Actitud retardatoria
Secretario general de FETAP-UGT
Suele denunciarse por las Centrales Sindicales democr¨¢ticas que los distintos Gobierno Su¨¢rez han retardado lo m¨¢s posible la normalizaci¨®n de la vida sindical. El marco en que el Gobierno est¨¢ colocando las elecciones sindicales es la ¨²ltima prueba de ello. Pues bien, en la Administraci¨®n P¨²blica este papel retardatario ha sido jugado con una perfecta y sincronizada planificaci¨®n, en un intento ¨²ltimo y desesperado de que la UCD pudiera ganar las elecciones sindicales en alguna rama de la producci¨®n.
La actitud del Gobierno en el campo del sindicalismo de la Funci¨®n P¨²blica comenz¨® con el retraso en la legalizaci¨®n de los sindicatos de funcionarios (s¨®lo quedaron despu¨¦s de nosotros los partidos trotskistas) y contin¨²a ahora con la falta de una convocatoria para las elecciones sindicales en los servicios y administraciones p¨²blicas.
Pero en el intermedio hay que se?alar las graves limitaciones a la libertad sindical que se vienen produciendo en nuestro ¨¢mbito, como son: a) la existencia de colectivos que no tienen reconocido el derecho a la libre sindicaci¨®n, as¨ª todo el personal civil al servicio de la administraci¨®n militar o aquellos funcionarios que en el desempe?o de su funci¨®n llevan armas (aunque sea una carabina contra los jabal¨ªes, como la guarder¨ªa forestal) y a los que una restrictiva interpretaci¨®n de los fiscales est¨¢ a?adiendo ahora determinado personal de la Administraci¨®n de Justicia; b) las graves limitaciones en n¨²merosos centros de trabajo y por impos¨ªci¨®n autoritaria de jefes y jefecillos del antiguo r¨¦gimen, a la libre acci¨®n sindical, incluso a los elemental¨ªsimos derechos de propaganda, reuni¨®n y representaci¨®n que con car¨¢cter general ha reconocido la circular n¨²mero tres de la Secretar¨ªa de Estado para la Administraci¨®n P¨²blica; c) la potenciaci¨®n y creaci¨®n de sindicatos amarillos por parte de las propias autoridades administrativas y a los que se concede todo tipo de ventajas incluidas la del uso de la franquicia postal oficial para su propaganda.
Esta pol¨ªtica no va a tener, no obstante, ¨¦xito alguno, y los funcionarios cuando puedan votar van a apoyar a las mismas centrales que est¨¢n ahora triunfando en el sector privado. Eso s¨ª, este comportamiento, que impide la normalizaci¨®n de la vida sindical en la Administraci¨®n P¨²blica, est¨¢ ocasionando graves perjuicios a la consolidaci¨®n de la democracia, pues no hay duda de que ¨¦sta pasa por una modernizaci¨®n y racionalizaci¨®n de la Administraci¨®n, que no va a ser posible -en el supuesto improbable de que el Gobierno tuviera intenci¨®n de acometerla- sin el concurso de las centrales sindicales democr¨¢ticas representativas de los trabajadores del sector.
S¨®lo la negociaci¨®n, como en los pa¨ªses europeos de nuestro entorno entr¨¦ el Gobierno y los sindicatos que representan a los funcionarios, va a hacer posible que la maquinaria administrativa se convierta en el instrumento eficaz al servicio de todos los ciudadanos, que los funcionarios somos los primeros en descas. Porque FETAP-UGT est¨¢ convencida, y con esta convicci¨®n influye entre sus afiliados y simpatizantes, que los derechos laborales de los trabajadores de la Administraci¨®n P¨²blica producir¨¢n un mayor beneficio colectivo que los privilegios que, como migajas del poder, puedan otorg¨¢rsenos, y que cambiando privilegios por derechos, saldr¨¢ muy mejorada la propia Administraci¨®n P¨²blica y los que la sirven.
En la Administraci¨®n necesitamos tambi¨¦n clarificar el panorama sindical y que, sin cifras cabal¨ªsticas como las de las actuales elecciones, el Gobierno pueda perfectamente conocer cu¨¢les son los sindicatos que representan a los funcionarios y llamarlos a negociar inmediatamente. Sin negociaci¨®n no podemos continuar un solo minuto m¨¢s. Urge, por tanto, la convocatoria de tales elecciones en base a un sistema electoral democr¨¢tico del que puedan salir unos ¨®rganos de representaci¨®n adecuados. Pero un sistema electoral democr¨¢tico s¨®lo puede querer decir un sistema no corporativo en el que participen -en paridad de derechos- todos los que trabajan en la Administraci¨®n P¨²blica, cualquiera que sea su estatuto jur¨ªdico, incluido el personal laboral que tambi¨¦n cobra de los presupuestos generales del Estado.
Y unos ¨®rganos de representaci¨®n adecuados deben constituirse por los representantes de los trabajadores de la administraci¨®n, libremente elegidos y no paritariamente. Dichos ¨®rganos tendr¨¢n competencias negociadoras de las condiciones de trabajo de sus representados.
De los anteriores representantes saldr¨¢n, en los niveles superiores, ¨®rganos formados por los sindicatos que han obtenido mejores resultados electorales y que seran los encargados de negociar las condiciones generales de empleo para toda la Administraci¨®n P¨²blica.
No se puede seguir aplicando una pol¨ªtica autoritaria e ineficaz de personal que, adem¨¢s de no dar ninguna soluci¨®n a los problemas, desconoce completamente a los trabajadores del sector. Las elecciones sindicales permitir¨¢n que las centrales puedan sentarse a negociar los grandes temas que se avecinan y que o tienen una soluci¨®n urgente o terminar¨¢n por poner en peor estado la cuesti¨®n. Tales son: el estatuto de la Funci¨®n P¨²blica, que el Gobierno debe remitir a las Cortes antes del 30 de abril, y en el que ser¨ªa imprescindible la consulta previa a los representantes de los funcionarios; las retribuciones, que siguen estando manejadas por un ¨®rgano administrativo -la Junta de Retribuc¨ªones- de composici¨®n olig¨¢rquica, cuya desaparici¨®n resulta imperiosa; la carrera administrativa, que frustra cualquier posibilidad de desarrollo profesional e impide a la Administraci¨®n utilizar los recursos que tienen sus propios trabajadores; la inestabilidad en el empleo de contratados e interinos, tantas veces denunciada; los salarios de hambre de los contratados laborales; las injusticias y arbitrariedades en la asignaci¨®n de puestos y gratificaciones; el descuido lamentable de la Funci¨®n P¨²blica en los servicios provinciales, etc¨¦tera.
S¨®lo as¨ª ser¨¢ posible la normafizac¨ª¨®n democr¨¢tica de la Administraci¨®n y la soluci¨®n a los innumerables problemas que los funcionarios como trabajadores tenemos.
La potenciaci¨®n de los sindicatos amarillos s¨®lo puede conducir a que los problemas queden sin resolver y la Administraci¨®n siga como hasta ahora. Los funcionarios p¨²blicos no van, sin duda, a soportarlo un solo d¨ªa m¨¢s, y por ello van a dar su respaldo a los sindicatos que, corno la FETAP-UGT, detienden aut¨¦nticamente sus derechos y representan un sindicalismo moderno y democr¨¢tico.
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