La vitalidad de la juventud radical USA
![?ngel S. Harguindey](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fab52df12-59c7-499b-8a1f-d3ec49d9c585.png?auth=22660fcc13273f5dcadb8dac1502074f2d8231f541e0682405c7435a548a0642&width=100&height=100&smart=true)
Entre l¨ªneas, de la directora norteamericana Joan Miclin Silver, es la primera sorpresa de este XXVII Festival Internacional de Cine de Berl¨ªn, por lo que se refiere a pel¨ªculas a concurso, es decir, aspirante a cualquiera de los premios que otorgar¨¢ el jurado, y lo es por que su directora -pr¨¢cticamente una desconocida- ha realizado una de las pel¨ªculas m¨¢s vitales de cuantas se han visto por estos pagos hasta la fecha.La otra sorpresa, m¨¢s desagradable en este caso, es la actitud de los altos cargos administrativos de la cinematograf¨ªa espa?ola con respecto a Caudillo, de Basilio Mart¨ªn Patino, ya que obligaron a retirar todos los carteles y fotograf¨ªas del filme del stand de Uniespa?a, entre paraestatal y parasindical llamado a desaparecer y que cumple, en teor¨ªa, las funciones de una oficina de exportaci¨®n para las pel¨ªculas espa?olas.
En ¨¢mbitos espec¨ªficamente cinematogr¨¢ficos, que no burocr¨¢ticos, habr¨¢ que se?alar las virtudes de Entre l¨ªneas, pel¨ªcula que entronca muy directamente con un estilo vital y aparentemente espont¨¢neo, pr¨®ximo a filmes como Nex stop, Greenwich Village, de Paul Mazursky, o incluso Easy Rider, de Denis Hoper, y en definitiva, con la ya larga tradici¨®n yanqui de narrar aquello que rodea a los realizadores, lo que mejor conocen y lo que, con frecuencia, han vivido. De la literatura norteamericana siempre se ha dicho que era esencialmente instintiva. Lo mismo se puede decir del cine que realizan los cineastas m¨¢s o menos independientes. Entre l¨ªneas muestra a una serie de personajes enormemente atractivos que trabajan en un semanario de izquierdas, semanario que ser¨¢ absorbido -a la vista de su ¨¦xito- por el establisment. El filme nos habla del desencanto en unos casos y la paulatina adaptaci¨®n a las nuevas condiciones, en otros, de la redacci¨®n. De aquellos ¨ªmpetus renovadores s¨®lo queda un recuerdo com¨²n. El aparato absorbe la revista y lima sus asperezas, todo ello en una atm¨®sfera de gags y notas costumbristas, de la juventud radical.
Lo que en la pel¨ªcula norteamericana es rabia e impotencia por la p¨¦rdida de un rol de rebeld¨ªa, en la pel¨ªcula sovi¨¦tica Una historia sentimental, de Maslennikov, es desalentadora constancia de que la URSS es una de las potencias cinematogr¨¢ficas m¨¢s conservadoras.
Cualquier aficionado al cine y asistente a los festivales suele saber que el d¨ªa que se proyecta el filme sovi¨¦tico tiene vacaciones. Pues bien, Una historia sentimental confirma la regla. La pel¨ªcula m¨¢s parece un panfleto de la Kodack que otra cosa de mayores anhelos creativos. En la URSS, y esta pel¨ªcula vuelve a demostrarlo, no s¨®lo no hay problemas individuales o sociales sino que s¨®lo hay bellas puestas de sol o lagos maravillosos
Werner Herzog, uno de los m¨¢s brillantes realizadores del nuevo y poderoso cine joven alem¨¢n, present¨® su ¨²ltima pel¨ªcula Stroszek en la secci¨®n que a dicha cinematograf¨ªa dedica el certamen. Rodada en Alemania y en Estados Unidos, Stroszek es sin duda un hermoso filme en el que una serie de personajes marginados muestran y demuestran su imposibilidad de adaptaci¨®n a una sociedad en la que s¨®lo parece imperar la ley del m¨¢s fuerte. El actor principal, Bruno S., que ya lo hab¨ªa sido en la magn¨ªfica Kaspar Hauser, pone en entredicho las reglas no escritas de un sistema que, como dir¨ªa Scott Fitgerald, permite que ?aquel que tiene m¨¢s dinero se lleve a la chica m¨¢s guapa?. El suicidio de Stroszek, que pese a sus esfuerzos ha visto como un banco le embarga su casa por no pagar a tiempo la letra correspondiente, es tambi¨¦n el suicidio de aquellos seres que consideran que la vida debe ser algo m¨¢s que alienaci¨®n y consumo. Herzog ha realizado, en definitiva, un hermoso canto a la utop¨ªa.
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