Las ¨²ltimas maniobras del franquismo
El franquismo no es s¨®lo una inmensa constelaci¨®n de nombres de diverso fulgor, calidad y bagaje; ni es tampoco, ¨²nicamente, una gigantesca coalici¨®n de intereses que se extienden en cerrada red hasta los ¨²ltimos rincones de nuestra geograf¨ªa econ¨®mica; ni exclusivamente una densa y tupida malla de servicios que cubren el territorio nacional. Es, sobre todo y ante todo, una filosof¨ªa del poder y del Estado que tiene inequ¨ªvocamente un modelo de mando y un sistema de ejercerlo.Durante cuarenta a?os esa forma de gobierno ha presidido nuestra comunidad, impulsada por su m¨¢ximo protagonista y con implacable l¨®gica derivada de esa misma filosof¨ªa del Poder. ?De qu¨¦ se compon¨ªa este credo? De un mosaico de convicciones: de retazos fascistas y totalitarios; de principios autoritarios; de versiones, m¨¢s o menos actualizadas, del legitimismo franc¨¦s. Hab¨ªa, asimismo, algo de anticomunismo profesional, no siempre bien agradecido; enemiga al juda¨ªsmo sacada de las p¨¢ginas del ?Mein Kampf?; horror al liberalismo como- pecado, nost¨¢lgica evocaci¨®n de Sarda y Salvany y del Padre Astete y p¨¢rrafos cuidadosamente escogidos del pensamiento de Jos¨¦ Antonio y del programa falangista debidamente as¨¦ptico y neutralizado. Con todo ello, y con la profunda intuici¨®n pragm¨¢tica y calculadora del anterior jefe del Estado, funcion¨® el franquismo. En estos momentos, cuando la transici¨®n pol¨ªtica est¨¢ entrando en el final de su primer cap¨ªtulo del paso a la democracia, las fuerzas del franquismo, instaladas todav¨ªa s¨®lidamente en los aleda?os, en los intersticios, en los rodajes; en los gabinetes m¨¢s secretos y en n¨²cleos estrat¨¦gicos de mando efectivo, preparan sus maniobras finales para intentar, en una suprema batalla, continuar en el ejercicio y disfrute del Poder.
Miembro del Partido Popular Catal¨¢n
S BachSuite inglesa n.? 1 en la mayor. Suite Francesa n.? 5, en sol mayor. Seis peque?os preludios BWV 933-938 Suite Inglesa n.? 5, en mi menor. Antonio Baciero, piano. Sala F¨¦nix de Madrid.
Temores
?Qu¨¦ temen, por encima de cualquier otro aspecto, las poderosas formaciones del r¨¦gimen pasado? Que el franquismo desaparezca. Dicho as¨ª, suena a perogrullada, pero no lo es si se analiza a fondo el fen¨®meno. El franquismo se nutre de la supuesta posesi¨®n de la verdad pol¨ªtica que convierte, autom¨¢ticamente, en enemigos que hay que abatir o exterminar a cuantos disienten de sus planteamientos doctrinales. Todo discrepante es un mal patriota, y si la interpretaci¨®n ata?e a un dogma intocable, merece tambi¨¦n el calificativo de traidor. As¨ª se va moviendo el franquismo hacia la visi¨®n maniquea de las dos Espa?as, la de los buenos y la de los malos. De ah¨ª a justificar los medios para lograr el fin no hay sino un paso. Esos medios se pueden llamar como se han llamado durante cuarenta a?os- represi¨®n, violencia, amordazamiento de la opini¨®n, ausencia de libertad cr¨ªtica informativa y prohibici¨®n de las libertades de la persona. El secuestro de la soberan¨ªa y la inexistencia de la representatividad se justificaban por el inter¨¦s superior de la comunidad, cuyos ¨²ltimos fines, extra?amente, s¨®lo los conoc¨ªan bien los franquistas, y estaban, por consiguiente, autorizados a gobernar el pa¨ªs a su antojo, inspirados quiz¨¢s por el Esp¨ªritu Santo. Aunque es bien notorio que nunca se vio descender palomas m¨ªsticas, ni lenguas de fuego azules sobre la frente de los ministros franquistas durante el largo desempe?o de sus cargos rectores.
Pero lo de ahora, piensan los franquistas, es m¨¢s grave, porque, entrando en juego la soberan¨ªa popular, se va a manifestar la opini¨®n de las diversas minor¨ªas sobre el rumbo y la tendencia que va a tener la pol¨ªtica del Pa¨ªs en los pr¨®ximos cinco a?os. ?Y si resulta que el pueblo espa?ol, a pesar de la prisa, del repentino planteamiento electoral y de la ausencia de las libertades democr¨¢ticas hasta el momento presente, decide votar libremente, sin hacer caso de la manipulaci¨®n televisiva? ?Y si hay millones de espa?oles votantes que en las grandes ciudades decisivas votan contra el franquismo -abierto o encubierto- y sus elegidos llegan a las Cortes, dispuestos a no dejarse arrebatar el triunfo y a convertir en realidad lo de que la soberan¨ªa del pueblo reside en el Parlamento constituyente?
Ser¨ªa un riesgo muy grande para la perduraci¨®n del franquismo. Porque el planteamiento real de la alternativa pr¨®xima es sencillamente el franquismo o la democracia, y no la est¨²pida cantinela acu?ada y repetida desde 1939 de que no hab¨ªa otra opci¨®n posible que la del franquismo o el comunismo. Es decir, la de uno u otro Estado totalitario.
Pactos en la sombra
La ¨²ltima maniobra del franquismo consiste en, tocar a rebato y, al mismo tiempo, pactar en la sombra entre los que son al cabo miembros de la misma cofrad¨ªa. ?Cu¨¢l puede ser la l¨ªnea maestra de unos acuerdos de esa ¨ªndole? Salvar lo esencial y superar lo epis¨®dico. Aqui se puede ?reformar? lo que sea preciso, pero no ?cambiar?, sustancialmente, lo que se desea preservar. En los altos niveles de las Cortes franquistas y del Consejo del Reino se programan hoy d¨ªa f¨®rmulas que parezcan, pero que no sean, y que hagan, en definitiva, durar unos a?os m¨¢s la filosof¨ªa franquista del Poder. Con ello, las Cortes seguir¨ªan siendo mitad org¨¢nicas de esp¨ªritu, mitad inorg¨¢nicas. Las estructuras institucionales, mitad democr¨¢ticas, mitad autoritarias. El sufragio popular, mitad aut¨¦ntico, mitad manipulado. Los estatutos de Catalu?a y Euzkadi, mitad autodeterminaci¨®n, mitad otorgamiento. La econom¨ªa, mitad saneada y mitad corrompida.Y el mundo sindical, mitad vertical, mitad horizontal.
La Monarqu¨ªa ser¨ªa mitad franquista y mitad constitucional. Y, ante el mundo internacional, tendr¨ªamos media imagen europea occidental y la otra media, latinoamericana.
Lo arriesgado de esta maniobra final del franquismo (h) y del franquismo (r) es que se trata de llevarla a cabo sobre una sociedad en marcha y cuyo ¨ªmpetu hacia la democracia es imparable, con grados de aceleraci¨®n en el proceso que se cuentan por d¨ªas.
Y a un pueblo en marcha hacia un objetivo se le puede encauzar y se le puede orientar. Lo que nunca se le ha de pedir es que las aguas del caudal remonten hacia atr¨¢s, en direcci¨®n a su origen.
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