Tensi¨®n en Sagunto ante la ultima fase de negociaci¨®n sobre el futuro de la IV planta
Tras varios meses de promesas, retrasos e impaciencias, los 55.000 habitantes de la villa valenciana de Sagunto -veinticinco kil¨®metros al norte de la capital- aguardan inquietos los resultados de la reuni¨®n que ma?ana, en Madrid, celebrar¨¢n todos los accionistas de Altos Hornos del Mediterr¨¢neo con el equipo directivo del Ministerio de Industria, para la definitiva puesta en marcha del plan de intervenci¨®n estatal propugnado por el se?or Rodr¨ªguez Sahag¨²n. Atr¨¢s, pr¨¢cticamente en el olvido, han quedado las grandilocuentes promesas y augurios triunfalistas, patrocinados por los tecnodesarrollistas, que hicieron valer toda su influencia para montar, en los inicios de la d¨¦cada, la IV Planta Sider¨²rgica Integral, a orillas del Mediterr¨¢neo.
Afirmar que, todo Sagunto gira y se sustenta en torno a la IV Planta y su futuro dista mucho de ser un t¨®pico. Las incidencias padecidas en los ¨²ltimos meses por los 5.500 trabajadores de Altos Hornos del Mediterr¨¢neo (AHM) han sido constantes. Los salarios llegan tarde e incompletos. Las promesas, rumores, desmentidos y retrasos respecto a los planes salvadores han sido y son tema permanente y casi exclusivo de conversaci¨®n en todos aquellos marcos en los que los saguntinos aciertan a expresarse libre y espont¨¢neamente. Al margen de la sider¨²rgica y algunas industrias adyacentes, Sagunto carece en toda su comarca de vestigio industrial. Eminentemente agr¨ªcola en su estructura activa, s¨®lo se ha producido un desarrollo importante en todas las variedades del comercio, alentado en tiempos por el n¨²cleo minero de sus proximidades, el paso de la carretera general que une Valencia con Barcelona y la vieja acer¨ªa del puerto, hoy incorporada a la IV Planta. Pero la desaparici¨®n de la miner¨ªa, la construcci¨®n de la autopista y el desarrollo de otros puertos han dejado a la villa levantina con la exclusiva realidad de la siderurgia y una incipiente dotaci¨®n tur¨ªstica que comienza a percibirse, especialmente impulsada por las ansias de esparcimiento de los capitalinos, a¨²n con el fondo permanente de las torres de la vieja acer¨ªa y el prolongado pantal¨¢n del muelle. Precisamente junto a las edificaciones que rodean la vieja planta del puerto, irremediable mente impregnadas de un ocre insano y polvoriento, surgen sin apenas soluci¨®n de continuidad edificios de apartamentos con nombres tan rebuscados como California, Canet y otros, igualmente sugerentes.Salvar el futuro
A pesar de todo, Sagunto -sus habitantes- mantiene el ¨¢nimo firme, y basta recorrer sus calles para comprobar que la perseverancia en la lucha ser¨¢ un¨¢nime. ?Tenemos todav¨ªa confianza, porque nos aseguran que salvaremos el futuro, pero estamos vigilantes y defenderemos nuestro trabajo y nuestro progreso como sea. Lo del pasado jueves es s¨®lo una muestra.? Afirmaciones como esta, coincidentes hasta en lo espont¨¢neo, se repiten en todos los ¨¢mbitos: comit¨¦ de empresa, trabajadores, asociaciones de vecinos y simples ciudadanos, argumentando como ejemplo la marcha de m¨¢s de 1.500 mujeres hasta Valencia en demanda de soluciones, y que s¨®lo se detuvo ante la intervenci¨®n, a las puertas de la capital, de las fuerzas de la Guardia Civil. Mientras, todo el comit¨¦ de empresa manten¨ªa un encierro de ocho jornadas y hasta los ex¨¢menes de escuelas e instituto quedaban pospuestos. Recorriendo Sagunto tiene uno la impresion de que cualquier error t¨¢ctico, cualquier demora inconsciente, pueden desencadenar un proceso de imprevisibles consecuencias.
Pero las reivindicaciones de Sagunto, cuyo Ayuntamiento es, por cierto, inoperante entre ceses, ausencias, dimisi¨®n e inhibiciones, no se limitan a una acci¨®n a corto plazo. Los saguntinos demandan -casi dir¨ªa que exigen- la culminaci¨®n de esa IV Planta, en la que quedaron fundamentadas todas sus expectativas de futuro y para la que fueron expropiadas m¨¢s de ochocientas hect¨¢reas, valoradas injustamente, y cuyos propietarios han debido promover acciones judiciales diversas, a la vista de que ni siquiera esas siete pesetas fijadas para el metro cuadrado les eran abonadas.
Ante la reuni¨®n de ma?ana, y la que posteriormente celebrar¨¢ el consejo de administraci¨®n de AHM -previa a la junta general del d¨ªa 21- en la propia villa levanlina, los trabajadores y el pueblo en general esperan que sean dados los primeros pasos para solventar sus problemas, y no desean profundizar en posibles responsabilidades. ?Los capitalistas van a lo que van?, sentencia la mayor¨ªa al referirse a las dificultades planteadas por alguno de los bancos y cajas de ahorros que participan en el accionariado, remisos a aceptar las directrices del plan del Ministerio de Industria y Energ¨ªa. Accionistas que, en el caso de los bancos, han remozado cuidadosamente la mayor parte de sus oficinas en la villa en los ¨²ltimos meses y coexisten, con sus letreros luminosos y reclamos publicitarios con los problenias que sus propias reticencias est¨¢n propiciando. M¨¢s dura es la cr¨ªtica laboral y popular al comportamiento del socio principal de AHM, Altos Hornos de Vizcaya, a quien se reprochan todo tipo de argucias y comportamientos de dudosa honestidad para extraer el m¨¢ximo beneficio de su participada, aun a costa de provocar de forma m¨¢s acelerada su hundimiento.
La creencia generalizada atribuye tambi¨¦n al Gobierno una excesiva cautela, a la hora de negociar con los accionistas. ?Es l¨®gico que se resistan, pero el Gobierno puede obligarles?, aseguran. Fuentes del comit¨¦ de empresa aseguraron la existencia de una cl¨¢usula en el decreto-ley de concesi¨®n de la IV Planta, seg¨²n la cual el Estado est¨¢ obligado a subrogarse en la construcci¨®n de las instalaciones, en caso de que la iniciativa privada no fuera capaz de asumirla.
Tampoco existe una satisfacci¨®n plena respecto al papel desarrollado por parlamentarios y partidos pol¨ªticos. ?Hemos contactado con todos, nos han escuchado, pero echamos en falta una toma de postura clara por su parte?, se?al¨® un representante de los trabajadores. Tampoco el Consell, ¨®rgano preauton¨®mico, ha ido m¨¢s lejos en su postura, aunque ello se antoja m¨¢s disculpable por la vaciedad de competencias que todav¨ªa le afecta. Las que s¨ª se han volcado en apoyo del tema han sido las seis asociaciones de vecinos existentes en Sagunto -cuatro en la zona del puerto y otras dos en el centro-, que han estado y est¨¢n permanetemente dispuestas a movilizar masivamente a los ciudadanos, en demanda de soluciones efectivas y urgentes. Aunque no se exterioriza abiertamente, nadie duda en Sagunto que la recepci¨®n a los consejeros y accionistas el d¨ªa 21, puede ser memorable, si para entonces no existen algo m¨¢s que palabras.
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