Centenario de una figura art¨ªstica y c¨ªvica
El 29 de diciembre de 1876 naci¨® en El Vendrell un pueblo del campo de Tarragona el que ser¨ªa uno de los artistas m¨¢s eminentes de su tiempo. Pau Casals, como todos los m¨²sicos -int¨¦rpretes de su generaci¨®n- los catalanes al menos y Alb¨¦niz y Granados entre ellos altern¨® sus estudios en Barcelona tocando en los caf¨¦s o teatros para abrirse un camino que, sin embargo, no tard¨® en andarlo con pie firme y la ambici¨®n puesta en objetivos m¨¢s sustanciales. Antes de cumplir los dieciocho a?os, por una recomendaci¨®n de Alb¨¦niz, actu¨® como prodigio en la corte de la reina regente Mar¨ªa Cristina, quien le concedi¨® una beca para ampliar su formaci¨®n en Madrid -con Monasterio y Bret¨®n- y m¨¢s adelante en Bruselas y Par¨ªs. Casals siempre hab¨ªa recordado con respeto agradecimiento la ayuda recibida de la reina que le impuls¨® a seguir una carrera que le llevar¨ªa de manera fulgurante a situarse entre los primeros int¨¦rpretes internacionales de aquel momento. Y esto lo consigui¨® cuando el violoncelo, como instrumento solista, no ten¨ªa demasiado predicamento en los c¨ªrculos musicales donde atra¨ªa sobre todo el virtuosismo de los pianistas o los violinistas y cautivaban los cantantes de no implica minimizaci¨®n de la personalidad de Casals decir que su preeminencia se debi¨® en parte a la ausencia (en su tiempo y anteriormente) de grandes concertistas de su especialidad. Precisamente ¨¦l tuvo el m¨¦rito de que esto no fuera motivo para torcer su vocaci¨®n hacia la m¨²sica trascendente con un cierto desaf¨ªo a los gustos generalmente imperantes.Siendo a¨²n un m¨²sico de caf¨¦ descubri¨® un d¨ªa en un almac¨¦n de Barcelona las seis sonatas de J. F. Bach para violoncelo solo. A partir de entonces fue su evangelio. Sobre unas obras consideradas generalmente como ejercicios de mecanismo de gran valor pero no adecuadas m¨¢s que para el estudio, fund¨® su propio estilo interpretativo y lo que ser¨ªa la escuela Casals renovando la t¨¦cnica violoncelista enriqueci¨¦ndola y domin¨¢ndola con una penetrante musicalidad que le permitir¨ªa dar versiones magistrales de toda la m¨²sica con la que se impuso y que constituir¨ªa el horizonte de sus preferencias ancho pero perfectamente limitado en el tri¨¢ngulo Bach-Beethoven-Brahms, alcanzando alguna vez hasta Strauss.
En el ¨¢mbito interpretativo cl¨¢sico-rom¨¢ntico, Casals fue incomparable. Tocaba con rigor, con vehemencia, due?o de una dicci¨®n absolutamente personal, con una extra?a rudeza a veces, arrancando al sonido acentos arrebatados aunque respondieran a un control severo del arco y la din¨¢mica expresiva. Los m¨¢s importantes concertistas busca ron su colaboraci¨®n para la m¨²sica de c¨¢mara, lo mismo que los mejores directores de orquesta en la que actuara como solista, quedando as¨ª incorporado en la lista de los grandes de la m¨²sica europea.
