Berlinguer: la cautela de un noble
A los ocho a?os, en 1930, Enrico Berlinguer particip¨® ya en su primera manifestaci¨®n de protesta por la falta de servicios de limpieza urbana en Stintino, aldea de la costa sarda. Por s¨²bversi¨®n contra el porder del Estado pasa cuatro meses en la c¨¢rcel en 1944. El 23 de junio de ese mismo a?o, en Saler no, es presentado por primera vez a Palmiro Togliatti, y en diciembre comienza a trabajar en la Secretar¨ªa Nacional de la Federaci¨®n Juvenil Comunista. Mil¨¢n, Roma, en la direcci¨®n del partido (1948), secretario general de la Federaci¨®n de la Juventud Comunista (1949), presidente de la Federaci¨®n Mundial de la Juventud Democr¨¢tica (1950), dirigente de la Escuela Central del partido (1957), responsable de la organizaci¨®n del partido (1960), se opone a la condena de la China en el congreso del Partido Comunista franc¨¦s (1964), viaje a Vietnam, del Norte (1966), diputado por. Roma (1968), vicesecretario del partido (1969) son los jalones de su biograf¨ªa de bur¨®crata del partido hasta ser nombrado secretario general en el XIII, Congreso del Partido, celebrado en Mil¨¢n.Desde esta fecha la intervenci¨®n m¨¢s notable de Berlinguer es la propuesta, el 11 de septiembre de 1973 de un compromiso hist¨®rico a la Democracia Cristiana a ra¨ªz del golpe militar chileno.
En febrero de 1976, Berlinguer participa en Mosc¨² en el XXV Congreso del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y reitera la vocaci¨®n aut¨®noma del Partido Comunista Italiano.
La popularidad d¨¦ Berlinguer lleg¨® a su ¨¢pice en 1975 con la victoria electoral de las izquierdas, el 15 de junio, en elecciones administrativas. Comienza desde entonces la hagiograf¨ªa. Resulta que Berlinguer es de origen- aristocr¨¢tico. En 1973 la derecha especul¨® con el hecho de que su nombre figura en el libro de oro de la nobleza italiana, p¨¢gina 172. Sobrio, severo, tenaz, reservado, impenetrable a los cambios de los hombres y de la fortuna, dicen de ¨¦l, que corno sardo, no tiene los defectos t¨ªpicos de los italianos: excitarse apasion¨¢ndose, gesticular y proceder por impulsos, aunque s¨®lo sean sentimentales. Eternamente serio, habla sin prisa, dispuesto a detenerse en el punto justo. Habla y sabe escuchar, pero por ser reservado le llaman el sordomudo.
Tenaz en el compromiso
El periodista Vittorio Gorresio, su ¨²ltimo bi¨®grafo, dice que, como Moro, cuando habla emplea f¨®rmulas que dejan al oyente con unas ganas atroces de entender: unidad separada, ampliaci¨®n restringida, compromiso hist¨®rico. Hace declaraciones como ¨¦stas: ?El tipo de socialismo que se puede y se debe construir entre nosotros es, en realidad, diverso de todos los dem¨¢s?, o ?Nosotros, ?con qui¨¦n estamos? Estamos con todos y con nadie?. Es tenaz: aunque la Democracia Cristiana siga neg¨¢ndole cualquier compromiso, ¨¦l sigue machacando en el clavo fijo del compromiso hist¨®rico. Paciencia, atenta cortes¨ªa, m¨¢s que orador de tribuna, es un informador o relator. Cuando Berlinguer habla, no entrev¨¦ gente, ni hombres, ni personas; ve pueblo. Pueblo significa un cat¨¢logo de necesidades. Si fuese un ruso, en la palabra pueblo ver¨ªa una carga de deberes; s¨ª fuese un extraparlamentario, una acumulaci¨®n de rabia.
Alternativa democr¨¢tica
El compromiso hist¨®rico ser¨ªa para Berlinguer la unidad de las tres componentes de masa del pa¨ªs: comunista, socialista y cat¨®lica.
A esta soluci¨®n se le pone esta objeci¨®n: con la unidad de todos los ciudadanos democr¨¢ticos, con todos al Gobierno, se alterar¨ªa el sistema democr¨¢tico, en el que tiene que haber siempre una mayor¨ªa y una oposici¨®n.
A esta objeci¨®n, Berlinguer responde: oposici¨®n existir¨ªa siempre. Ser¨ªa la derecha. El gran error es pensar que es siempre la izquierda la que tiene que estar en la oposici¨®n y la derecha siempre en el poder. Cambiemos las posiciones en el sentido de dar m¨¢s democracia al sistema pluralista y luego veremos qui¨¦n act¨²a mejor. ?Y por qu¨¦ compromiso y no bloque entre campesinos y obreros como quer¨ªa Gramsci? El economista Guido Dorso (1892-1947) interpretaba el risorgimento italiano como un ?compromiso regio?. Berlinguer quisiera hacer un segundo risorgimento en el pa¨ªs con un compromiso ?hist¨®rico?. A Luigi Longo, presidente del partido, no le gust¨® el t¨¦rmino ?compromiso?, porque pod¨ªa dar la idea de un acuerdo, de renuncia a valores fundamentales, y habl¨® de ?bloque de fuerzas diversas pero convergentes?, contagiado acaso por las ?convergencias paralelas?, inventadas por Moro.
Cuesti¨®n filol¨®gica al margen, cabe preguntarse: del mismo modo que el 18 de marzo de 1876 cay¨® la llamada derecha hist¨®rica de Marco Minghetti, ?caer¨¢ en Italia el 20 de junio pr¨®ximo esta otra derecha? A Berlinguer no le gustan tales analog¨ªas. La experiencia chilena. le ha ense?ado a proponer no una ?alternativa de izquierdas?, como quieren los socialistas, sino una ?alternativa democr¨¢tica?, es decir, una colaboraci¨®n entre iguales, de las fuerzas m¨¢s importantes que podr¨ªan renovar a fondo la sociedad italiana, un encuentro de las fuerzas populares de inspiraci¨®n comunista y socialista con las fuerzas populares de inspiraci¨®n cat¨®lica.
El pueblo, ese pueblo cargado de necesidades, de deberes o de rabia, tiene la palabra.
PR?XIMO CAP?TULO
Moro, un conservador iluminado
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