Espa?a-Portugal: ?hacia la normalizaci¨®n?
La visita del presidente del Gobierno espa?ol a Lisboa s¨®lo puede ser interpretada como un intento al m¨¢s alto nivel de normalizar las relaciones bilaterales que durante dos a?os reflejaron con relativa exactitud los avatares pol¨ªticos de ambos pa¨ªses. En febrero de 1976 el entonces ministro de Asuntos Exteriores espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, se entrevist¨® en la localidad portuguesa de Guarda con el tambi¨¦n cesado canciller luso, Melo Antunes. Areilza, echando mano de la ret¨®rica al uso, habl¨® de un nuevo ?esp¨ªritu? (el de Guarda) qu¨¦ ser¨ªa pr¨®digo en perspectivas.Han pasado los meses y misterioso esp¨ªritu de Guarda todav¨ªa no ha irrumpido espectacularmente en nuestra pol¨ªtica exterior. Los temas pendientes entre ambos pa¨ªses (aprovechamiento de r¨ªos fronterizos y zonas mar¨ªtimas, acuerdos sobre contaminaci¨®n, indemnizaciones a espa?oles expropiados por la revoluci¨®n, colaboraci¨®n en materia laboral, cultural y econ¨®mica) siguen en el alero aunque algunos de ellos parece que podr¨ªan resolverse en pocas semanas. La reconstrucci¨®n de la canciller¨ªa espa?ola en Lisboa y las indemnizaciones ya pagadas por el Gobierno luso demuestran una clara voluntad para conseguir, al menos a nivel oficial, la distensi¨®n. Pero ser¨ªa ingenuo creer que la simple satisfacci¨®n de Gobierno a Gobierno arreglar¨¢ las cosas.
Entre Espa?a y Portugal hay pocos contenciosos, muchas incomprensiones y un aislamiento secular incomprensible. Ambos pa¨ªses parecen haber entrado en una nueva etapa y resulta l¨®gico que tras el viaje del se?or Su¨¢rez a Par¨ªs le toque ahora el turno a Lisboa.
Su¨¢rez ha querido muy probablemente adelantarse a Soares (que visitar¨¢ Espa?a en diciembre para asistir al congreso del PSOE) para expresar tambi¨¦n por su parte la voluntad espa?ola de iniciar una nueva etapa. Se trata ahora que a los buenos prop¨®sitos sigan realidades aceptables.
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