Nadia Comaneci lleg¨® a Madrid
Los ¨ªdolos son muchas veces meros objetos. Los traen, los llevan, los exhiben y a cambio les dan popularidad. Cuando estos ¨ªdolos sonni?os se asustan y fuera de su refugio infantil se esconden en la seriedad. Nadia Comaneci, la m¨¢s grande gimnasta, de todos lostiempos, no iba a ser la excepci¨®n. Ayer lleg¨® a Madrid como una ni?a a la que han quitado algo de si, la espontaneidad.
Quiz¨¢ lo ¨²nico que Nadia haga por s¨ª misma es elegir su propio vestuario. Vino con zapatos marrones, Vaqueros, jersey blanco de cuello de cisne debajo de otro azul de cuello cerrado y una cazadora blanca y negra; al hombro, una bolsa azul. Su corte de pelo es a¨²n el mismo que nos mostr¨® en Montreal. Dos horquillas y una simple goma sujetaban su cola de caballo. Esta ni?a baja, delgada y m¨¢s bien feucha que polariz¨® la atenci¨®n en el aeropuerto de Barajas era, ni m¨¢s ni menos, que la reina de los Juegos Ol¨ªmpicos, la gimnasta que consigui¨® tres medallas de oro y tres ins¨®litos dieces.Nada m¨¢s poner pie en tierra, los acompa?antes de Nadia alegaron que ven¨ªa mareada del viaje. No har¨ªa por tanto declaraciones hasta que llegara al hotel, un hotel de tres estrellas donde, finalmente, respondi¨® a las preguntas de los informadores durante cinco Minutos escasos.
La verdad es que Comaneci no lleg¨® con muy buena cara a Espa?a. Nada la hacia sonreir o hablar. Su asustado semblante, no pod¨ªa obedecer al aluvi¨®n de gente que se le echaba encima. ?La fama no me desagrada; vengo cansada del viaje?. Tras recibir dos ramos de flores, que en seguida dej¨® en manos de sus acompa?antes, tuvo que cumplir con las exigencias del control de pasaportes y rellenar de su pu?o y letra el impreso de, entrada. en Espa?a a pesar de las insistencias de F¨¦lix Fern¨¢ndez, presidente de la Federaci¨®n, por hacer sencillo el, paso de la rumana, por las instalaciones aduaneras.
Nadia Comaneci viajar¨¢ el viernes a Barcelona para actuar al d¨ªa siguiente junto con sus compa?eras de equipo, y el 5 de mayo en Madrid. Esta. confrontaci¨®n amistosa con las gimnastas espa?olas ser¨¢ un entrenamiento para los pr¨®ximos campeonatos europeos. Con ella lleg¨® otra gran figura, Teodora Ungureanu, su mejor amiga. Cuando declar¨® su amistad por ¨¦sta, fue el ¨²nico momento en el que los labios de Nadia esgrimieron una sonrisa. Ni siquiera cuando confirm¨® que Alain Delon, sigue siendo su actor preferido, se rostro se alter¨®.
Aunque la gimnasia haya transformado el car¨¢cter de esta ni?a, para ella no supone m¨¢s que una diversi¨®n. Ni siquiera conoce los nombres de las espa?olas con las que se va a enfrentar estos d¨ªas. ?La gimnasia me entretiene, pero no me dedico exclusivamente a ella. Tambi¨¦n esqu¨ªo, nado, voy al cine y a la escuela. Todo lo que hago, me gusta.?.
Su primer recorrido por Espa?a fue Mar¨ªa de Molina, la Castellana, los Bulevares, Princesa y P laza de Espa?a. Desde la ventanilla del autob¨²s su mirada se torn¨® curiosa, ?Me gusta mucho Madrid, No cre¨ªa que fuese una ciudad tan grande y maravillosa?. Desde el hotel se dirigi¨® por la tarde al gimnasio de la Federaci¨®n para entrenarse. A partir de las nueve de la noche se encerr¨® para descansar. F¨¦lix Fern¨¢ndez argument¨® que los entrenamientos de gimnasia son dur¨ªsimos: ??Qu¨¦ os. ` son como los de f¨²tbol? Aqu¨ª me, gustar¨ªa ver a Pirri o Santillana. ?
A decir de algunos, la Nadia del futuro no podr¨¢ volver a ser la. de Montreal aunque ella tenga que decir, porque su entrenador se lo sopl¨®, que est¨¢ en su mejor momento de forma. Nadia ya ha conquistado los m¨¢ximos laureles. Para Mosc¨² queda mucho todav¨ªa y de momento el presidente Ceaucescu ya la impuso la medalla al traba o de los pa¨ªses socialistas. ?Es el homenaje m¨¢s grato que recuerdo como consecuencia de mi actuaci¨®n en Montreal.?
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