Homenajes a Visconti y Hitchcock
Todo festival de cine que se precie aspira a ofrecer algo m¨¢s que pel¨ªculas, un programa m¨¢s o menos completo de actos culturales que redondeen la manifestaci¨®n y le presten un aire intelectual y sofisticado.
Belgrado no es diferente de cualquier otro, y la serie de encuentros conferencias y homenajes es amplia y atractivo.En este ¨²ltimo cap¨ªtulo destacan el ofrecido a Luchino Visconti, el gran director italiano desaparecido ?por su contribuci¨®n al conocimiento de la humanidad y su trabajo art¨ªstico de una calidad progresista inestimable?. Como se ve, la prosa oficial es muy parecida en todos los pa¨ªses, incluso cuando el sentimiento que la inspira es sincero y plausible.
Tambi¨¦n Alfred Hitcheock -del que se ha proyectado su ¨²ltima obra hasta ahora, Family plot- ha recibido una placa de la ciudad, otorgada por el Consejo de Belgrado, que ha recogido el director americano Jerry Schatzberg, en ausencia del homenajeado.
Estas ceremonias no son necesarias para que el cine prospere y se desarrolle, pero es evidente que el inter¨¦s general hacia esta curiosa y espec¨ªfica forma de cultura va increment¨¢ndose y, por debajo del aspecto protocolario y ceremonioso de estos rituales oficiales, podemos encontrar un eco del impacto creciente que las pel¨ªculas ejercen en la sociedad. Pasar de la barraca de feria que presidi¨® las primeras proyecciones, a este estadio, puede significar una involuci¨®n, pero tambi¨¦n un signo indiscutible de que el cine se ha convertido en tina forma de expresi¨®n aceptada incluso por los ayuntamientos.
El Festival de Belgrado no descuida tampoco el mimo hacia las estrellas, aunque no mantenga -afortunadamente- los grandes desfiles fr¨ªvolos a la entrada de las salas. Los nombre consagrados no faltan, desde los pertenecientes al m¨¢s claro cine capitalista, Erland Josepsson e Ingrid Tulin, dos de los rri¨¢s acreditados int¨¦rpretes de Ingmar Berman; Gian Carlo Gianninini, el protagonista de El inocente, que ha recibido el homenaje otorgado al inolvidable maestro; Stockard Channin,-, la actriz de La chica americana..., hasta los divos y divas de las cinematograf¨ªas socialistas: Margit Torosyck, Svetlana Toma, muy poco conocidos en nuestro pa¨ªs.
Tambi¨¦n los directores y productores acogen personal inente la reacci¨®n de los espectadores, como Ricardo Franco. el autor de La familia de Pascual Duarte, y Miguel de Echarri, el productor de La petici¨®n.
En el cap¨ªtulo de proyecciones, destacar¨ªa El desierto de los t¨¢rtaros, que marca el regreso de Valerio Zurlini -al que se recuerda sobre todo, por La chica de la maleta y Cr¨®nica familiar- a la vida profesional, despu¨¦s de una carrera intermitente, en la que hay largos silencios y alejamientos. Tambi¨¦n son interesantes, El se?or Klein, de Joseph Losey, y La familia de Pascual Duarte.
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