La velocidad y el remate dieron el triunfo al Athletic
Hace mucho que se dijo que caminando se puede dar la vuelta al mundo, pero no ganar un partido de f¨²tbol -cada vez es m¨¢s verdad- El Cruzeiro pretendi¨® ganar al Athletic caminando y eso le ha costado quedarse para el partido de consolaci¨®n. No se puede discutir, desde luego, que es un equipazo, digno de poseer el t¨ªtulo de campe¨®n de Am¨¦rica. Al menos, en unas cuantas acciones, muchos de sus jugadores dejaron ver una calidad impresionante. Pero ganar sin correr es muy dif¨ªcil, y el Cruzeiro posiblemente hizo mal en desestimar la capacidad de los bilba¨ªnos. A los brasile?os, sin duda, les preocupaba la idea de jugar dos partidos en dos d¨ªas seguidos, y pensaron que a medio gas podr¨ªan ganar el primer y reservar as¨ª fuerzas para la final. Ese fue su error.Porque el Athletic, a pesar de que se present¨® con un cuadro en el que faltaban cuatro de sus hombres m¨¢s conocidos, Ir¨ªbar, Irureta, Carlos y Rojo II, es un equipo dif¨ªcil de batir. Tiene juventud, velocidad individual y en el juego, buen esquema t¨¢ctico y mucha disciplina y sacrificio. Como adem¨¢s tuvo el acierto en el remate y la leve colaboraci¨®n de Guruceta, se llev¨® el partido con facilidad. Guruceta es un buen ¨¢rbitro con un solo defecto: de cuando en cuando le gusta ser la estrella, dar la nota. En esos casos, m¨¢s vale no tomarle en serio. Ayer le dio por ah¨ª y en su af¨¢n de destacar m¨¢s que los Jairzinho, Ze Carlos, Piazza y dem¨¢s, ense?¨® unas cuantas tarjetas absurdas y tom¨® alguna que otra decisi¨®n sorprendente, en los m¨¢s de los casos perjudicial para los brasile?os. El Cruzeiro, queda dicho, se tom¨® el partido con mucha calma desde un principio. Sus jugadores pisaban el bal¨®n con tranquilidad, lo escond¨ªan, se lo pasaban con mimo y terminaban perdi¨¦ndolo ante alguna entrada veloz de los bilba¨ªnos; a los diez minutos, Dan?, en posible fuera de juego, bati¨® a Ra¨²l, mientras los defensas del campe¨®n americano reclamaban. El enfado de ¨¦stos fue breve, porque ni este gol les hizo dudar de su superioridad. Lo consideraron como un mero accidente y siguieron con su juego tranquilo. Ni siquiera alg¨²n susto posterior en la meta de Ra¨²l les sac¨® de su calma. A la media hora, en una jugada perfecta con brillante sprint de Jairzinho para recoger un precioso lanzamiento de Ze Carlos, consiguieron el empate. El Athletic pas¨® por unos minutos de des¨¢nimo que le llevaron a convertirse en dominado, y que pudieron ser decisivos a no ser porque, en plena fase de empuje del Cruzeiro -de empuje tranquilo, eso s¨ª-, Guruceta vio un libre indirecto en el ¨¢rea brasile?a, lo pit¨® y Lasa lo transform¨® en gol tras el saque inteligente de Rojo I.
El gol vino justo antes del descanso y permiti¨® toda clase de especulaciones durante el mismo. Los m¨¢s cre¨ªamos que el Cruzeiro se echar¨ªa a correr y dar¨ªa la vuelta al partido. Y, en efecto, sali¨® en la segunda mitad con otro aire, pero el Athletic, en un contragolpe, forz¨® un c¨®rner y Dan? acert¨® a cabecear a gol el saque. Dos goles ya eran mucho, y varios jugadores del Cruzeiro tal vez lo pensaron as¨ª. Los brasile?os se echaron hacia adelante de forma decidida, pero en alguno de los componentes del equipo faltaba la fe precisa. Adem¨¢s, el Athletic se defendi¨®, con orden y Zald¨²a demostr¨® en varias ocasiones que es un gran portero. Como encima Guruceta-superstar expuls¨® a Ze Carlos y despu¨¦s neg¨® un penalti al Cruzeiro, los campeones de Am¨¦rica tuvieron que retirarse a la caseta derrotados por ese claro margen.
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