El Gobierno quiere cambiar la imagen de Gran Breta?a

El Gobierno brit¨¢nico considera que hay una serie de razones para que los financieros internacionales empiecen a mirar al Reino Unido como a un para¨ªso econ¨®mico y no como a un infierno endeudado. En una reciente intervenci¨®n p¨²blica, el primer ministro Callaghan record¨® que Gran Breta?a es uno de los pa¨ªses europeos con un ¨ªndice menor de huelgas y con unas perspectivas m¨¢s seguras de buenas relaciones laborales basadas en el contrato social, en cuya virtud los trabajadores se comprometen a aceptar las normas salariales y de productividad se?aladas por la Administraci¨®n.Aun as¨ª, el mundo exterior sigue sin confiar en la capacidad de recuperaci¨®n econ¨®mica brit¨¢nica. Hace unos meses, en Puerto Rico, el ministro de Hacienda, Denis Healey, anunci¨® ante sus colegas de los pa¨ªses poderosos que Gran Breta?a iba a tener muy pronto su milagro econ¨®mico.

El triunfo de la inflaci¨®n sobre los deseos del Gobierno sigue desautorizando la profec¨ªa del se?or Healey acerca de cuya dimisi¨®n del gabinete ya se ha empezado a especular.

El primer ministro Callaghan cree que la ¨²nica soluci¨®n para detener el proceso inflacionario y para controlar el d¨¦ficit de la balanza de pagos ser¨ªa que los brit¨¢nicos empezar¨¢n por s¨ª mismos una campa?a para consumir los productos que se fabrican o que se cosechan en este pa¨ªs. Por razones de convivencia Internacional, el primer ministro no puede cerrar las puertas a la importaci¨®n, como el ala izquierda de su partido le sugiere que haga, pero s¨ª, puede iniciar un boicot encubierto a todo lo que viene de fuera.

En un cierto sentido, el jefe del Gobierno ha encontrado un apoyo inesperado en la puesta en marcha de esta campa?a.