Manifiesto de constituci¨®n del Partido Popular
La defensa de un sistema de convivencia democr¨¢tico, con reconociniento de los derechos humanos civiles y pol¨ªticos y la aceptaci¨®n de la voluntad de la mayor¨ªa son los puntos principales en que se basa el manifiesto para la constituci¨®n del Partido Popular (PP) que ayer fue presentado en un hotel de Madrid ante m¨¢s de quinientas personas y cuyo texto ¨ªntegro reproducimos a continuaci¨®n:
?En la hora de la transici¨®n hacia la democracia de nuestras instituciones pol¨ªticas, comparecemos ante la opini¨®n con el firme deseo de que grandes sectores de nuestro pueblo se sientan solidarios con nuestro llamamiento, por haber interpretado acertadamente sus aspiraciones y preocupaci¨®n en los momentos presentes.Creemos firmemente que el pueblo espa?ol recobrar¨¢ en breve plazo el ejercicio de la soberan¨ªa de la que es titular. Y pensamos que las elecciones a las Cortes, que se anuncian pr¨®ximas, dar¨¢n ocasi¨®n a que se refleje la aut¨¦ntica fuerza de las diversas tendencias de la sociedad de nuestros d¨ªas, con objeto de que esa soberan¨ªa sea ejercida por sus mandatarios reales en forma adecuada. Nosotros aspiramos, como partido, a estar presentes en el futuro Congreso y Senado para llevar all¨ª la voz de nuestros votantes.
Creemos que estamos hoy ante el comienzo de una nueva ¨¦poca y que tras cuarenta a?os de r¨¦gimen personal y de profundos cambios sociales, nos hallamos en el inicio de un per¨ªodo que puede suponer la superaci¨®n de las luchas civiles y la definitiva instauraci¨®n de la libertad en Espa?a.
La causa de la larga historia de tales luchas radica en el fanatismo limitador de unas tendencias sobre las opuestas, en el af¨¢n desmedido de imponer desde el poder soluciones maximalistas excluyentes de cualquier otra opini¨®n, en el dogmatismo sacralizado de unos principios que no eran compartidos libremente por una gran mayor¨ªa; mientras la base del pa¨ªs real quedaba al margen de los partidismos artificiales, y yac¨ªa bajo el nivel m¨ªnimo de la subsistencia y de la convivencia.
En una hora constituyente como ¨¦sta, el problema b¨¢sico de nuestra sociedad radica en encontrar un sistema organizativo estable defendido por unas instituciones justas y s¨®lidamente establecidas.
El tiempo hist¨®rico que vivimos est¨¢ lejos de todo mesianismo salvador, de todo revanchismo pendular o de cualquier totalitarismo impuesto por la fuerza. S¨®lo el consenso democr¨¢tico en la aceptaci¨®n de la voluntad mayoritaria ofrece ahora una alternativa racional, aceptable y posible. Ni la clase social, ni el credo religioso, ni el dogmatismo pol¨ªtico de cualquier especie tiene derecho a tratar de imponer a la mayor¨ªa de la sociedad soluciones o sistemas que no sean clara, libre y espont¨¢neamente compartidos por ella.
Rechazo del totalitarismo dogm¨¢tico
El Partido Popular nace con el prop¨®sito de ser una respuesta a nuestro tiempo, con la decisi¨®n de superar ideolog¨ªas ancladas en el pasado y con la voluntad de buscar soluciones al margen de todo apriorismo, que puedan ser compartidas por los m¨¢s amplios sectores de la sociedad.
Tenemos la urgente preocupaci¨®n de levantar un Estado moderno Y democr¨¢tico, ya que la mayor parte de las instituciones del r¨¦gimen anterior, no resultan valederas para los a?os futuros. Edificar un nuevo Estado, eficaz y flexible a la vez, no es tarea que pueda ser llevada a cabo por un solo grupo o partido, sino que requiere la colaboraci¨®n de todos los sectores. Nuestro partido aspira, en el ¨¢mbito de su actuaci¨®n, a integrar a dem¨®cratas cristianos, liberales, socialdem¨®cratas e independientes mediante la uni¨®n o federaci¨®n de cuantos esfuerzos se muevan de modo coherente en esa misma direcci¨®n. Pretendemos asociar al mayor n¨²mero posible de espa?oles a esa tarea, y respetamos a quienes tengan ideas diferentes y aun contrarias, pero no aceptaremos ninguna imposici¨®n totalitaria basada en dogmatismos de cualquier signo.
