Su actualidad pol¨ªtica
La extraordinaria obra de Jes¨²s Pab¨®n (1) recientemente fallecido, para desgracia de las letras espa?olas, sobre don Francisco Camb¨®, constituye un documentado an¨¢lisis sobre la historia pol¨ªtica de Espa?a desde principio de siglo. Al releer los tres densos vol¨²menes -que Pab¨®n dedica al conocido pol¨ªtico catal¨¢n lo que m¨¢s sorprende es su fabulosa y tremenda actualidad. Lo que conmueve el ¨¢nimo es la impresi¨®n de que se nos est¨¢n contando sucesos de hoy mismo, que estamos viviendo en el presente y que de una forma imperativa configuran nuestro futuro inmediato. Esta obra es la historia de Espa?a del ¨²ltimo medio siglo. Con sus avatares y sus convulsiones, sus alegr¨ªas Y sus tragedias. Y, sobre todo, con sus discordias. Era necesaria toda la prudencia de Pab¨®n, riguroso historiador, que utiliza la erudici¨®n sin fatiga ni alarde. para exponernos el acontecer pol¨ªtico de este per¨ªodo, sin caer en partidismos de uno u otro enero.
El prohombre de la Lliga, con una claridad absoluta hizo esta afirmaci¨®n fundamental, que es una de las coordenadas primordiales de su doctrina: ?Yo os digo que el nacionalismo catal¨¢n es un hecho biol¨®gico. Y al pedir y propugnar una autonom¨ªa para Catalu?a hablamos siempre de la grandeza de Espa?a, porque no s¨®lo son compatibles sino consustanciales ?.
La terrible lucha social entablada en Catalu?a, con caracteres m¨¢s acusados que en otras regiones, le hacen a Camb¨® dirigirse a ambos contendientes, en un vehemente requerimiento de paz. Su sincera llamada a la concordia no fue escuchada. Quiz¨¢s su planteamiento era tard¨ªo. El cruento terrorismo la guerra de Marruecos. desembocaron en una crisis pol¨ªtica insoslayable, el golpe de Estado del 13 de septiembre de 1923. con la implantaci¨®n de la dictadura del general Primo de Rivera.
?Una sociedad -escrib¨ªa Camb¨®- en la cual lit avalancha demag¨®gica pone en grave peligro Ideales e intereses se resi-nara a todo con tal de sentirse aniparada. El instinto de vida y de defensa toniaril el prinier luoar, y lit sociedad conniovida llaniar¨¢ a un dictador. Y lo llaniar¨¢ sin condiciones...?
Pero cuando la dictadura pisa los umbrales de su ca¨ªda. escribe con honda preocupaci¨®n de estadista: ?Todos los reg¨ªmenes han buscado siempre la manera de asegurar su sustituci¨®n normal, porque si la naturaleza tiene horror al vicio, los pueblos sienten horror por la incertidumbre. La dictadura, dure un a?o o dure un cuarto de siglo, no puede tener una sustituci¨®n normal sin dejar de ser dictadura, porque se basa sobre una cosa tan poco eterna como es la vida, la voluntad y la energ¨ªa de un hombre?.
Es un problema y un problema de soluci¨®n d¨ªficil¨ªsima la sustituci¨®n de un poder dictatorial con toda independencia de su fuerza y de los grados de, adhesi¨®n con que pueda contar en el pa¨ªs.
Pab¨®n glosa el pensamiento de Camb¨® de que las dictaduras son la expresi¨®n de, una enfermedad que padecen algunos Estados o el remedio heroico a que han acudido con el intento de curar aquella enfermedad. Y ocurre que la dictadura es ineficaz para curar el mal cr¨®nico cuya existencia es condici¨®n indispensable para su advenimiento. Responde, generalmente, a una falta de civismo, pero no crea civismo, antes bien acaba con los pocos restos que de ¨¦l pudieran existir en la naci¨®n. Otro mal inherente a las dictaduras es que acaban con las vocaciones pol¨ªticas; excepto si toman una direcci¨®n netamente revolucionaria.
Es evidente que al t¨¦rmino de una dictadura no puede pensarse en la vuelta simple al r¨¦cimen interrumpido por la misma. Si aquel r¨¦gimen hubiese funcionado debidamente la dictadura no hubiese sobrevivido. En el momento de la sustituci¨®n hay que abrir un proceso constituyente integral. En otro aspecto, la sustituci¨®n preparada por la propia dictadura, mediante la instauraci¨®n de un r¨¦gimen jur¨ªdico, no tiene precedentes hist¨®ricos.
El Gobierno que toma la sucesi¨®n de una dictadura, junto al proceso constituyente integral y a la misi¨®n de mantener el orden p¨²blico, ha de hacer frente a un sin fin de problemas pol¨ªticos.
Pensando en uno de los primeros, el de la sustituci¨®n de las personas de significaci¨®n exclusivamente partidista. Y no s¨®lo son necesarias unas figuras de primera fila; sino fuerzas disciplinadas y organizadas y una gran masa ciudadana dispuesta a cumplir sus deberes.
Otra importante apreciaci¨®n de Camb¨® era suprimir el car¨¢cter antirrevanchista; la primera preocupaci¨®n de los sucesores de la dictadura deber¨ªa evitar la nostalgia por la acci¨®n del r¨¦gimen acabado, en lo que ten¨ªa de bueno. Habr¨ªan de estar libres del apasionamiento que nene por abominable cuanto hizo el r¨¦gimen anterior.
El proceso constituyente tiene que ser abordado con absoluta sinceridad, evitando la abyecta cobard¨ªa de inscribir derechos excesivos con la reserva mental de impedir o falsear su ejercicio.
Por la especial significaci¨®n de los temas apuntados, muy brevemente, se puede apreciar la viva actualidad del magn¨ªfico libro de Jes¨²s Pab¨®n, cuya lectura es de un valor inapreciable para todos en general y, en particular, para los hombres que hoy tienen la m¨¢xima responsabilidad pol¨ªtica.
(1) Camb¨®, de Jes¨²s Pab¨®n. Editorial Alpha. Barcelona
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