Entre el amor y la muerte
La cabeza de Alfredo Garc¨ªa vale un mill¨®n de d¨®lares. Los paga, es decir, los ofrece por su muerte, un rico hacendado y padre todopoderoso de cierta muchacha seducida por quien da nombre al filme y al que, hasta el ¨²ltimo momento se resiste a delatar ante sus parientes y extra?os convocados en la hacienda, dispuestos a buscarle. La compa?era de uno de los que intentar¨¢ dar con ¨¦l, le am¨® tambi¨¦n y a¨²n ama su recuerdo y, as¨ª, entre el amor y la muerte, a trav¨¦s de un M¨¦xico, a medias folkl¨®rico y a medias convencional, los cazadores de tan ping¨¹e recompensa se persiguen y roban tan valioso despojo: la cabeza de un hombre muerto yace enterrado en el lejano pueblo donde naciera. Sam Peckinpah ha realizado sobre tal argumento lo que pudo ser un excelente filme, conjunci¨®n de los temas fundamentales de su obra. Uno de ellos ser¨ªa la a?oranza por el tiempo perdido, por un mundo m¨¢s limpio e inocente, depositario de todas las virtudes individuales, colectivas o familiares, simbolizado a menudo en sus pel¨ªculas por el pueblo indio, del que el mismo, al parecer, desciende, pero que aqu¨ª traslada a los medios ind¨ªgenas de M¨¦xico. Otro vendr¨ªa a ser su consabido af¨¢n por la violencia, repetido de un modo insistente desde Grupo salvaje, hasta hoy, a lo largo de sus filmes posteriores, violencia individual que al final se revela contra la del grupo que le encarga su trabajo, m¨¢s organizada, y la del terrateniente, todav¨ªa m¨¢s fr¨ªa y s¨®rdida. Una distinta actitud ante la muerte se evidencia, adem¨¢s, entre dos mundos tan vecinos y diversos unidos, sin embargo, por este proceder arrebatado, que soterrado a lo largo de la primera parte del filme, s¨®lo aflora a su superficie al final de la pel¨ªcula.
Quiero la cabeza de Alfredo Garc¨ªa
Argumento de Frank KowaIski y Sam Peckinpah. Gui¨®n de Gordon Davison, Sam Peckinpah. Int¨¦rpretes: Warren Oates, Isela Vega, Gig Young. Direcci¨®n: Sam Peckinpah. Drama. Color. EE.UU. Local de estreno: Roxy A.
Todo a lo largo de ese viaje que va desde el conocimiento de ambos, hasta la tumba, meta de sus afanes, es una buena historia de amor en la que sus desarraigados protagonistas van tomando forma y presencia ante el espectador, en la lucha del hombre por alcanzar un dinero que se sabe no llegar¨¢ a alcanzar y los escr¨²pulos de la mujer a quien repugna mutilar el cad¨¢ver de su antiguo amante, en propio beneficio. Las razones de ambos, jalonan el relato a medida que su pasi¨®n se trasforma, a medida que el filme avanza hasta convertirse en el tri¨¢ngulo inevitable, uno de cuyos rincones se halla ocupado por la presencia perenne del muerto. Narrada hasta entonces en tiempo lento, abundante en alusiones un tanto elementales sobre moral y ¨¦tica, as¨ª como en simbolismos evidentes, esta historia de seres para quienes s¨®lo cuenta el dinero y el poder que de ¨¦l emana, se contrapone, como de costumbre en Peckinpah, a un Concepto de vida roussoniano de salvajes felices, donde irrumpe violentamente la muerte organizada de los blancos. Es un mundo que recuerda, en cierto modo, al que retrata Graham Green en algunos de sus libros, con sus pater-whiskys, sus bandidos pintorescos y sus caciques altivos y tiranos. Sin embargo, Gordon T. Dawson no es el escritor ingl¨¦s, evidentemente, y lo que pudo ser una historia sobre la condici¨®n humana y el despertar de la con ciencia ante un destino ajeno, impuesto y no llegado a asumir del todo, se convierte en sus ¨²ltimas secuencias en un filme rocambolesco donde la tragedia roza el humor a su pesar, por culpa de un excesivo barroquismo. La gran traca final de muertos y disparos borra el buen recuerdo de casi una hora, la cabeza de Alfredo Garc¨ªa, una vez desenterrada, extiende su maldici¨®n, no s¨®lo en torno a sus depredadores, sino sobre el p¨²blico tambi¨¦n, incapaz de asimilar tal tipo de hecatombes.
Babelia
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