El fiscal pide cinco a?os de prisi¨®n para un presunto violador
A puerta cerrada, se celebr¨® ayer el juicio contra Eduardo Montes, acusado de haber cometido abusos deshonestos contra la ni?a J. D. F., de doce a?os de edad. Alrededor de cien mujeres, militantes de grupos feministas, permanecieron concentradas frente a la Secci¨®n Quinta de la Audiencia Provincial mientras el juicio se celebraba.
El fiscal pide para el se?or Montes cinco a?os de prisi¨®n, mientras que el abogado defensor del acusado, Fernando-Ruiz Beato, solicit¨® la absoluci¨®n bas¨¢ndose en la no existencia de pruebas de que su defendido intentara violar a J. D. F. (v¨¦ase EL PAIS del pasado domingo).Los ¨¢nimos de las feministas concentradas frente a la Secci¨®n Quinta delataban una total indignaci¨®n. El hecho de que Eduardo Montes estuviera en el pasillo de la Audiencia acrecent¨® m¨¢s las iras de las mujeres. Pese a la presencia de varios n¨²meros de la Policia Armada que intentaban poner orden, los gritos de ??Castraci¨®n! ? pudieron o¨ªrse repetidas veces a lo largo de lahora y media que dur¨® el juicio. Varias pancartas fueron tambi¨¦n desplegadas en los pasillos. Sus textos eran condenatorios de las agresiones machistas. Macho, tu violencia es tu impotencia, La noche y las calles tambi¨¦n son nuestras. Tom¨¦moslas, eran algunas de las frases que pod¨ªan leerse.
Cuando las feministas sacaron sus pancartas hubo un primer intento de la polic¨ªa para que ¨¦stas fueran retiradas. Una feminista, visiblemente exaltada, grit¨® a los polic¨ªas que si las obligaban a retirar las pancartas significaba que ten¨ªan la misma actitud que el violador. Ante esto, los polic¨ªas optaron por dejar que exhibieran las pancartas.
Las muestras de solidaridad con la ni?a y su familia fueron constantes, tanto por los grupos de mujeres como por la de las personas que se encontraban frente a la sala y que hab¨ªan ido por estar interesadas por el tema. Uno de los miembros fundadores de la Casa de Murcia, en cuyos local es se efectu¨® el intento de violaci¨®n manifest¨® su total desconocimiento de que en la citada casa regional se dieran clases de ballet; ?es m¨¢s, est¨¢ prohibido en sus estatutos -a?adi¨®- No me explico c¨®mo ha podido ocurrir?.
Una vez finalizado el juicio, las feministas esperaban frente a la puerta del juzgado de guardia la salida del acusado, pero tras media hora de espera optaron por dispersarse, ya que deb¨ªa haber utilizado otra puerta para salir. Algunas mujeres se dirigieron al domicilio particular de Eduardo Montes para mostrarle, una vez m¨¢s, su disconformidad con su actuaci¨®n.
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