Literatura en el exilio
El primero de los cap¨ªtulos de este nuevo volumen, debido a Aurora de Albornoz, se titula modestamente Poes¨ªa de la Espa?a peregrina: cr¨®nica incompleta. A pesar de la abundante informaci¨®n, en la que creemos podr¨¢n se?alarse pocas ausencias importantes, se aumenta el inter¨¦s de este cap¨ªtulo por no limitarse a ser una n¨®mina m¨¢s o menos valorativa, sino que trata de dar coherencia y explicaci¨®n a las manifestaciones po¨¦ticas surgidas con tanta fuerza y frondosidad en la emigraci¨®n. Le ha preocupado la poes¨ªa como tal, por encima -o al lado- de la peripecia vital de los que la hacen.?Observernos -nos dice- en cada poeta un primer momento m¨¢s o menos largo, de vacilaciones o de ?desesperanza? y un segundo tiempo de ?nostalgia o de serenidad?. El tema Espa?a predomina, como preocupaci¨®n colectiva, junto a una gama m¨¢s amplia de preocupaciones vertidas al verso.
Aurora de Albornoz, S
SanzVillanueva, R. Domenech, G. Gull¨®n. El exilio espa?ol de 1939. Tomo IV. Taurus Ediciones, Madrid. 1977.
El mismo visor sirve para centrar lo que se refiere a la narrativa, como lo ha hecho Santos Sanz Villanueva, aunque predomine -excepto el caso de Sender-, el escritor en momentos iniciales de su obra frente al ya totalmente maduro. Su ordenaci¨®n atiende a la obra escrita con anterioridad a la guerra, su cese posterior de actividad y a su relaci¨®n con las tendencias deshumanizadas o sociales de preguerra.
Quiero citar aqu¨ª un libro que por sus caracter¨ªsticas corre el riesgo de quedar olvidado entre los olvidados: Muerte despu¨¦s de Reyes. Relatos de cautividad en Espa?a, firmado por Manuel Amblard, con el que el tard¨ªo exiliado Manuel de la Escalera nos deja una constancia de la vida carcelaria en la Espa?a de postguerra.
Teatro
El teatro en el exilio es examinado por Ricardo Domenech, que se extiende en una clara visi¨®n del estado del teatro espa?ol, al ser cortada la vida normal por el levantamiento militar, y de lo realizado durante la guerra en este terreno.Margarita Xirgu, s¨ªmbolo de la Espa?a peregrina, ocupa un lugar tan destacado como un Casona, por ejemplo. Figura de primera magnitud como actriz, realiz¨® importantes tareas de direcci¨®n esc¨¦nica, creaci¨®n de compa?¨ªas y aun fundaci¨®n de escuelas de teatro.
Rafael Alberti, Casona, Max Aub, Jos¨¦ Ricardo Morales, cuadran una n¨®mina.
Por los caracteres especiales de esta forma de exposici¨®n, la actividad dram¨¢tica en el exilio no es tan abundante. En cambio, se hace m¨¢s honda la lamentaci¨®n acerca de lo que la guerra y el exilio truncaron.
Ensayo
Finalmente, el ensayo y la cr¨ªtica son expuestos por Germ¨¢n Gull¨®n. Campo de imprecisas fronteras, el ensayo (llega desde las lindes de la filosof¨ªa a la cr¨®nica period¨ªstica y por ah¨ª se aproxima al poema en prosa) est¨¢ observado aqu¨ª desde su intenci¨®n de cr¨ªtica literaria. Labor no menos capital la de un exilio en que se pueden dar algunos nombres al azar, como los de Am¨¦rico Castro, Montesinos, Pedro Salinas. La relaci¨®n de gran parte de esta cr¨ªtica con la vida universitaria ofreci¨® el doble resultado de los vac¨ªos producidos en los centros pedag¨®gicos espa?oles y el florecimiento de instituciones en el exilio.Posiblemente, en este aspecto pueden haber quedado fuera nombres como el de Pedro Grases, que ha impulsado extraordinariamente los estudios de temas cr¨ªticos en Venezuela.
Dentro de la amplia gama de lo que puede considerarse ensayo, quedan fuera muchos nombres que exigir¨ªan un apartado para ellos solos: los cultivadores de tareas period¨ªsticas. No olvidemos que el peri¨®dico fue uno de los lugares que abri¨® m¨¢s facilmente los brazos a las actividades de la emigraci¨®n.
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