Mucho ruido y... nada m¨¢s
El g¨¦nero populista del cine italiano, que tan maravillosamente dominaron en otros tiempos Mario Monicelli o Luigi Comencini, ha degenerado en la actualidad hasta convertirse en la caricatura de s¨ª mismo, hasta volverse un g¨¦nero nuevo cuyas ¨²nicas reglas son el exceso y el mal gusto, que rinde culto a un fe¨ªsmo desmesurado y cuyos maestros incontestables son Lina Wertmuller y Ettore Scola. Hasta qu¨¦ punto sus ejercicios de suciedad de qualit¨¦ son vac¨ªos y artificiosos lo prueba el que Scola cuando se aplica a un cine presuntamente art¨ªstico -Una jornada particular- es tan rebuscado como cuando se revuelca en el lodo de Brutos, sucios y malos, siendo su suciedad tan sospechosa y falsa como su pulcritud. Y que la Wertmuller cuando entra en una de sus venas l¨ªricas deja corto al mism¨ªsimo se?or Lelouch.El ¨¦xito obtenido por los filmes de Lina Wertmuller en Estados Unidos es un fen¨®meno dif¨ªcilmente comprensible, dado que ni siquiera artesanalmente son productos bien fabricados. Quiz¨¢s la raz¨®n sea que han cre¨ªdo ver en ella ciertos rasgos fellinianos, cierta grandiosidad balbuceante, una megaloman¨ªa pretenciosa en la que trata de envolver sus ins¨ªpidas historietas.
Pasqualino Settebellezze (Siete bellezas)
Gui¨®n y direcci¨®n: Lina Wertmuller. Fotograf¨ªa: Tonino delli Colli. M¨²sica: Enzo Iannacci. Int¨¦rpretes: Giancarlo Giannini, Fernando Rey, Shirley Stoler, Elena Fiore y Piero di Iorio. Italiana, 1975. Local de estreno: Peque?o Cinestudio.
Pasqualino Settebellezze es la culminaci¨®n del estilo comenzado con Mimi Metal¨²rgico, Ins¨®lita aventura de verano y Filme de amor y de anarqu¨ªa; la summa de sus excesos, defectos y aberraciones. A trav¨¦s de la historia de Pasquale Profuso, un napolitano que descuartiza a un hombre para salvar el honor de su hermana mayor convirti¨¦ndose en el monstruo de N¨¢poles, y que posteriormente se alista voluntario para escapar a la c¨¢rcel-manicomio, Lina Wertmuller trata de hacer una s¨¢tira del antih¨¦roe. Pasqualino hace cualquier cosa por vivir, se hace el loco, se alista, se humilla, delata, mata a su mejor amigo y todo para, al final, poder decir ?s¨ª... estoy vivo ... ?
Lina Wertmuller se repite. En esta pel¨ªcula vuelve a insistir en sus trucos habituales: gritos, histeria, peleas... En su estilo t¨¦cnicamente descuidado, en su est¨¦tica machacona. Giancarlo Giannini, su actor-fetiche, un excelente comediante, se vuelve en sus manos una marioneta, un buf¨®n transformista. De todos los filmes de Wertmuller, Pasqualino Settebellezze es el m¨¢s aburrido. Su narraci¨®n, fragmentada a base de flash-backs que no funcionan, es torpe, carece totalmente de sentido del ritmo. Wertmuller confunde lo c¨®mico con lo grotesco, la complejidad con la confusi¨®n.
Babelia
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