Defendemos con rango primordial las libertades del hombre y los derechos humanos, civiles y pol¨ªticos. No concebimos una democracia que no sea un sistema instrumental que proteja de modo efectivo el ejercicio de las libertades del ciudadano. Ninguna discriminaci¨®n por motivos de clase, sexo, religi¨®n o raza la consideramos ¨¦ticamente admisible en el ordenamiento jur¨ªdico de nuestra convivencia p¨²blica.
Creemos necesaria la transformaci¨®n aut¨¦ntica de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs, para que pueda tener lugar la mejora sustancial de la vida social y con ello el comportamiento privado y p¨²blico de los espa?oles todos. Hay que propiciar una nueva sociedad mediante el impulso de todas aquellas actividades que conduzcan, no s¨®lo a un mayor grado de bienestar, sino a una nueva mentalidad, a un nuevo modo de enfrentar los problemas p¨²blicos y los privados. Lo que Espa?a necesita es un cambio real en sus h¨¢bitos, en sus usos y en sus costumbres. La carrera desenfrenada en la obtenci¨®n de bienes de consumo, los horarios de trabajo agotadores, el mimetismo ante el vivir ajeno, la ausencia de participaci¨®n en grupos intermedios, la progresiva presencia de la corrupci¨®n, no s¨®lo en el proceso de las decisiones p¨²blicas, sino tambi¨¦n en las privadas, y tantas cosas m¨¢s, son s¨ªntomas de una sociedad que ha vivido ahormada en la complacencia de las inhibiciones, y que duda de la necesidad de una jerarqu¨ªa de valores libre y responsablemente asumidos. Hoy el espa?ol no se siente part¨ªcipe de nada. Ni de la ciudad o pueblo en que vive, ni de la empresa en que trabaja, ni de las instituciones pol¨ªticas. Para cambiar esta realidad es precisa la participaci¨®n en todos los ¨¢mbitos. Es la hora de que los espa?oles puedan adquirir, sus propias responsabilidades ciudadanas; que se integren activamente como quieran, donde quieran, pero de modo que dediquen cada vez m¨¢s de su tiempo y capacidad a vertebrar nuestro pa¨ªs.
Reconocimiento de la autonom¨ªa regional
En esa integraci¨®n es fundamental destacar que la mujer se encuentra discriminada respecto al hombre. Manifestamos p¨²blicamente nuestro prop¨®sito de modificaci¨®n y reforma. del estatuto jur¨ªdico de la mujer en Espa?a. El sentido de igualdad, la protecci¨®n de sus derechos civiles y sociales y la total ausencia de discriminaci¨®n, son principios en que se inspirar¨¢ el programa del Partido Popular que invita cordialmente a esa mitad esencial de la poblaci¨®n de Espa?a a incorporarse a sus filas y nutrir sus cuadros directivos.
Queremos ofrecer soluciones a la ruptura generacional cada vez m¨¢s visible en nuestra sociedad. Sabemos que los nuevos espa?oles no encuentran f¨¢cil acomodo en las agrupaciones pol¨ªticas de corte cl¨¢sico. Su rechazo de las soluciones gastadas y su exigencia de otras nuevas propias del presente y el futuro es cada d¨ªa m¨¢s evidente. Su presencia nos es necesaria para reflejar lo nuevo y para que no degeneremos en una formaci¨®n m¨¢s de las usuales.
Solamente asociando los esfuerzos de todos podremos con responsabilidad esperar resultados positivos para los numerosos problemas sin resolver que hemos heredado, como son principalmente, los siguientes.
En primer lugar, el problema de la representaci¨®n pol¨ªtica que es necesario articular a trav¨¦s del sufragio igual, directo y secreto de todos los espa?oles. De este modo el Gobierno podr¨¢ ser representativo y responsable ante el Congreso de los Diputados, sin perjuicio de garantizar su estabilidad. La Corona puede actuar eficazmente como marco y cumbre institucional para la organizaci¨®n democr¨¢tica del Estado, y como garant¨ªa de la unidad y la integridad nacionales. Asimismo, es necesario resolver el problema de la organizaci¨®n del Estado a trav¨¦s de una f¨®rmula regional, en la que se reconozca la personalidad y autonom¨ªa de los pa¨ªses y regiones espa?oles sin que, necesariamente, el modo de vinculaci¨®n de cada uno de ellos al conjunto deba ser ¨²nico y uniforme.
