Empresarios y democracia
Diputado del PSOE por MadridEn una reciente intervenci¨®n en el Club Siglo XXI el presidente de la CEOE, don Carlos Ferrer Salat, ha reiterado una afirmaci¨®n importante: para salir de la actual crisis, hay que ?asentar, clarificar y respetar el sistema democr¨¢tico, y en forma tal que cada partido pol¨ªtico realice la funci¨®n que ejercen sus hom¨®logos europeos?. No hace falta ser un iniciado en el lenguaje pol¨ªtico para comprender que la segunda parte de la afirmaci¨®n va dirigida b¨¢sicamente a la UCD, y trat¨¢ndose de un catal¨¢n, a Convergencia Democr¨¢tica de Catalu?a. Pero lo que interesa ahora es centrarse en la primera afirmaci¨®n.
Los empresarios est¨¢n en plena campa?a, haciendo organizaci¨®n y tratando de hacer imagen p¨²blica. Ello es l¨®gico dentro del proceso pol¨ªtico y social del pa¨ªs. Tiene el inconveniente de desfase: los partidos est¨¢n en per¨ªodo postelectoral -es decir, en el momento de asumir responsabilidades, de medir lo prometido con la realidad mientras que se est¨¢ viviendo en todo el sistema productivo una situaci¨®n electoral. En los sindicatos obreros, las elecciones; en el campo empresarial, el momento corresponde a lo que en la jerga pol¨ªtica se puede llamar- ??mplantaci¨®n? o ?captaci¨®n?. Para ello, lo que hay es una campa?a sistem¨¢tica y bien planificada de reclutamiento de miembros y simpatizantes, al tiempo que se hace una, pol¨ªtica de ?movilizaci¨®n de masas?.
Por parad¨®jico que parezca, el medio escogido es el asamble¨ªsmo, algo que est¨¢ en las ant¨ªpodas de la concepci¨®n que han tenido hasta ahora del orden interno en su propia casa. La operaci¨®n se inici¨® con el mitin del Palau Blau Grana, en Barcelona, y time su culmen anunciado en la ?Convocatoria Nacional de Afirmaci¨®n Empresarial? anunciada para el 5 de febrero en el Palacio de Deportes de Madrid.
No voy a caer en la f¨¢cil cr¨ªtica del procedimiento utilizado. Es cl¨¢sico el comentario: ?la gente del mismo negocio raras veces se re¨²ne a¨²n para alegr¨ªa y diversi¨®n, pero la conversaci¨®n termina siempre en una conspiraci¨®n contra el p¨²blico o en alguna estratagema para elevar los precios?. La cita no es de Carlos Marx, proviene de un fil¨®sofo moral ingl¨¦s, Adam Smith, reconocido como padre del liberalismo econ¨®mico, de su obra ?Investigaci¨®n sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones?. El temor no va por el hecho de la reuni¨®n en s¨ª, despu¨¦s del esfuerzo que hemos realizado los socialistas para conquistar este derecho, sino porque es de esperar que los que han asumido presentarse como portavoces del empresariado deben de explicarnos claramente c¨®mo se est¨¢n organizando, para qu¨¦ y qu¨¦ programa plantean. Por eso tiene sumo inter¨¦s que culmine esta campa?a de lanzamiento del producto, y que comience la segunda, para poder negociar y resolver cuestiones econ¨®micas y sociales trascendentales.
Porque hasta ahora es enormemente complicado saber c¨®mo se est¨¢ configurando la CEOE y a qui¨¦n representa. En Espa?a, m¨¢s del 90% del censo est¨¢ formado por peque?as y medianas empresas, y en estos momentos, no se sabe qui¨¦n es m¨¢s representativo de la peque?a y mediana empresa, si CEPYME -promocionada desde la CEOE- o COPYME. La transparencia en este punto es importante, porque los intereses son f¨¢cilmente delimitables. Otro aspecto que se debe clarificar es el de cu¨¢l es la l¨ªnea que prevalece, en la CEOE, porque por las tensiones que se aprecian en su seno cabe la pregunta de Pareto, de si estamos en un ?capitalismo de empresarios? o ?de rentistas?.
