Seis ver¨®nicas y dos medias de antolog¨ªa
En el sexto toro vino el delirio, Paula recibi¨® al toro al hilo de las tablas en terrenos del uno y ejecut¨® unas ver¨®nicas de antolog¨ªa, lentas, con una admirable cadencia, erguida la planta, ganando un paso en cada lance y as¨ª, hasta seis, ver¨®nicas; luego remat¨® con dos medias de cartel y una serpentina que fue un poema, y aquello fue el delirio;-al ruedo tiraron sombreros, chaquetas, almohadillas, lo que ten¨ªan a manoy el que no ten¨ªa nada, se llevaba las, manos a la cabeza. Paula, borracho de arte, vino a la barrera a refrescarse con agua de botijo, se llev¨® el toro al caballo con un ga
lleo por chicuelinas, el capote a rastras y remat¨® con una revolera a c¨¢mara lenta; las palmas echaban humo, se present¨ªa la gran faena, pero el toro se vino abajo,
Plaza de Carabanchel
Toros de Manolo Gonz¨¢lez, de poca presencia, nobles y sospechosamente romos. Rafael de Paula, ¨²nico espada. Ovaci¨®n y saludos. Silencio. Silencio. Ovaci¨®n y saludos. Oreja. Vuelta.
hubo derechazos y naturales bien iniciados, pero sin remate-en su
faena m¨¢s ligada, pero desisti¨® pronto, hizo bien, y mat¨® con brevedad. Fue el final de dos horas y media de arte, de toreo a r¨¢fagas, mezcladas con dudas y vacilaciones, propias de un torero carente de t¨¦cnica para limar asperezas, o de valor para plan, tear pelea, pero mat¨® seis toros con todo decoro.Al primero de la tarde, entre muchas dudas, le dio dos serie! de derechazos de clamor. En el segundo hubo dos ver¨®nicas y media, sensacionales, y otra media de frente torer¨ªsima. El toro lleg¨® incierto por el derecho y Paula no se confi¨®. El tercero.fue recogido a una mano por el pe¨®n Curro de la Riva, de modo magistral. Luego Paula Sigui¨® con las dudas, sin cruzarse y rematando los muletazos por arriba, por lo que sal¨ªan tropezados. Al cuarto, que estaba cojo y m uy j usto de fuerzas, le d lo derechazos buenos sin ligar, por retirarle la muleta de la eara, pero cuando se acopl¨® hubo una serieportentosa por el temple y el empaque, con la izquierda no se confi¨®. Y en el quinto, los miles de gitanos que llenaban la plaza, comenzaron a tocar las pa-Imas por rumbas, y Paula se anim¨® y se inspir¨®, comenz¨® la faena con unos ayudados a dos manos y un recorte, sigui¨® con naturales, faltos de remate, un trincherazo, de nuevo derechazos, un molinete con giro despacioso en la cara del toro y un natural sob erbio, una faena de pinceladas, de detalles. Y gracias a las palmas gitanas, vimos las ver¨®nicas del sexto, algo memorable y que por si solas val¨ªa la pena estar all¨ª.
Babelia
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