El teatro del dolor ofendido
Pensar en Strindberg -y no en ?Strimberg?, como me he visto forzado a escribir arriba porque as¨ª disparata el programa del espect¨¢culo- es recordar un tema mayor del teatro: el dolor, la protesta, el grito, la fricci¨®n permanente de los seres humanos. Algunos se callan y se consumen y otros, los personajes de Strindberg, gritan, se hieren, se ofenden y se combaten utilizando su historia pasada y presente para tratar de forzarse un porvenir, por triste y desesperado que: este sea. Strindberg padeci¨® la hostilidad y sufri¨® la humillaci¨®n. Sus textos constituyen una petici¨®n de justicia que muchas veces roza la venganza. Mis¨®gino -y es absolutamente rid¨ªculo e in¨²til rechazar ese dato de su biograf¨ªa-, traspasa al teatro sus dolores personales y su rabia ofendida. Pocas dudas existen hoy de que Laura la protagonista de El padre, sea un duro retrato de Siri von Essen, baronesa de Wrangel, actriz y primera de sus mujeres. Dibujo horrible de una devoradora que no tiene siquiera la inconsciencia de la protagonista de Los acreedores. Laura es la explotadora sucia de un hombre d¨¦bil: el tema de El padre.Strindberg pinta un cuadro negr¨ªsimo. Su reacci¨®n va m¨¢s all¨¢ de la protesta por el desamor; va hasta la magnificaci¨®n de la v¨ªctima. Repitiendo la Jeanne de Crimen y crimen dibuja la figura de una nodriza maternal y casi enamoriscada. Es la contrafigura de la ingrata. La que permite dibujar a un h¨¦roe-v¨ªctima y postular su actitud como un limpio caso de leg¨ªtima defensa. Solidario, a la vez, del pobre y el rico, del simulador y el aut¨¦ntico, del enloquecido y el sensato, el capit¨¢n protagonista de El padre se refugia en el terreno final en que su venganza puede desarrollarse sin freno: el teatro.
El padre,
de Augusto ?Strimberg?. Versi¨®n espa?ola: Ricardo Rodr¨ªguez Budet, Direcci¨®n: Ricardo Luc¨ªa. Escenograf¨ªa y figurines: Pablo Gago, Int¨¦pretes: Mar¨ªa Luisa Ponte, Berta Riaza, M¨®nica Bardem, Luis Prendes, Angel Terr¨®n, Anionio Rosa y Juan Antonio G¨¢lvez. En el teatro F¨ªgaro.
Strindberg es teatral, entre otras razones, porque es apasionado. Hay unas frases en Fermentaci¨®n que nunca deben olvidarse cuando se afronta a Strindberg: ?Un actor, en primer t¨¦rmino del escenario, puede cantar a todo el mundo sus verdades, por amargas que sean, sin tener que cargar con la responsabilidad correspondiente. ? Eso hubiese querido hacer Strindberg. Pero a fuerza de enfrentar a los buenos con los malos y a los d¨¦biles con los fuertes ha convertido a todos en seres intercambiables y ha llegado, as¨ª, a la instalaci¨®n de un drama s¨®lido y moderno. S¨®lido, porque la lucha es clara, progresiva, identificada sin titubeos. Moderno, porque esa lucha no es a pu?etazos o a estocadas, sino a golpes de cerebros hirvientes y ¨¢nimos encendidos. En el caso de El padre, estos enfrentamientos no f¨ªsicos confieren a la repetici¨®n de ofensas, a las variantes m¨ªnimas de los enfrentamientos, un cierto car¨¢cter po¨¦tico. La grandeza de Strindberg est¨¢ en la enorme variedad de presentaciones de su tema mayor: la lucha con ?el otro?. El realismo de Strindberg es evidente. Su anticipaci¨®n expresionista, tambi¨¦n. Su fidelidad al naturalismo est¨¢ palpable en cualquiera de sus declaraciones. Eso lo ha tenido presente Ricardo Luc¨ªa y eso est¨¢ contemplado en el espacio esc¨¦nico de Pablo Gago. Este es bello, preciso y con la relativa neutralidad que Strindberg exig¨ªa. Tambi¨¦n es justo el texto castellano de Rodr¨ªguez Budet, dentro de la tolerancia horaria del espectador espa?ol. S¨®lo hay algo, en este montaje, chirriante y de admisibilidad dif¨ªcil: el reparto. Es muy mayor Luis Prendes para hacer el capit¨¢n y es muy joven Mar¨ªa Luisa Ponte para hacer la nodriza. No es cre¨ªble su relaci¨®n. Luis Prendes, excelente actor, tiene algunos fallos de memoria, lo sabe, lo sufre y se defiende con una elocuci¨®n lenta, que en algunos momentos roza el sonambulismo. A cambio de ello su rigor clarificador, su escala progresiva del hundimiento interno del personaje, es un prodigio de finura. En el lugar opuesto debe colocarse a Berta Riaza. Segur¨ªsima, pero dura y monocorde. Firme, pero sin gradaciones. Buena actriz, absolutamente encorsetada, parte por su culpa, parte por culpa del texto facturado. Encantadora y tierna, Ponte.
Justos y trascendentes, G¨¢lvez y Terr¨®n. Y como se trata, al parecer, de un espect¨¢culo promovido por el grupo Actores Unidos, admirables todos en su apreciaci¨®n de que el visible vac¨ªo de nuestra cartelera est¨¢ reclamando a gritos la vuelta a estos textos inolvidables.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.