Desnudos, humor y pol¨ªtica

Antonio D. Olano ha saboreado el ¨¦xito del caf¨¦-teatro. Y quiso llevar el mismo estilo a las tablas grandes. Para ello cont¨® con la colaboraci¨®n de Juan Pardo, cuya calidad musical no vamos a discutir ahora. Y as¨ª, entre libreto y m¨²sica, pusieron en pie, en el Mu?oz Seca, un divertimento en donde se oye m¨²sica, en donde se ven -por absoluta exigencia del gui¨®n- tantos desnudos como int¨¦rpretes, y donde, de paso, uno se r¨ªe a ratos, muy a gusto.Para que nadie pueda verse sorprendido, nada m¨¢s levantarse el tel¨®n, el elenco completo luce sus desnudeces integrales. Despu¨¦s, poco a poco se van vistiendo. No se trata de que el desnudo sea un algo al que se llega despu¨¦s de un proceso, no. Es un desnudo en principio y por principio, para decir: ?hala, ya est¨¢! Y bien, ya est¨¢. Despu¨¦s un lsidro cualquiera, con los consejos de un Quevedo, va recorriendo algunos lugares t¨ªpicos del Madrid de hoy: desde la boutique que tiene un aire de rebotica de modernidad (por lo que tiene de cr¨ªtica y tertulia), hasta el aut¨¦ntico local de localizaci¨®n de secretarias fin de semana, o el peque?o c¨ªrculo gay. Todo ello es simple. Pero Olano ha sabido salpicar con gran ingenio cada frase de una intenci¨®n, de una alusi¨®n, de una cr¨ªtica. Cientos de personajes f¨¢cilmente reconocibles pasan por la escena, en esa gran virtud de Olano de la insinuaci¨®n, la iron¨ªa, la alusi¨®n velada.

El p¨²blico se r¨ªe.

En Madrid, pecado mortal se conjugan los elementos que pueden llevar al ¨¦xito: hay desnudos -muchos-, hay m¨²sica, hay cr¨ªticas, hay humor, hay pol¨ªtica. No hablamos de calidades dram¨¢ticas. En esto ocurre como con la m¨²sica: nadie habla de calidades en la canci¨®n del verano. Este puede ser el ¨¦xito del verano.