Moss Evans, el nuevo l¨ªder sindical brit¨¢nico, opuesto al "contrato social"

El nuevo l¨ªder del Sindicato General de Trabajadores del Reino Unido recoge de su predecesor, Jack Jones, la herencia de ocupar el puesto ?m¨¢s importante de este pa¨ªs despu¨¦s del de primer ministro?. Moss Evans, que asumir¨¢ el cargo en marzo del a?o pr¨®ximo, cuando se retire Jones, recibe en efecto la responsabilidad de controlar la fuerza sindical m¨¢s poderosa de las que existen en Gran Breta?a: el sindicato, para cuya jefatura ha sido elegido por una mayor¨ªa abrumadora, est¨¢ muy pr¨®ximo ahora a los dos millones de miembros, cerca de un 20 % del total de los que componen el Congreso de las ?Trade Unions?.Moss Evans, de 51 a?os, es un gal¨¦s que se califica a s¨ª mismo de ?socialista rojo?, aunque se declar¨® indiferente ante la existencia de la propiedad privada en ciertas ¨¢reas que no interfer¨ªan con las necesidades p¨²blicas. Al rev¨¦s que Jack Jones, no se considera ?simplemente sindicalista?, sino que prefiere ser titulado ?sindicalista pol¨ªtico?, y en ese sentido el Gobierno laborista no debe temer un cambio de lealtades porque el sindicalismo pol¨ªtico en Gran Breta?a est¨¢ especialmente ligado al partido que est¨¢ en el poder.

Otro rasgo que diferencia a Evans de su antecesor es que este gal¨¦s no luch¨® en la guerra civil espa?ola, y que sus recuerdos b¨¦licos se concentran en las experiencias que vivi¨® con su padre mientras los nazis bombardeaban las ciudades en las que habit¨®, sin empleo y sin escuela. A pesar de que es un sindicalista de la l¨ªnea moderada, las primeras palabras de Evans han sido preocupantes para la Administraci¨®n. En el momento en que se discute la renovaci¨®n del ?contrato social ?, el l¨ªder designado del sindicato m¨¢s poderoso del pa¨ªs ha dicho que sus miembros no quieren o¨ªr hablar de m¨¢s restricciones salariales. Para ¨¦l, el Gobierno actual no ha hecho lo suficiente como para ganarse el apoyo incondicional de las ?Trade Unions? en esas discusiones. Los laboristas, por ejemplo, se han olvidado de su programa de desarrollo de la democracia industrial, una de las condiciones que ten¨ªan que haber cumplido para garantizar una tercera fase del acuerdo que manten¨ªan con los sindicatos.

Evans no participar¨¢ en las negociaciones actuales, puesto que a Jones le queda todav¨ªa un a?o de ?reinado?.

Jack Jones es el principal responsable del compromiso Trade Unions-Gobierno, pero, a¨²n as¨ª, su postura es mucho m¨¢s inflexible que la que sol¨ªa mantener. Jones tambi¨¦n quiere el retorno a la negociaci¨®n colectiva de los salarios y no parece ver la necesidad de que se contin¨²e tan vital compromiso.

Sin embargo, tanto Evans como Jones proclaman entre sus convicciones las de sostener a los laboristas en el poder. Sus declaraciones p¨²blicas de reproche a la pol¨ªtica de Callaghan contrasta con su compromiso tradicional que se va a poner en evidencia cuando llegue la hora de ratificar el contrato social.

El Gobierno nunca tuvo nada que temer de Jack Jones y no parece que Evans le vaya a plantear problemas graves para su supervivencia en el poder.