Los costes de una central La opci¨®n nuclear no es problema de costes, sino de ¨²nica alternativa
Al hablar de opciones energ¨¦ticas debe de quedar muy claro desde el primer momento que se produce y consume lo que se puede, no lo que se quiere. Quiere ello decir que existen una serie de condicionamientos de orden superior que impiden producir energ¨ªa ?a la carta?. Razones de tipo pol¨ªtico, social, t¨¦cnico y econ¨®mico obligan a pasar necesariamente de la producci¨®n o consumo de energ¨ªa ?a la carta? a conformarse con el ?men¨² del d¨ªa?. Y d¨¦monos por satisfechos en tanto no se pase del ?men¨²? al racionamiento energ¨¦tico.La libertad de elecci¨®n de opciones energ¨¦ticas es, pues, un puro espejismo. No se utilizan las fuentes de energ¨ªa que se quiere de acuerdo con una concepci¨®n m¨¢s o menos ideal, sino que se utilizan aquellas de que se dispone de acuerdo con las reservas naturales y el nivel t¨¦cnico de cada ¨¦poca. Y es por ese camino por el que se lleg¨® a la ?elecci¨®n? de la opci¨®n nuclear, no porque la energ¨ªa nuclear sea m¨¢s grata para el hombre que la hidr¨¢ulica, por ejemplo, sino porque no queda energ¨ªa hidr¨¢ulica para atender a los nuevos aumentos del consumo de electricidad. Ni los empresarios el¨¦ctricos, ni las ?siete hermanas?, ni los organismos internacionales pueden hacer que el stock natural de recursos renovables y no renovables aumente porque aumente el consumo. De ah¨ª que cuando un recurso natural se agota, hay que sustituirlo por otro.
Al llevar a cabo esa sustituci¨®n no se piensa s¨®lo en razones econ¨®micas, sino tambi¨¦n en razones t¨¦cnicas, pol¨ªticas y sociales, buscando adem¨¢s un equilibrio entre todas ellas. As¨ª, la energ¨ªa nuclear no se utiliza hoy porque sea m¨¢s barata que otras, sino porque dentro del nivel tecnol¨®gico del mundo en que vivimos es la ¨²nica fuente de energ¨ªa capaz de atender masivamente a los aumentos del consumo y de sustituir fuentes de energ¨ªa que tienden a agotarse.
Costes comparativos
Pero aun admitiendo que los costes comparativos no sean el factor decisivo en la elecci¨®n, ocurre que dichos costes son m¨¢s bajos en el caso nuclear que en otros tipos de energ¨ªa. Y esto considerando incluso los costes con una concepci¨®n lo bastante amplia como para que se incluyan los costes directos de producci¨®n, los costes de seguridad, los costes macro-econ¨®micos y los costes sociales.
Al hablar de costes comparativos de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica seg¨²n distintas fuentes, es obvio que se impone la necesidad de comparar costes homog¨¦neos. El ideal consistir¨ªa en establecer la comparaci¨®n mediante una cuantificaci¨®n de los costes totales de las distintas alternativas energ¨¦ticas: costes directos de producci¨®n, costes totales del ciclo del combustible, costes de defensa del medio ambiente y de seguridad para las personas, costes macroecon¨®micos y costes sociales. Por su propia naturaleza, algunos de estos costes son de imposible cuantificaci¨®n, otros de dif¨ªcil cuantificaci¨®n y otros perfectamente cuantificables, y esto cualquiera que sea la fuente de energ¨ªa que utilicemos.
Por lo que se refiere a los costes de generaci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica en tres tipos de centrales: nuclear, t¨¦rmica de carb¨®n y t¨¦rmica f¨²tbol, la situaci¨®n de los costes comparativos es la siguiente:
En cuanto a la suma de los costes de capital, explotaci¨®n y mantenimiento y de combustible. el kilovatio-hora de origen nuclear obtenido en una central de 1.000 MW, con un factor de carga del 68 % (6.000 horas al a?o), cuya construcci¨®n se iniciase actualmente, implicar¨ªa un coste equivalente al 92 % del coste de ese mismo kilovatio-hora obtenido en una central de carb¨®n, y el 88 % del coste del kilovatio-hora obtenido en una central de fuel-oil. Adem¨¢s, el kilovatio-hora de origen nuclear no s¨®lo es m¨¢s bajo para una utilizaci¨®n de 6.000 horas de la central, sino. que ocurre lo mismo para utilizaciones que est¨¦n por encima de 4.500 horas (un factor de carga del 51 %). En el a?o 1976 el factor de carga medio de 136 centrales nucleares en explotaci¨®n fue del 64 %, y el de las espa?olas, superior al 75 %.