Con car¨¢cter esencial, el Partido Popular proclama la necesidad de alcanzar una aut¨¦ntica justicia social. Esto exige una mayor igualdad entre las personas, las clases y las regiones y una redistribuci¨®n de la riqueza a trav¨¦s de una reforma tributar¨ªa progresiva que no se agote en la fogata de un nuevo proyecto, sino, sobre todo, que se ejecute con ejemplaridad.
Con estos nuevos recursos se podr¨¢ hacer frente a las necesidades de una sociedad que pueda proporcionar el bienestar de todos. S¨®lo con la justicia nuestro pueblo entero puede tener la necesaria dignidad. La libertad sola se reduce a una etiqueta sin sentido cuando no se sabe que hacer con ella, por ignorancia, o no se puede hacer lo que se desea, por pobreza.
Es tambi¨¦n urgente: El efectivo acceso de todos a la educaci¨®n en condiciones econ¨®micas de gratuidad -seg¨²n el nivel- o de posibilidad, la descentralizaci¨®n con eficacia, pero sin discriminaciones, la reorganizaci¨®n universitaria e investigadora hasta lograr un sistema m¨¢s productivo y m¨¢s humano. Pero adem¨¢s la educaci¨®n del pueblo no termina con los estudios, sino que contin¨²a toda la vida y se extiende a todos los ¨¢mbitos; es urgente por ello revisar el contenido de esa educaci¨®n y el de los medios de comunicaci¨®n de masas, que son la ¨²nica educaci¨®n real de muchos espa?oles y que tienen efectos decisivos sobre el bienestar y sobre la libertad.
Necesidad de un nuevo plan econ¨®mico
Pero no basta con la educaci¨®n, es preciso resolver la desigualdad que deriva de un sistema ineficaz de sanidad p¨²blica o una insuficiente protecci¨®n frente al paro o la jubilaci¨®n.
La situaci¨®n econ¨®mica, heredada de un pasado que se neg¨® por razones pol¨ªticas de oportunismo a encararse con la dura realidad, no admite tampoco espera ni aplazamiento. La inflaci¨®n y el alza del coste de vida, las cifras de desempleo y el nivel de los desequilibrios de la balanza exterior de pagos, han creado un panorama sombr¨ªo y de graves preocupaciones tanto en el sector empresarial como en el laboral. Las perspectivas de soluci¨®n son dif¨ªciles, costosas y de plazo largo, y requieren alguna especie de tregua o entendimiento social previo para hacerla viable, operaci¨®n negociadora que consideramos indispensable.
La necesidad de ese plan econ¨®mico se agudiza ante los r¨¢pidos acontecimientos que modifican la pol¨ªtica econ¨®mica internacional y que pueden hacemos perder, si contin¨²a nuestra inacci¨®n, los puestos ganados en el rango exterior por la potencia industrial de Espa?a.
El Partido Popular propugna el inmediato lanzamiento de ese prop¨®sito estabilizador de gran alcance, sin esperar a las elecciones, convencido de que el empe?o de saneamiento econ¨®mico en profundidad producir¨ªa en todo el pa¨ªs un sentimiento inmediato de alivio y de esperanza.
Sin menoscabo para el necesario impulso del desarrollo industrial de Espa?a, consideramos que la riqueza agr¨ªcola del pa¨ªs ha sido marginada, produci¨¦ndose, un olvido de sus problemas, grave descapitalizaci¨®n en su ¨¢mbito y una defectuosa comercializaci¨®n de los productos agrarios. Devorver a este sector la influencia que le corresponde es un prop¨®sito b¨¢sico de realizaci¨®n urgente, para evitar una polarizaci¨®n de dos Espa?as geogr¨¢ficas. una rica y otra pobre, y que se resuelvan compensadamente los flujos migratorios interiores excesivos y las despoblaciones pat¨¦ticas de grandes zonas de nuestro pa¨ªs.
