El crecimiento del Campo de Gibraltar no genera desarrollo
Mientras la renta se ha multiplicado por cuatro, la expansi¨®n industrial del Campo de Gibraltar se ha visto acompa?ada de incrementos de d¨¦ficits cr¨®nicos y, de otros fen¨®menos de signo negativo, seg¨²n se deduce del estudio sociol¨®gico realizado por iniciativa de la Compa?¨ªa Espa?ola de Petr¨®leos (Cepsa), acerca de las repercusiones de la gran industria en medio rural, concretado en el caso del complejo industrial de Algeciras-San Roque.La exposici¨®n de este an¨¢lisis ha coincidido con el final de la VI Convenci¨®n nacional de la Industria Qu¨ªmica, como ¨²nica muestra de ponencias no exclusivamente t¨¦cnica o cient¨ªfica. Cepsa ha expuesto, con sinceridad, una serie de datos estad¨ªsticos e indicativos socioecon¨®micos que han permitido mostrar muy claramente que el triunfalismo industrial ha de ser corregido por una larga cadena de impactos de ¨ªndole extraecon¨®mica que act¨²an como deducciones implacables de un desarrollo aparente.
Persiste un d¨¦ficit de 14.000 viviendas, as¨ª como de puestos escolares en todos los niveles de la ense?anza y de servicios sanitarios; las comunicaciones son insuficientes y defectuosas, la agricultura no se ha desarrollado ni se ha producido demanda de industrias transformadoras, el turismo se muestra remiso con la comarca, sigue habiendo paro -en la actualidad evaluado en un 12 %- y ya han hecho acto de presencia algunos factores generadores de infelicidad como en tantas ¨¢reas industriales.
Solamente Cepsa ha invertido unos 26.000 millones de pesetas con la instalaci¨®n de la refiner¨ªa y las plantas petroqu¨ªmicas anexas, que van entrando en servicio; los puestos de trabajo de este n¨²cleo inicial (el m¨¢s importante del Polo), son unos 1.800, aunque los totales, del pol¨ªgono superan los 5.600. Se trata, como consecuencia, de un caso de instalaciones industriales de capital intensivo, con grandes inversiones y pocos puestos de trabajo; la industria secundaria (de peque?a dimensi¨®n) supone la mitad de los puestos de trabajo: unos 2.600.
Los responsables del estudio no han dudado en reconocer que la instalaci¨®n de estas industrias en el Campo de Gibraltar obedeci¨® a razonas casi puramente pol¨ªticas, en contra, incluso, de la voluntad de Cepsa, que hubiera preferido instalarse en zonas de consumo pr¨®ximo; al tiempo que la empresa se ve¨ªa sin protecci¨®n oficial -generosa, a partir de esos a?os- sus producciones se destinaban a mercados extranjeros. El boom industrial del Campo de Gibraltar fue consecuencia del cierre de la frontera con el Pe?¨®n, lo que, sin embargo, no se tradujo en la ocupaci¨®n de los desempleados de la colonia.
Otros aspectos revelados por las encuestas muestran el bajo nivel cultural del hombre industrial que se muestra reacio al asociacionismo, a los planteamientos pol¨ªticos, a los conflictos, etc¨¦tera. El trabajador del Campo de Gibraltar es conservador, inmovilista, ap¨¢tico y muy apegado a la familia. El consumismo lo absorbe: los ¨ªndices de posesi¨®n de autom¨®viles, televisores y otros art¨ªculos t¨ªpicos son, con frecuencia, m¨¢s altos que las medias nacionales. Igualmente sucede con la posesi¨®n de libros, aunque -se hace observar- corresponde al deseo de mostrarlos en estanter¨ªa. Por otra Fiarte, los ¨ªndices de natalidad y de incrementos de poblaci¨®n pasiva muestran la evoluci¨®n cierta hacia una composici¨®n de poblaci¨®n envejecida.
Los directivos de Cepsa aseguran que la receptividad a la industria permanece casi invariable, en esta comarca, aunque estiman pr¨®xima la aparici¨®n de movimientos contestatarios, consecuencia de una cierta despreocupaci¨®n en la elecci¨®n del tipo de instalaciones y de los emplazamientos.
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