La legalizaci¨®n del separatismo vasco
SOLO APLAUSOS merece la decisi¨®n del Ministerio del Interior de legalizar a EIA, seguramente el m¨¢s influyente partido de la izquierda abertzale. En sus filas militan la mayor¨ªa de los dirigentes hist¨®ricos de ETA, entre otros su actual secretario general, Mario Onaindia, uno de los seis condenados a muerte en el c¨¦lebre proceso de Burgos de 1970, y figuras tan conocidas como Izko, Uriarte, Gorostidi, M¨²gica Arregui, L¨®pez Irasuegui y ?Wilson?. Porque la ¨²nica v¨ªa para la soluci¨®n pac¨ªfica de la tensa situaci¨®n que vive el Pa¨ªs Vasco desde finales de la d¨¦cada de los sesenta es permitir la libre confrontaci¨®n de los programas ante las urnas, sin m¨¢s condici¨®n y exigencia que la renuncia de las organizaciones que los mantienen a tratar de imponerlos por la violencia.Una intervenci¨®n del diputado del PNV se?or Arzallus, en la mesa redonda celebrada en San Sebasti¨¢n hace unos d¨ªas sobre ?La Europa de las regiones?, ha dejado en claro que para el partido fundado por Sabino Arana la defensa de la identidad del pueblo vasco no pasa por el independentismo y la soberan¨ªa estatal, sino por las instituciones de autogobierno dentro de la naci¨®n espa?ola. La otra gran fuerza pol¨ªtica electoral de Euskadi, el PSE-PSOE, se halla fuera de toda sospecha de devaneos independentistas. Parece claro que la mayor¨ªa de la colectividad vasca, que dio sus votos a esos dos grandes partidos en las elecciones de junio de 1977, si bien respalda el proyecto de un estatuto de autonom¨ªa, rechaza las ut¨®picas propuestas separatistas de la izquierda abertzale, cuyos pobres resultados electorales en las legislativas tal vez puedan mejorarse en las municipales, pero no hasta el punto de alterar sustancialmente el mapa pol¨ªtico.
Ahora bien, el car¨¢cter minoritario de una opci¨®n pol¨ªtica no puede servir de argumento para situarla fuera de la ley. Un sistema pluralista se define precisamente por su capacidad de reconocer la voz y los votos a las minor¨ªas que encuentran en la democracia la posibilidad de expresar libremente sus opiniones, y de defenderlas. Las tesis independentistas de la izquierda vasca ofrecen la triple condici¨®n de ser irrealizables, de no contar con el apoyo de su propio pueblo y de ofender las emociones patri¨®ticas de muchos espa?oles. Esa es una caracter¨ªstica com¨²n a todos los grupos minoritarios, cualquiera que sea su ideolog¨ªa. Pero no por eso hay que condenarlos a la ilegalidad.
En este camino, la legalizaci¨®n de ETA es un enorme paso hacia adelante. La aplicaci¨®n del mismo trato a grupos similares que todav¨ªa no han sido registrados parece una consecuencia l¨®gica. Los formalismos jur¨ªdicos y los bizantinismos a la hora de juzgar los estatutos de los partidos de la izquierda abertzale son ya impropios del avanzado estado de nuestra democracia, aunque pudieron ser ¨²tiles en la fase de transici¨®n para la legalizaci¨®n del PCE. Todo el mundo sabe que ETA es un grupo independentista, aunque se haya prestado a retorcer sint¨¢cticamente su programa para lograr pasar por la ventanilla. Ser¨ªa pueril continuar exigiendo a los partidos acrobacias l¨¦xicas y gramaticales en sus documentos oficiales como condici¨®n sine qua non para su reconocimiento.
Lo que es preciso exigirles en cambio, y no s¨®lo en la teor¨ªa, sino en la pr¨¢ctica, es la renuncia a la utilizaci¨®n de la violencia y el compromiso expl¨ªcito de cortar sus vinculaciones con las organizaciones terroristas. En el pasado de ETA est¨¢ la matriz originaria de ETA; como lo est¨¢n las guerrillas de la primera etapa del franquismo en las tradiciones del PCE y del PSOE, y como la violencia ha sido pr¨¢ctica y pr¨¦dica de numerosos grupos franquistas. A nadie se le puede obligar a abjurar de su historia. Sin embargo, el expreso reconocimiento de que el cambio de la situaci¨®n pol¨ªtica general hace condenable desde cualquier punto de vista el terrorismo, es algo que se puede y se debe exigir a los dirigentes de la izquierda abertzale que se incorporan ahora a la legalidad de la nueva democracia espa?ola y vasca.
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