Una doble t¨¢ctica
En estos ¨²ltimos meses, tanto en las negociaciones de la Moncloa, como en los contactos directos, los ,socialistas hemos insistido en el papel de los empresarios. Porque la funci¨®n social de asunci¨®n y creaci¨®n del riesgo, de combinaci¨®n de factores productivos, cumple un papel esencial en la sociedad actual, y de otro modo, tambi¨¦n en la' que proyectamos. Porque ?rehabilitar, extender y socializar la funci¨®n de empresario es, en el fondo, socializar los valores que el liberalismo hab¨ªa concebido como individuales?, como ha dicho, con acierto, Pierre Rosanvallon. Pero el problema hoy no est¨¢ aqu¨ª en este punto, como tampoco est¨¢ el problema de la econom¨ªa de mercado en la Constituci¨®n, sobre todo cuando se examina lo que es te¨®ricamente un sistema de este tipo, en relaci¨®n con el sistema de seguros de vida existente en Espa?a en casi todos los terrenos, al menos para la gran empresa. El comportamiento de la banca privada y del Banco de Espa?a en el ?affaire? del Banco de Navarra es suficientemente elocuente al respecto.
Pero la preocupaci¨®n de esta l¨ªnea no est¨¢ s¨®lo en la utilizaci¨®n del m¨¦todo asambleario; el problema de fondo est¨¢ en si acepta realmente el sistema democr¨¢tico. Porque los mismos que hacen estas afirmaciones est¨¢n utilizando medios de presi¨®n que suponen un claro desaf¨ªo a la soberan¨ªa del Parlamento. Estas presiones, que ya fueron denunciadas en su d¨ªa por. el Grupo Socialista en el Congreso -sesiones de la comisi¨®n de Presupuestos de 6 de diciembre de 1977 y de 22 de diciembre- han pretendido modificar aspectos sustanciales de la ley de Medidas Urgentes de Reforma Fiscal, tras que ¨¦sta fuera aprobada por las dos C¨¢maras. No entra esto dentro de la facultad reglamentaria concedida al Ministerio de Hacienda por el ¨®rgano legislativo.
El mismo diario EL PAIS, al presentar el 13 de enero las normas reglamentarias qu .desarrollan la ley, se?alaba precisamente c¨®mo el Ministerio de Hacienda ha tenido en cuenta las observaciones de los grupos pol¨ªticos y las fuerzas sociales, especialmente de las organizaciones patronales, que en un primer momento mostraron gran inquietud por el contenido de la ley, calificado como de muy avanzado para la conciencia tradicional del contribuyente.
Los contribuyentes son los ciudadanos, y manifiestan su conciencia en el voto. Si por conciencia tradicional se entiende la pr¨¢ctica del deporte de lujo que ha sido la defraudaci¨®n fiscal en Espa?a, evidentemente este proyecto es avanzado, porque trata de acabar con un grave problema de inmoralidad p¨²blica. Lo que es claro es que ni el m¨¦todo para combatir la ley es el adecuado ni las organizaciones patronales son los portavoces de los contribuyentes. Evidentemente, estas presiones contin¨²an, sobre todo, por algunos sectores. Pero lo m¨¢s preocupante en estos momentos son las afirmaciones, que tienen un claro car¨¢cter desestabilizador. As¨ª, el senador real, empresario y destacado representante de la CEOE, don Luis Olarra, al hacer declaraciones sobre el pago de sus cuotas a la Seguridad Social, conclu¨ªa sus declaraciones diciendo: ??Qui¨¦n pagar¨¢ el Seguro de Desempleo? El Gobierno tendr¨¢ que pensar en una pol¨ªtica diferente a la del pacto de la Moncloa?. Decir si estas declaraciones contienen una apolog¨ªa del delito ser¨ªa cuesti¨®n propia del Ministerio Fiscal; lo menos que se puede afirmar es que no parecen desear la consolidaci¨®n democr¨¢tica tal como se ha emprendido.
En un momento de profunda crisis econ¨®mica y de delicada consolidaci¨®n democr¨¢tica, es de esperar que la campa?a empresarial culmine con posiciones claras de los hombres que se afirman representativos del empresariado, con un programa claro y serio de su posici¨®n ante la crisis, y sobre el sistema de relaciones industriales. No es un procedimiento claro y democr¨¢tico la cr¨ªtica frontal al tiempo que se trata, por los viejos m¨¦todos, de dejar sin efecto el trabajo del Parlamento. Y, sobre todo, es necesario que el pa¨ªs sepa si la denuncia frontal de los acuerdos de la Moncloa es una postura personal o forma parte de una operaci¨®n pol¨ªtica de fondo, no s¨®lo contra el Gobierno, sino contra lo acordado por las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias, hasta ahora, para ir avanzando, paso a paso, en la construcci¨®n de una Espa?a democr¨¢tica.
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