Los obispos espa?oles, en favor de la consolidac¨®n de la democracia
Los obispos espa?oles miembros de la comisi¨®n permanente de la Conferencia Episcopal Espa?ola han emitido un comunicado colegiado, al t¨¦rmino de la reuni¨®n que han celebrado desde el d¨ªa 20 en Madrid, en el que instan a los cristianos y a los ciudadanos en general a contribuir a solucionar los problemas pol¨ªticos y econ¨®micos del momento actual espa?ol, a fin de consolidar la democracia.?En el curso de nuestra reflexi¨®n -dice textualmente la nota- los obispos hemos compartido la com¨²n preocupaci¨®n de los espa?oles ante la gravedad de algunos problemas pol¨ªticos y econ¨®micos de nuestro momento social y hemos registrado pruebas de confusi¨®n y desorientaci¨®n doctrinal por la incoherencia entre la conducta c¨ªvica de algunos cristianos y los principios de nuestra fe.?
?Como pastores de la Iglesia creemos nuestro deber dirigirnos a los cristianos con una palabra iluminadora desde el Evangelio y esperamos que aquellos ciudadanos que no se sientan miembros de la Iglesia sabr¨¢n acoger nuestras palabras como un deseo de que los cat¨®licos colaboren tambi¨¦n en.la soluci¨®n de los problemas que exige la ordenada participaci¨®n de todos los ciudadanos y sobre los cuales los creyentes pueden aportar la iluminaci¨®n del Evangelio en favor de la vida humana y de la pac¨ªfica y libre prosperidad de los hombres y de los pueblos.?
?La democracia debe consistir sustancialmente en el reconocimiento de aquellas libertades y derechos c¨ªvimos que tiene su fundamento en la dignidad de la persona. En su aspecto formal, la democracia no es sino un procedimiento para organizar la participaci¨®n y la convivencia ciudadanas. El reconocimiento de unos valores realmente humanos tiene que guiar y alentar las decisiones colectivas y estimular el ejercicio responsable de la libertad aut¨¦ntica de todos.?
?Por esto, sin orientaciones religiosas ni ¨¦ticas, las sociedades democr¨¢ticas corren el riesgo grave de decadencia y de perversi¨®n y pueden caer en la desmoralizaci¨®n, el auge desmedido de los conflictos, las tentaciones de intolerancia, extremismos y violencias.?
Nuestra sociedad espa?ola viene registrando ¨²ltimamente pruebas dolorosas en este sentido, explicables en parte, pero no del todo, por la inexperiencia de los primeros pasos por la v¨ªa democr¨¢tica en estos a?os de transici¨®n pol¨ªtica. Aparecen aqu¨ª y all¨¢ graves faltas de responsabilidad, sistem¨¢tica desconfianza de las instituciones, ego¨ªsmos individuales y colectivos que prevalecen sobre el bien com¨²n, f¨¢ciles justificaciones de enga?os y fraudes, abstencionismo; y todav¨ªa es m¨¢s de lamentar el recurso a la violencia del terror, con atentados absolutamente condenables.?
?En las relaciones interpersonales tenemos que respetar las actitudes de los dem¨¢s, a la vez que exigimos respeto para las nuestras. Hemos de procurar que la verdad y la justicia est¨¦n siempre a salvo en lo que se dice o escribe sobre personas e instituciones, y debemos actuar con una acci¨®n solidaria a fin de que una legislaci¨®n justa impida los ataques p¨²blicos a la moral, que se siguen de un erotismo obsesivo y de una pornograf¨ªa condenable, que tanto da?o hacen, especialmente, a la infancia y a la juventud.?
?En los problemas de tipo institucional es grave -dicen los obispos- la obligaci¨®n de ayudar a la recuperaci¨®n de la confianza y del respeto para las instituciones. Quienes ejercen la autoridad deben hacerse respetables por su visible servicio al pueblo, sin enga?os ni ventajas propias, sin oportunismos ni partidismos demag¨®gicos. Quienes somos simples ciudadanos debemos colaborar en las decisiones de la autoridad con sincero acatamiento y una cr¨ªtica leal sin miedo a descalificar las conductas que consideramos injustas, no razonables o interesadas.?
?Ante el proyecto de una nueva Constituci¨®n, llamada a configurar la vida de nuestra sociedad durante mucho tiempo, tanto los creyentes como todos los que puedan influir en su preparaci¨®n, han de hacer lo que est¨¦ en sus manos para conseguir un texto que favorezca los derechos integrales de la persona, entre los que cuenta la libertad de libre culto, seg¨²n la propia conciencia, la defensa de la vida humana, de la familia, del derecho de los padres a la educaci¨®n de sus hijos, de la pac¨ªfica y justa convivencia de todos los ciudadanos.?
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