"Mis compa?eros ca¨ªan muertos unos sobre otros"

?Mis compa?eros ca¨ªan ante m¨ª, muertos, unos sobre otros, con el cuerpo acribillado a balazos. Fue brutal. No puedo precisar si los terroristas llevaban metralletas o pistolas. A m¨ª me parecieron enormes pistolones, pero creo recordar que los disparos fueron espaciados, no propios de r¨¢fagas de metralletas?, declar¨® a EL PAIS Alejandro Ruiz Huarte, superviviente del atentado perpetrado en la noche del pasado lunes en un despacho de abogados laboralistas de Comisiones Obreras, en la calle de Atocha,55.

Alejandro Ruiz result¨® tan s¨®lo herido de bala en el muslo izquierdo, y con un ligero impacto en el pecho, tambi¨¦n de bala, como consecuencia de un rebote en la pared. Convalece de sus heridas en la cl¨ªnica de la Seguridad Social Primero de Octubre, donde preso a¨²n de un fuerte shock emocional, explic¨® a un redactor de EL PAIS el desarrollo de los hechos.Seg¨²n la declaraci¨®n de Alejandro Ruiz Huarte -abogado laboralista perteneciente a uno de los bufetes de CCOO, con despacho en Vallecas-, poco antes de las diez de la noche, una vez concluidas las habituales consultas de trabajadores, y como es costumbre todos los lunes, se reunieron en el citado bufete unos ocho letrados, para tratar asuntos propios de su trabajo.

Algunos de los convocados a la reuni¨®n no pudieron asistir a la misma, por lo que en el momento de producirse los hechos, pasadas las 10.30 de la noche, tan s¨®lo se encontraban en la reuni¨®n ocho abogados, algunos de los cuales permanec¨ªan en dependencias distintas a la de la reuni¨®n, ultimando asuntos pendientes.

Pasadas las 10.30 de la noche, irrumpieron en el hall del despacho dos individuos j¨®venes, ?tendr¨ªan entre veinticinco y treinta a?os, sin ninguna caracter¨ªstica personal que pudiera identificarlos?, que, portando sendas metralletas (Alejandro Ruiz insiste en que se trataba de ?enormes pistolones?) conminaron al recepcionista, Angel Rodr¨ªguez Leal, despedido de Telef¨®nica y desde hace poco tiempo empleado en el despacho, junto con los abogados que se encontraban en otras dependencias, a concentrarse en una de las salas, donde se encontraba gran parte de los abogados convocados a la reuni¨®n.

Mientras uno de los dos terroristas, con su arma, amenazaba a los presentes, ya concentrados, en semic¨ªrculo, en la sala de reuni¨®n, el otro -seg¨²n la declaraci¨®n, de Alejandro Ruiz- procedi¨® a arrancar los cables telef¨®nicos del despacho, En este intervalo, el individuo que vigilaba a los presentes en el bufete, al tiempo que les conminaba a permanecer con los brazos en alto, les pregunt¨®:

??Sab¨¦is d¨®nde est¨¢ Navarro?? (Navarro es uno de los l¨ªderes de CCOO que ha llevado m¨¢s directamente la reciente huelga del transporte privado), a lo que los amenazados contestaron no conocerle.

Una vez conseguida la incomunicaci¨®n telef¨®nica, los dos individuos, sin mediar m¨¢s palabras, comenzaron a disparar sobre las nueve personas que, ante ellos, brazos en alto, permanec¨ªan indefensos. Heridos mortalmente, tres de los abogados cayeron ante Alejandro Ruiz. ?Fue algo brutal. Los disparos sonaban seguidos, destrozando las cabezas y pechos de mis compa?eros que, ya sin vida, ca¨ªan, amontonados, a mis pies. ?

?De pronto, cesarori los tiros y los terroristas desaparecieron. Yo, herido en una pierna, trat¨¦ de llegar hasta la puerta y, en el recorrido, pude ver un tel¨¦fono que no hab¨ªa sido incomunicado. Intent¨¦ llamar a trav¨¦s de ¨¦l para pedir ayuda y, en ese momento, son¨® el timbre de la puerta. Aterrado, me acerqu¨¦ a ella y pregunt¨¦ qui¨¦n era. Contest¨® un compa?ero, Luis Men¨¦ndez, que, tras ver el terrible espect¨¢culo, sali¨® corriendo a por ayuda. Yo quede en la puerta, inm¨®vil, sin saber qu¨¦ hacer (Alejandro Ruiz habla entrecortado, arrastrando las palabras, a¨²n aterrado por las tr¨¢gicas escenas que vivi¨®). ?No, prefiero que no me saqu¨¦is fotograf¨ªas. No s¨¦ si ser¨¢ conveniente. No s¨¦. No s¨¦ nada.?

Alejandro Ruiz no recuerda lo que ocurri¨® hasta que lleg¨® la polic¨ªa. Al llamar a la puerta la polic¨ªa ?sobresaltado a¨²n, pregunt¨¦ qui¨¦n era?- me tranquilic¨¦. Fue trasladado en una ambulancia hasta la cl¨ªnica. ?Ya no recuerdo m¨¢s, s¨®lo s¨¦ que, junto con la polic¨ªa, algunos voluntarios que se agolpaban ante el portal ayudaron a evacuar a mis compa?eros. Ha sido terrible, brutal. No s¨¦ nada. ?

Ante la puerta de la habitaci¨®n que ocupa en la cl¨ªnica Primero de Octubre Alejandro Ruiz, dos inspectores de la Brigada Social montan guardia, identificando a cuantos llegan hasta ella para interesarse por el estado del herido, calificado como de menos grave por los m¨¦dicos

Desde su ingreso en la cl¨ªnica, hasta mediod¨ªa de ayer, Alejandro Ruiz ha sido interrogado por tres veces por la polic¨ªa; los interrogatorios se centraron en las tres ocasiones sobre el motivo de la reuni¨®n a que asist¨ªan las v¨ªctimas. El se?or Ruiz explic¨® en las tres ocasiones que el motivo era, simplemente, por el trabajo que realizamos, agregando -por si serv¨ªa de pista, dijo- que frente a nuestro despacho vive el se?or S¨¢nchez Covisa, a lo que los funcionarios de polic¨ªa respondieron que este se?or ya est¨¢ detenido.