Consagraci¨®n
A partir de 1899, su carrera de ¨¦xitos y su labor de promoci¨®n art¨ªstica fue cada vez m¨¢s completa y expansiva. Contaba veinticuatro a?os cuando obtuvo ya una definitiva -consagraci¨®n al celebrar un concierto privado -ante la reina Victoria de Inglaterra, en su residencia de la isla de Wight, y poco despu¨¦s al presentarse como solista de la orquesta que fund¨® y dirigi¨® Lamoureux, en Par¨ªs. En la capital francesa residir¨ªa hasta los a?os de la primera guerra mundial. En aquel per¨ªodo empezaron sus giras en Estados Unidos (en Nueva York dio la primera audici¨®n del poema Don Quijote, de Richard Strauss, conduciendo la orquesta el propio compositor). Se sucedieron otras tourn¨¦s en Rusia, los repetidos recitales en Londres y por todo el viejo continente (en Holanda lleg¨® a celebrar 32 con ciertos en un mes), el debut en Viena, la formaci¨®n en Par¨ªs del tr¨ªo cuya celebridad ning¨²n otro ha superado, con Jacques Thibaud y Alfred Cortot, su intervenci¨®n para crear la Ecole Normal de Musique y su colaboraci¨®n repetida con los mejores int¨¦rpretes, los m¨¢s famosos en aquellos a?os. La actuaci¨®n m¨¢s significativa de aquella etapa fue probablemente el recital que dieron ¨¦l , Pedrerevski y Creisler en el Metropolitan de Nueva York a beneficio de los hijos de Enrique Granados, muerto en el naufragio del Sussex, torpedeado por los submarinos alemanes en el Canal de la Mancha.Sin abandonar su intensa actividad, viajando por todo el mundo. a partir de 1920 fij¨® su residencia en Barcelona (con estancias veraniegas en El Vendrell) para llevar a la realidad su gran ilusi¨®n de crear una orquesta sinf¨®nica estable para impulsar y revitalizar la vida musical catalana. Consigui¨® su objetivo y la Orquesta Pau Casals renov¨® totalmente el panorama art¨ªstico barcelon¨¦s durante diecisiete a?os hasta 1937. Casals dirig¨ªa su orquesta. al frente de la cual puso tambi¨¦n artistas de la categor¨ªa de Vicent D'Indy, KoussevitzkI, Pizzetti, Richard-Strauss, Strawinski, Schonberg (que con este motivo vivi¨® bastante tiempo en Barcelona), Falla, Turina, recabando la colaboraci¨®n de todos los solistas nacionales de prestigio y de otros tan significativos como Tiztigorsky, Crickboom, Kreisier, Thibaud, Ysaye, Prokofiev, Casella, etc¨¦tera.
Durante la guerra civil a¨²n celebr¨® algunos conciertos en Barcelona (donde desde la fundaci¨®n de la orquesta apenas si actuaba como violoncelista) y en el extranjero, refugi¨¢ndose terminado el desastre como exiliado en la vertiente francesa de los Pirineos, en Prades, habitando una modesta casa que bautiz¨® con el nombre de El cant dels ocells. All¨ª pas¨® los a?os m¨¢s dram¨¢ticos de la conflagraci¨®n mundial y de la ocupaci¨®n alemana.
Defensor de la paz
Despu¨¦s de la guerra, Casals dio alg¨²n concierto extraordinario en Europa, y m¨¢s adelante en Am¨¦rica, en la Casa Blanca de Washington, ante el presidente, Kennedy. Pero su actividad fue progresivamente condicionada por una actitud c¨ªvica que ya hab¨ªa adoptado en a?os antes neg¨¢ndose a actuar en Alemania a partir de 1933, como protesta por las persecuciones nazis. Ahincado defensor de la paz y de la libertad, intransigente con todos aquellos que consider¨® desleales a estos postulados, vivi¨® para manifestar repetidamente, tenazmente, con una firmeza inquebrantable esta actitud de protesta. Consecuencia de la misma fue el Festival de M¨²sica de Prades, creado en 1950, que reuni¨® a?o tras a?o gran n¨²mero de famosos artistas solidarios con su ideolog¨ªa.Despu¨¦s sin abdicar de sus convicciones, Casals, octogenario ya, sensible a lo que le hab¨ªa dicho el doctor Schweitzer, quien afirmaba que era m¨¢s efectivo crear que preceptar, flexibiliz¨® su radical postura cr¨ªtica. Fueron los a?os de sus primeros renovados viajes a Norteam¨¦rica, de la boda con su disc¨ªpula Marta Mont¨¢?ez, del primer festival Casals de 1957 en San Juan de Puerto Rico, que se convocar¨ªa a partir de entonces anualmente, y en 1960 el estreno en Acapulco de El pessebre, la cantata de la paz, que con texto catal¨¢n de Joan Alavedra dar¨ªa la vuelta al mundo, interpret¨¢ndose muchas veces bajo su direcci¨®n. El pessebre fue escuchado en las Naciones Unidas con motivo de celebrarse el XV aniversario de la Declaraci¨®n de los Derechos del Hombre.
En 1971, a sus 95 a?os, a¨²n dirigi¨® en Sake-Success el Himno a las Naciones Unidas, que hab¨ªa compuesto como postrera contribuci¨®n a la causa de la paz que tan ardientemente defendi¨®. Y toc¨®, por ¨²ltima vez con su violoncelo El cant dels ocells como homenaje y recuerdo a su a?orada y entra?able Catalu?a.
Muri¨® en Puerto Rico el 22 de octubre de 1973. Con Pau Casals se extingu¨ªa la existencia de quien hab¨ªa sido (como dijo el ministro franc¨¦s Georges Vidault al condecorarle con la Legi¨®n de Honor) una de las conciencias de nuestra ¨¦poca.
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