La democratizaci¨®n de la ONCE enfrenta a los ciegos de Madrid
Los incidentes que se produjeron el domingo pasado en una asamblea de vendedores de cupones de la Organizaci¨®n Nacional de Ciegos Espa?oles (ONCE), a ra¨ªz de los cuales algunos invidentes resultaron heridos y contusionados, ha puesto violentamente de manifiesto la opresi¨®n que sufren las minor¨ªas sociales marginadas. El desacuerdo entre los j¨®venes que constituyen el Sindicato Aut¨®nomo de Trabajadores Ciegos (SATC) y un sector de los vendedores de cupones de la ONCE en relaci¨®n al proyecto de democratizaci¨®n de esta entidad ha sido la causa desencadenante de este penoso acontecimiento.
Los incidentes del domingo se produjeron cuando un servicio de control, formado por un grupo de vendedores de cupones, quiso impedir la entrada en el sal¨®n donde se celebraba la asamblea a los acompa?antes de los invidentes.Seg¨²n declararon a EL PAIS fuentes de la Jefatura Nacional de la ONCE: ?Es normal que se ponga un control a la entrada para evitar que entren los que no son vendedores, ya que vienen muchos j¨®venes con ganas de armar jaleo. En temporadas que hemos representa lo alg¨²n espect¨¢culo gratuitamente, en el sal¨®n, se nos colaban todas las porteras del barrio?.
Los responsables de los hechos violentos, tambi¨¦n seg¨²n fuentes de la ONCE, ?fueron varios muchachos impacientes y alborotadorcillos que provocaron al servicio de control con gritos e insultos como esbirros de la jefatura?. No obstante se reconoce ?que los primeros garrotazos los dieron los del piquete de entrada cuando estaban ya bastante excitados?.
En la versi¨®n de los miembros del SATC, el provocador de los incidentes fue ?un vendedor semiciego que, con un grupo de amigos, se puso a la entrada del sal¨®n y no dejaba entrar a los acompa?antes de los ciegos, ni siquiera a los que por su edad o estado de salud van a todas partes acompa?ados. Cuando, tras un choque verbal, los que esperaban se decidieron a entrar en bloque, el jefe del piquete se li¨® a dar palos y se produjo una enorme confusi¨®n porque ¨¦l es semiciego y se defiende, pero la mayor¨ªa eran ciegos totales?.
A causa de estos lamentables sucesos, la SATC ha pedido p¨²blicamente (v¨¦¨¢se EL PAIS de ayer) la dimisi¨®n del delegado provincial y de la jefatura nacional de la ONCE y, la expulsi¨®n de los subalternos encargados de mantener el orden.
La asamblea del domingo fue convocada por los compromisarios de Madrid para informar sobre el anteproyecto de democratizaci¨®n de la ONCE, que ha elaborado una comisi¨®n constituida por represen tantes de los funcionarios y vendedores de cupones pertenecientes a dicha entidad y por representante del Sindicato Aut¨®nomo de Trabajadores Ciegos.
Proyecto de seudodemocratizaci¨®n
Anteriormente se dio a conocer el contenido de este anteproyecto a los representantes de cada provincia y, seg¨²n los miembros del SATC, ¨¦stos lo rechazaron por no ser suficientemente democr¨¢tico. Al parecer, la reforma propuesta se limita a ampliarla representaci¨®n de los vendedores en el Consejo Superior de Ciegos, ¨®rgano supremo de la ONCE.?La democratizaci¨®n de la ONCE debe reflejarse tambi¨¦n en una nivelaci¨®n de los ingresos que obtienen los vendedores de cupones, ?manifest¨® a EL PAIS un miembro del SALTC?.
?Mientras algunos vendedores que ocupan esquinas o quioscos bien situados pueden ganar hasta 5.000 pesetas diarias, hay muchos que s¨®lo obtienen lo necesario para subsistir precariamente. ?
?Es necesario que los puestos de venta se repartan racionalmente -a?adi¨®-, porque el sistema actual de asignaci¨®n de puestos, controlado por unos inspectores de zona que dependen del delegado, permite que se den todo tipo de privilegios a los que tienen un buen enchufe por amistad o vinculaciones familiares. ?
Los vendedores de cupones que por cualquier motivo gozan de una situaci¨®n de privilegio -los bunkerianos o tiratenientes, como los llam¨¢n los j¨®venes del SATC se oponen a cualquier cambio que pueda afectar sus intereses y, por otra parte, existe un gran sector indeciso, que por temor a perder lo que es su ¨²nico medio de vida, no se atreve a tomar postura junto a los radicales planteamientos del SALTC.
Tras este enfrentamiento, que se materializ¨® en los lamentables sucesos del domingo, subyace un problema de fondo: la cuestionable validez y sentido social de la ONCE, una entidad que funciona todav¨ªa seg¨²n pautas del m¨¢s puro autoritarismo paternalista y cuyo car¨¢cter ben¨¦fico enmascara algunos intereses que no coinciden con los de los ciegos.
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