La econom¨ªa catalana y el Gobierno auton¨®mico
Desde la tarde del 5 de diciembre Catalunya vuelve a tener Gobierno auton¨®mico. Tarradellas ha tratado de mantener en ¨¦l todo el equilibrio que permit¨ªan los resultados electorales del pasado 15 de junio y con ello se ha logrado un Gobierno que puede llamarse de concentraci¨®n.El nuevo Gobierno ha sido acogido con entusiasmo por quienes ven en ¨¦l la nueva institucionalizaci¨®n de Catalunya, pero con cierta reticencia por parte de amplios sectores empresariales catalanes.
Tal reticencia se 'basa en el desencanto que los m¨¢s conservadores han sufrido al comprobar que Tarradellas no correg¨ªa hacia la derecha los resultados electorales.
Lo que ahora est¨¢ por ver es si esta reticencia inicial podr¨¢ ser vencida o si, por el contrario, dar¨¢ paso a una situaci¨®n de falta de colaboraci¨®n entre la burgues¨ªa y el Gobierno auton¨®mico que hundir¨ªa -la historia lo demuestra- la experiencia auton¨®mica.
El tema no es para tomarlo a broma -ni a nivel catal¨¢n ni a nivel de Estado espa?ol-, pues en un sistema capitalista como el que tenemos, si quienes deben invertir no lo hacen, se crea- una situaci¨®n dif¨ªcil desde el punto de vista de la conflictividad social y de las relaciones laborales por la v¨ªa de la falta de nuevos puestos de trabajo.
Tal falta de puestos de trabajo afectar¨ªa directamente a Catalunya y a las industrias de otras zonas peninsulares vinculadas a la marcha pr¨®spera de sus proveedores o clientes catalanes e, indirectamente, a toda Espa?a, puesto que -muy a pesar de lo que digan quienes quieren ver fracasar el experimento catal¨¢n de autogobierno- la ca¨ªda de las inversiones en Catalunya no supondr¨¢ el enriquecimiento de otras ¨¢reas del territorio hisp¨¢nico, sino amplias tensiones en todo ¨¦l.
La econom¨ªa espa?ola funciona como un todo m¨¢s o menos vertebrado y -como el ejemplo de la pol¨ªtica regional acometida a trav¨¦s de los planes de desarrollo pone bien a las claras de manifiesto-. nunca se ha conseguido hacer crecer a unas zonas a costa del estancamiento de las dem¨¢s, sino que las regiones pobres se han podido beneficiar de mejores tasas de desarrollo cuando la totalidad del cuerpo econ¨®mico avanzaba a paso r¨¢pido.
Por este motivo cobra singular inter¨¦s lo que llegue a ser el contenido de las atribuciones econ¨®micas que el nuevo Gobierno catal¨¢n reciba y la ma?a que se d¨¦ ¨¦ste en conseguir que los sectores empresariales m¨¢s timoratos no desconfien de su futura gesti¨®n.
Hoy por hoy es dif¨ªcil -desde luego- pensar que las empresas inviertan ante la precaria situaci¨®n coyuntural y ante los amplios m¨¢rgenes de capacidad desempleada existentes, pero resulta evidente que si no hay confianza nadie va a poder beneficiarse de los tirones reactivadores que en los pr¨®ximos meses podr¨ªan recibirse a trav¨¦s de los Pirineos cuando la revitalizaci¨®n de las coyunturas de los pa¨ªses europeos vaya acabando de encauzarse.
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