El Amor de una deportista: Jacinta la Pelirroja
Jacinta la Pelirroja, poema en poemas y dibujos de J. Moreno Villa.Beltenebros. Ediciones Turner, Madrid, 1977.
Con una informativa y cuidada nota prologal de Jos¨¦ Luis Cano, las ediciones Turner acaban de reeditar, en reproducci¨®n an¨¢stasica, el m¨¢s conocido texto po¨¦tico de Moreno Villa: Jacinta la Pelirroja, que vio la luz por vez primera, como segundo suplemento de Litoral, en 1929. La edici¨®n, grata al tacto y a la vista, pone a nuestro alcance una de las obras m¨¢s curiosas -entre el 27 y los vanguardistas- de la l¨ªrica de aquellos decisivos a?os. Jos¨¦ Moreno Villa (1887-1955) es un poeta-puente. Uno de esos escritores a los que por estar entre dos grandes focos, es dif¨ªcil ubicar, al tiempo que propenden, por esa misma raz¨®n, a pasar desapercibidos. Porque, y dig¨¢moslo ya, estos poetas a caballo entre grandes momentos creadores, no suelen ser grandes poetas. Moreno Villa -cuyo primer libro, Garba, se public¨® en 1913- es un estupendo poeta menor que se inici¨® en el final modernista, lindando por desamor a la ret¨®rica con el 98, y que ya en los a?os veinte, atra¨ªdo por los ismos plurales de la d¨¦cada, conect¨® -estil¨ªstica y amistosamente- con los poetas m¨¢s j¨®venes (en especial con Emilio Prados, malague?o como ¨¦l, y con Garc¨ªa Lorca), llegando por esa concomitancia varia a tomar parte -inestable, mayor, como entre dos fuegos- en la generaci¨®n del 27. Con la que comparti¨® tambi¨¦n, por qu¨¦ no decirlo, el exilio que fue para ¨¦l definitivo, muriendo en M¨¦xico.
?Vida en claro?
Pintor adem¨¢s de poeta, y hombre de letras en general, Moreno Villa (caso paralelo, en cuanto a su filiaci¨®n con el 27, al de otro poeta andaluz tambi¨¦n, Fernando Villal¨®n) fue, a partir de su exilio, depurando e intimando su que hacer po¨¦tico, l¨ªnea que fraguar¨¢ en su libro p¨®stumo Voz en vuelo a su cuna. En 1944 Moreno Villa public¨® en M¨¦xico una de las m¨¢s bellas autobiograf¨ªas de nuestra literatura contempor¨¢nea: Vida en claro.Pero su obra l¨ªrica m¨¢s significada, de dec¨ªa, es la ahora reeditada Jacinta la Pelirroja, libro que sublimiza y canta, muy objetivamente, una historia amorosa real, cuya protagonista fue una estudiante norteamericana, de origen hebreo, que Moreno Villa conoci¨® en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, Jacinta la Pelirroja, es por lo dem¨¢s, como su actor, un libro a caballo: participa de un lado en la corriente, entonces en boga, de la poes¨ªa pura, en tanto que desde otro aspecto, culmina -muy personalmente- una trayectoria de canto a la modernidad que hab¨ªan iniciado los ultra¨ªstas y creacionistas, principiando la d¨¦cada de los veinte. De la poes¨ªa pura toma Moreno Villa la objetivaci¨®n del poema, y el gusto por la imagen escueta, l¨ªmpida. Es decir, que aunque el poema narre un suceso personal, se vea como distante, c¨¢lido a la vez que geometrizado, como el cubismo con el que tanto tiene que ver esa poes¨ªa. (Todo esto queda en Jacinta un tanto mitigado, por el coloquialismo frecuente, y la sencillez en el material po¨¦tico). Y como culminaci¨®n del vanguardismo modernizante, Jacinta la Pelirroja es, en su texto, un libro optimista. Me explico: en ¨¦l se centran en una figura de mujer, amazona del nuevo mundo, todos los ideales de una d¨¦cada la de los a?os veinte que hasta su final (el crack del 29) goz¨® de un anticipado y feliz consumismo, que me atrever¨ªa a llamar dorado. Jacinta es una sportwoman, una atl¨¦tica y moderna mujer que se embriaga con el jazz (adem¨¢s le gustan las naranjas y las nueces, pero eso es otra cosa) se siente tentada por el simbolismo del nuevo teatro ruso, le fascina el cubismo (compra un Picasso), adora el cinemat¨®grafo, y le encanta la ciudad -la gran ciudad- que es Nueva York. Todo ese mundo de alegre y a¨²n desenfadada trepidancia, que tent¨® ya al Gerardo Diego creacionista (danzan, cautivos del bar) o al Alberti de Miss X, es en el que se mueve Jacinta. Poemas de amor, e impromptus de im¨¢genes vivas, Moreno Villa nos narra una historia amorosa objetivada, distante (por estilo) y sobre todo, moderna. En un lenguaje directo -coloquial, a veces- sencillo m¨¢s en s¨ª que en el enfoque mismo de cada poema, y que se lee con vivacidad, con encanto, aladamente. Jacinta la Pelirroja es un libro ligero s¨ª, pero lleno de esa fragancia entre colonia matinal y perfume de noche que tiene ese final del vanguardismo de los veinte, que adoraba el cocktail, y los rascacielos, y se cre¨ªa, precisamente, a este lado del para¨ªso. Une, pues, una forma de escribir que ronda los modos de los poetas de la generaci¨®n en esos a?os, y un mundo -el de la novedosa mitolog¨ªa americana- que atrajo, tambi¨¦n entonces, a varios de esos poetas. Cernuda y Alberti entre ellos.
Por otro lado, viene bien recordar que si Moreno Villa fue un acompa?ante de la generaci¨®n del 27, no fue uno de sus miembros.
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