Cruz D¨ªez
De derecha a izquierda, el Coraz¨®n de Jes¨¢s, y de izquierda a derecha, el de Mar¨ªa. En verdad que al entramado de las varillas multicolores con que Cruz D¨ªez conforma sus cin¨¦ticas estampas s¨®lo le ha faltado la inserci¨®n, fragmentada e intermitente, de los Sagrados Corazones, para que el contemplador reproduzca el trasnochado juego de congregar traumat¨²rgicamente dos im¨¢genes en un plano ¨²nico y vaya altern¨¢ndolas por la sola, gracia de pasearse ante el cuadro.No ser¨ªa, a fin de cuentas, nada nuevo; que a finales de los a?os sesenta, Yaacov Gipstein, rebautizado y autodivulgado con el sobrenombre de Agam (harto, sin duda, de tanto seudoexperimentalismo cin¨¦tico), tuvo a bien reanimar el viejo y c¨¢ndido juego de las dos im¨¢genes altern¨¢ntes. Y as¨ª, sin m¨¢s, present¨® en una exposici¨®n paris¨ªense, titulada Nuevo Realismo, uno de esos cuadros de un ayer no lejano, milagrosamente capace de transfigurar el Coraz¨®n de Jes¨²s en el de Mar¨ªa, con s¨®lo recorrerlo de un extremo a otro.
Cruz D¨ªez
Galer¨ªa A eleClaudio Coello, 28 (entrada Puigcerd¨¢)
Y no vea en ello el lector gracia o desmesura; que si Cruz D¨ªez alar dea de haber llevado al mundo de la arquitectura el enrejado ciri¨¦tico, Agam le tom¨® la delantera en unos cuantos a?os, y con harto mayor resonancia. La exposici¨®n de Cruz D¨ªez (y mucho m¨¢s su empresa escenogr¨¢fico-urban¨ªstica) viene a mostrarnos que estos asuntos del cinetismo y del op cuadran mejor que a la expresi¨®n del arte, al tinglado de la decoraci¨®n y de la publicidad.
El op art fue moda, se divulg¨® e el ¨¢mbito de la moda y a trav¨¦s de sus medios m¨¢s caracterizados de difusi¨®n. ?No es acaso s¨ªntoma elocuente que el primer Manifiesto Op.viera simult¨¢neamente la luz, el a?o 1964, en una revista de actualidad informativa (Time) y en otra espec¨ªficamente de modas (Vogue)? C¨ªrculos y cuadrados, dameros, ondulaciones, espirales, transim¨¢genes... se adue?aron de los grandes almacenes y boutiques hasta encarnar el arquetipo de aquel slogan que se imprimi¨® en las p¨¢ginas piublicitarlas de Harper's Bazar: ?Todo estriba en la forma ..en que usted lo mire.?
Todo estriba, efectivamente, en la forma en que usted mire el cuadro. Tome usted conciencia, ante cualquiera de los de Cruz Diez, del acto trascedental de su participaci¨®n por el solo y sencill¨ªsimo hecho de moverse ante la faz del enrejado, del damero, ante el tornasol del muar¨¦ o de incontables cuadr¨ªculas invertidas..., mu¨¦vase ante la faz de estas cambiantes geometr¨ªas y ver¨¢, sin el concurso de otras rnotivaciones o ense?anzas, c¨®mo usted mismo modifica, paso a paso, la entidad de la obra y participa vivamente de toda su g¨¦nesis, sustancia y dinamismo.
?Pueril quimera! ?Qu¨¦ han hecho realmente los cin¨¦ticos y los practicantes del pop sino dar como propios supuestos te¨®ricos los resultados emp¨ªricos de toda una investigaci¨®n antecedente y magistral? Mondrian, por ejemplo, ilumin¨® un nuevo horizonte espacial del que, por ejemplo, Vasarely dedujo unas leyes mecanicistas que los cin¨¦ticos convierten en juego de aparente complejidad y resultado obvio e infalible..., consum¨¢ndose (con transustanciones milagrosas o sin ellas) el dogma de la degeneraci¨®n nada mal ejemplificado en la exposici¨®n de Cruz D¨ªez).
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