢sicos insultos de los padres asistentes a los patios de colegios que increpan a cualquiera que no sea de su familia, ya sea ¨¢rbitro, portero contrario, entrenador, poste, ¨¢rbol, banco o papelera. Pero seg¨²n Andrew Keh, esto es mucho m¨¢s insoportable. El traqueteo que emanan los campos de pickleball es peor que un sonido chirriante y ha trastocado la cotidianidad deportiva de Estados Unidos. Las entrevistas que hizo Keh ilustran el problema en su justa medida: ¡°Es una t¨¦cnica de tortura¡±, dijo un entrevistado. Bob Unetich se ha propuesto buscar una soluci¨®n. Ha fundado Pickleball Sound Mitigation, una empresa de consultor¨ªa y asesoramiento para reducir el ruido. Va sobrado de demandas.
Tras el saque cruzado, la paleta de pl¨¢stico r¨ªgido golpea la bola de pl¨¢stico duro produciendo un chasquido. Imaginemos que se multiplica por miles de golpes en miles de canchas de pickleball, todo el d¨ªa y hasta bien entrada la noche. Seg¨²n el propio Unetich, el ruido ¡°crea vibraciones en un rango que puede ser extremadamente molesto para los humanos, a un nivel de decibelios similar al de algunas aspiradoras¡±. Algunos de los afectados han obtenido medidas cautelares temporales. ?Eso es todo? No, tambi¨¦n ha habido enfrentamientos, incluso peleas, con tenistas. Por el momento, Unetich ha encontrado que la instalaci¨®n de barreras de sonido puede ayudar. No obstante, la soluci¨®n m¨¢s simple pasa por construir campos lo suficientemente lejos de la gente. Unetich ama tanto el deporte que lo que m¨¢s le preocupa es que el problema del ruido frene su crecimiento. Espera, pues, que su b¨²squeda de soluciones y su consultor¨ªa le permitan seguir practicando. Ojo a lo que se juega. El toc-toc-toc te busca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.