- La estructura de los costes citados en los tres tipos de centrales es la siguiente: en la nuclear, los costes de capital representan el 80 %; los de explotaci¨®n y mantenimiento, el 3 %, y los de combustible, el 17 %; en la t¨¦rmica de carb¨®n representan el 42 %, 3 % y 55 %, respectivamente, y en la t¨¦rmica de fuel-oil, el 34 %, 3 % y 63 %, respectivamente. Esta diferente estructura de costes pone de manifiesto, a su vez, las diferencias en la sensibilidad de los costes de producci¨®n del kilovatio-hora en cada una de las centrales citadas a los aumentos de los diferentes costes.
La actual crisis energ¨¦tica es la consecuencia de un encarecimiento de los combustibles l¨ªquidos como consecuencia de su agotamiento relativo. Esta amenaza continuar¨¢ en el futuro, tanto en lo que se refiere al petr¨®leo como al carb¨®n y al uranio, de ah¨ª la importancia de utilizar sistemas de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica que nos preserven contra los aumentos de los costes de la materia prima energ¨¦tica que se utilice. En este sentido las centrales nucleares ofrecen la gran ventaja que se deriva del escaso peso econ¨®mico relativo del combustible. As¨ª, un aumento del 25 % en el coste del combustible dar¨ªa lugar a un incremento del coste total del 1,5 % en el kilovatio-hora de origen nuclear, del 12,5 % en el de origen t¨¦rmico de carb¨®n y del 15,5 % en el de fuel-oil.
En el caso de las centrales nucleares hemos visto anteriormente que los costes de capital representan el 80 %, frente al 42 % en la t¨¦rmica de carb¨®n y el 34 % en la de fuel. Esta elevada proporci¨®n de los costes de capital en las centrales nucleares se convierte en un elemento de estabilizaci¨®n de los costes del kilovatio-hora, ya que equivale a garantizar que gran parte de los costes de producci¨®n no se ver¨¢n tan afectados por la escalada de precios como los combustibles.
Recientemente, Marcel Boiteux, director general de Electricit¨¦ de France -ente de la industria el¨¦ctrica nacionalizada-, inform¨® al grupo del Senado de Estudios de la Energ¨ªa sobre la evoluci¨®n del precio del kilovatio-hora de origen nuclear, afirmando que el precio del kilovatio-hora de origen nuclear depende muy poco del coste del uranio. Tan es as¨ª -a?adi¨®- que aun en el caso de que el precio del uranio se duplicara, el precie, del k¨ªlovatio-hora de origen nuclear pasar¨ªa de 9,3 a diez c¨¦ntimos de franco, en tanto que el mismo aumento para el fuel-oil se trad.ucir¨ªa en una elevaci¨®n del coste del kilovatio-hora de esta procedencia de trece a veinti¨²n c¨¦ntimos.
Dentro del an¨¢lisis comparative de los costes, nadie puede ignorar que existe un componente de los mismos con trascendencia macroecon¨®mica, ya que se trata de un coste que hay que pagar en divisas y es bien conocido el impacto de la crisis energ¨¦tica sobre la balanza de pagos. El pago en divisas del coste del kilovatio-hora obtenido en cada tipo de centrales equivale al siguiente porcentaje del respectivo coste total del k¨ªlovatio-hora: el 25 % en el kilovatio-hora de origen nuclear, el 57 % en el kilovatio-horaprocedente del carb¨®n importado y el 67 % en el kilovatio-hora procedente de una central de fuel-oil. La ventaja del kilovatio-hora de origen nuclear es, pues, apreciable.
Y aunque la limitaci¨®n de espacio me impide extenderme en demasiadas consideraciones, no quiero pasar por alto el terna de los costes de seguridad nuclear y los costes sociales. Los costes de seguridad nuclear y del ciclo del combustible forman parte de los costes de dise?o, fabricaci¨®n e instalaci¨®n de las centrales. Son costes internalizados ya en la producci¨®n. En ning¨²n otro tipo de actividad el hombre se lleg¨® a una internalizaci¨®n tal de los costes de defensa del medio ambiente en el sistema de producci¨®n, como en las centralesnucleares. Son costes cuantificados e incorporados, algo que no puede decirse en otras actividades.
Quedan, por ¨²ltimo, los costes sociales. Costes no cuantificables por naturaleza, ya que no, es posible medir el impacto de una determinada actividad sobre la salud de las personas. Se conoce, sin embargo -porque dicho conocimiento ha sido formulado como un objetivo-, que las centrales nucleares, en particular, y la energ¨ªa nuclear utilizada con fines pac¨ªficos, en general, es una de las m¨¢s seguras y con menor incidencia sobre la seguridad y salud de las personas. Hasta el momento no existen datos que demuestren su peligro. Y si existiesen, es seguro que se conocer¨ªan. Existen, en cambio, datos sobre la incidencia de otras actividades sobre la salud de las personas, de lo que es un buen exponente la miner¨ªa.
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