Parlamento a la espa?ola
Todo apunta a que en una C¨¢mara, la baja, se situar¨¢ la democracia a homologar, a trav¨¦s, fundamentalmente, del sufragio universal para la elecci¨®n de sus miembros, mientras que en la otra C¨¢mara, la alta, se colocar¨¢n las m¨¢s decisivas competencias en orden a los derechos y libertades de los espa?oles y a las estructuras econ¨®micas, sociales y culturales del pa¨ªs.Si a esto se a?ade que los 40 consejeros nacionales m¨¢s genuinamente vinculados a la etapa concluida el 20 de noviembre pasan a senadores permanentes -compensados, quiz¨¢, por los 40 senadores de designaci¨®n real para cada legislatura, pero sumando, en definitiva, 80 representantes digitales- y que aquellos 40 albaceas del franquismo aparezcan de forma notoria en el democr¨¢ticamente at¨ªpico comit¨¦ especial de vigilancia de los fines del Senado.
Incluso la posibilidad de que el Consejo del Reino constituyera una original instituci¨®n espa?ola, sin mengua de su car¨¢cter democr¨¢tico, parece que va a perderse, por cuanto ello exigiria una estructura que reflejara, a escala reducida, la ¨²nica instituci¨®n cuyos miembros ser¨¢n enteramente elegidos democr¨¢ticamente: la C¨¢mara baja o Congreso de diputados. Por el contrario, el Consejo del Reino que se proyecta s¨®lo contar¨¢ con un tercio de miembros de este car¨¢cter, mientras que otro tercio lo integrar¨¢n cinco consejeros no electivos (dos altos militares y los presidentes del Tribunal Supremo, Consejo del Estado e Instituto de Espa?a) y el tercio final -no el ¨²ltimo, puesto que ofrece perfiles predominantes- lo com ponen cinco senadores, de los que s¨®lo uno representa al grupo m¨¢s democr¨¢tico de la C¨¢mara alta: el de los cien senadores por las provincias. Los otros cuatro, se eligen, respectivamente, entre los 40 de Ayete, los 40 designdos por el Rey, los 50 sindicales y los 50 senadores en representaci¨®n de corporaciones y entidades.
"Movimiento": palabra a extinguir
A la vista de estos datos, resulta curioso el prop¨®sito del Gobierno por adoptar un lenguaje netamente diferente a la etapa pol¨ªtica anterior. Seg¨²n las fuentes, solventes, consultadas por EL PAIS, el proyecto de ley sobre el sistema bicameral evita en todo momento el t¨¦rmino Movimiento, lo que ha obligado a dif¨ªciles equilibrios a los redactores del texto.As¨ª, cuando se establece en el presidente del Gobierno la jefatura nacional del Movimiento, asistido por el ministro secretario general del Movimiento -que, an¨®malamente, desde un punto de vista democr¨¢tico y aun puramente administrativo, pasa a secretario general del Gobierno, con categor¨ªa de ministro-, el proyecto de texto legal reh¨²ye siempre la palabra, diciendo jefe, nacional o ministro secretario general. Cuando no hay m¨¢s remedio que emplearlo, por constar una norma vigente de ineludible cita, como el art¨ªculo cuarto de la ley Org¨¢nica del Estado -"el Movimiento Nacional, comuni¨®n de los espa?oles en los Principios..."-, el proyecto se?ala: a los efectos del art¨ªculo cuarto de la Ley Org¨¢nica del Estado, y as¨ª salva el problema.
En constante con esta escrupulosidad renovadora del lenguaje pol¨ªtico, otras fuentes dan cuenta del prop¨®sito del Gobierno de establecer una norma seg¨²n la cual se reafirme lo ya establecidoen la Ley de Principios del Movimiento sobre la inalterabilidad y permanencia de los mismos, por su propia naturaleza, especificando ahora, de manera tajante, que tales principios no pueden ser cambiados.
Las mismas fuentes han se?alado a EL PAIS la trascendencia, cara a un futuro democr¨¢tico, de tal iniangibilidad de los Principios, habida cuenta, sobre todo, de los t¨¦rminos en que est¨¢ redactado el Principio VIII, seg¨²n el cual, "la participaci¨®n del pueblo en las tareas legislativas y en las dem¨¢s funciones de inter¨¦s general se llevar¨¢ a cabo a trav¨¦s de la familia, el municipio, el sindicato y dem¨¢s entidades con representaci¨®n org¨¢nica que a este fin reconozcan las leyes", y que " toda organizaci¨®n pol¨ªtica de cualquier ¨ªndole al margen de este sistema representativo ser¨¢ considerada ilegal".
La vigencia eterna de este Principio podr¨¢ situar a todo un sistema representativo plenamente hornologable -opinan las fuentes citadas- en franca ilegalidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.