Entre el exilio y el reino
Ya est¨¢ fuera de] mundo VIadimir Nabokov, el extraterritorial. Fue el cr¨ªtico George Steiner el primero que comenz¨® a lanzar el concepto de la ?extraterritorialidad? en la literatura contempor¨¢nea. Partiendo del precursor Joseph Conrad, el arist¨®crata polaco, marino por el lejano oriente, que dud¨® entre escribir en franc¨¦s o en ingl¨¦s, para convertirse en uno de los maestros de la narrativa brit¨¢nica, Steiner estudiaba los casos inquietantes de Borges, de Beckett y de Nabokov. Borges, el escritor en una lengua que no parece la suya, pues la desprecia en su vejez y recibe su inspiraci¨®n de otros idiomas; Beckett, el irland¨¦s que encontr¨® su alma en la expresi¨®n francesa; Nabokov, el ruso que comenz¨® escribiendo en su propio idioma para pasar luego al alem¨¢n, despu¨¦s al franc¨¦s, desembocando finalmente en el ingl¨¦s.El ¨¦xito mundial de Lolita descubri¨® al gran p¨²blico la figura de este narrador, que llevaba, sin enibargo, para entonces m¨¢s de ciaco lustros de batalla silenciosa. Exiliado en su primerajuventud de su patria natal, VIadimir Nabokov ha pasado toda su vida en una b¨²squeda desesperada de su perdida realidad. Exiliado de ella, pudo encontrar una nueva patria tras largos a?os de esfuerzo y tes¨®n: su desesperada iron¨ªa, la desolaci¨®n jocunda que revelan sus ¨²ltimos libros muestran a las claras que s¨®lo descubri¨® una patria puramente verbal. Busc¨® la realidad a trav¨¦s de las mariposas, de la ense?anza de la literatura y de las palabras en cuatro idiomas.
A los sesenta a?os, en Habla memoria, su libro de recuerdos autobiogr¨¢ficos, Nabokov divid¨ªa su vida en tres etapas, cada una de las cuales dominaba tambi¨¦n un idioma: veinte a?os en Rusia -no en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que al expulsarle de su seno motiv¨® su largo peregrinaje-, otros veinte en Europa Occidental, veinte m¨¢s en Estados Unidos. Sus primeras novelas las public¨® en ruso, en revistas de ernigrados que aparec¨ªan en Occidente: Mashenka, Tiempos rom¨¢nticos, C¨¢mara oscura, La mentira, La defensa de Lujin o esa reveladora narraci¨®n de El ojo mostraban ya las aptitudes excepcionales del joven exiliado que jugaba con las palabras y el dolor, que mezclaba nostalgias de un pasado juvenil con un presente miserable del destierro, y que se aventuraba ir¨®nicamente en experiencias ins¨®litas de estructura n¨¢rrativa.
Todas estas novelas -nueve en total- aparecieron tambi¨¦n en sus correspondientes traducciones alemanas. De Berl¨ªn a Par¨ªs o a Gran Breta?a, Nabokov, huyendo primero de la revoluci¨®n y despu¨¦s de la guerra, ensay¨® relatos breves en franc¨¦s y termin¨® escribiendo definitivamente en ingl¨¦s. Daba igual: todos estos idiomas los manejaba desde su primera infancia, v¨¢stago de una noble familia liberal. Le marc¨® tambi¨¦n el destino de su padre, pol¨ªtico ligado a Kerenski y asesinado en el exilio por un terro rista. Una vez en las universidades americanas, Nabokov distribu¨ªa su tiempo entr¨¦ la ense?anza, el aje drez, el estudio y caza de mariposas y la literatura. Desde Barra siniestra hasta su ¨²ltimo libro Mira lo arlequines, pasando por Pnin, La verdadera vida de Sebasti¨¢n Knight y Cosas transparentes, la carrera literaria de Nabokov.se fue am pliando inexorablemente. Los tres grandes ¨¦xitos de Lolita, P¨¢lido fuego y Ada o el ardor acabaron de consolidar su fama universal. De Estados Unidos al viejo hotel suizo donde resid¨ªa, de las mariposas a las novelas, VIadimir Nabokov se, convirti¨® en uno de los ?grandes? de la novela universal de este siglo.
Entre la realidad perdida y la palabras recuperadas, Nabokov logr¨® la reconciliaci¨®n que parec¨ªa imposible. Creando historias fabuladas, aparentemente imaginarias, casi siempre hablaba de s¨ª mismo: de sus para¨ªsos perdidos, del amor como valor absoluto y del misterio de la creaci¨®n. El escritor puede ser al mismo tiempo su propio doble, su personaje, o todbs los reyes imaginados del mundo. El amor es siempre transgresi¨®n y salvaci¨®n, desde la n¨ªnfula de Lolita hasta los multiplicados incestos mitificados de Ada. Nada es inocente, pero todo debe funcionar como tal. ?Cu¨¢ntas veces en sus libros el juego se multiplica en mil espejos, y la creaci¨®n del mundo es la escritura, y los personajes mil dobles del autor? Su obra maestra, P¨¢lido fuego, es un juego de espejismos eri forma de ensayo falsamente estructural, donde toda la ceremonia de escribir una novela se confunde con la del creador y su protagonista, y el amor y el crimen son al final la misma cosa.
Sus Opiniones contundentes dieron testimonio de la arbitrariedad espl¨¦ndida de sus juicios. Pero escribir es elegir, y nunca se puede elegir sin eliminar. Su huida fue una b¨²squeda, su reino la imaginaci¨®n y su salvaci¨®n, las palabras, a las que am¨® desoladoramente en medio del humor y la iron¨ªa.
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