Vocaci¨®n integradora y federalista
El Partido, Popular participa plenamente en el ideal de la construcci¨®n de una Europa libre y unida. A tal efecto coordinar¨¢ sus esfuerzos con las organizaciones pol¨ªticas que a nivel europeo, comparten ese ideal y denominaci¨®n y adoptan para su realizaci¨®n estrategias similares a la de nuestro Partido.
El Partido Popular surge con el firme prop¨®sito de ofrecer una alternativa distinta a la que suponen la aparici¨®n de una derecha continuista de vocaci¨®n excluyente o de una izquierda de inspiraci¨®n marxista, dogm¨¢tica por definici¨®n.
Creemos que ni el liberalismo tradicional, ni el socialismo marxista, ni la confesionalidad religiosa aplicada a la vida pol¨ªtica, suponen soluciones adaptadas al tiempo en que vivimos, pero aceptamos que los conceptos de libertad, de socializaci¨®n al servicio de la comunidad y de respeto para los valores de la ¨¦tica cristiana son componentes esenciales de una actitud pol¨ªtica que quiera enfrentarse sincera y profundamente con los problemas que cercan al hombre de nuestro tiempo.
El Partido Popular antepone la rigurosa honestidad de sus hombres y de sus planteamientos a cualquier exclusivismo de clase o de partido. Son los hombres y mujeres con sus problemas y entorno los que radicalmente importan; toda pol¨ªtica debe de estar a su servicio y no al de confusas abstracciones concebidas en funci¨®n de ideas aprior¨ªsticas.
Los miembros actuales del Partido Popular son conscientes de que s¨®lo un Partido mayoritario es capaz de emprender la tarea que exige hoy la sociedad espa?ola. Su vocaci¨®n es, consecuentemente, integradora y federativa; no se trata de organizar un equipo minoritario m¨¢s, sino de conjuntar las fuerzas e ideas pol¨ªticas que partiendo de supuestos afines y no sinti¨¦ndose representadas por los dos bloques continuista o marxista consideren que s¨®lo la organizaci¨®n de una nueva alternativa al servicio del hombre, puede de modo eficaz oponerse a toda pol¨ªtica pendular excluyente o autoritaria.
La ocasi¨®n que este comienzo de ¨¦poca ofrece es un momento decisivo en nuestra vida e historia. Muchos unidos podemos tener la oportunidad de alterar la constante de las discordias nacionales. Disgregados en peque?os conjuntos, correremos el riesgo, una vez m¨¢s, de ser gobernados por la voluntad personalista de cualquiera o por los intereses exclusivos de un credo doctrinario o de un grupo poderoso.
Por ello os convocamos a todos a una tarea de capital trascendencia. A los que durante los ¨²ltimos a?os han sido espectadores de la vida nacional desde el refugio de sus hogares. A los testigos mudos de una pol¨ªtica ajena que les resultaba distante. A los j¨®venes que han vivido sobre un territorio m¨¢s c¨®modos que sus antecesores, pero tambi¨¦n m¨¢s lejanos de lo que oficialmente ocurr¨ªa.
Os pedimos que actu¨¦is y que os sint¨¢is llamados a la obra nacional del mejorar com¨²n. Y que nos ayud¨¦is a lograr una Espa?a m¨¢s sosegada, m¨¢s racional, m¨¢s estable, sin crispaciones ni arengas; una Espa?a austera, pero rica en la utilizaci¨®n de sus valores culturales, que arroje por la borda para siempre, el lastre de la revancha y el ajuste de cuentas.
Dadnos vuestro apoyo, pero sobre todo vuestra colaboraci¨®n personal. La sola comparecencia electoral prevista en fecha pr¨®xima requiere la movilizaci¨®n de decenas de millares de afiliados y simpatizantes para cubrir el extenso campo que ha de afectar a millones de espa?oles votantes por primera vez, desde hace cuarenta a?os.
Nada ser¨ªa tan imperdonable como desaprovechar por falsa comodidad esa gran ocasi¨®n. Sin vuestra colaboraci¨®n, nuestro esfuerzo y organizaci¨®n valen bien poco. Una votaci¨®n es la resultante de una suma de voluntades. Por eso apelamos a todas las mujeres y hombres que piensan como nosotros en este momento inicial de nuestra marcha.?
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