Hacia una nueva pol¨ªtica hidr¨¢ulica
Diputado del PSOE
Espa?a ha ocupado en varias ¨¦pocas un lugar prominente por sus obras y aprovechamientos hidr¨¢ulicos. Las presas y acueductos romanos acreditan un adelanto en estas realizaciones superior al de otros pa¨ªses del imperio. Durante la dominaci¨®n musulmana, los regad¨ªos se desarrollaron y alcanzaron un gran florecimiento. Pero fue en el Renacimiento cuando Espa?a ocup¨®, sin duda, el primer lugar en la ingenier¨ªa hidr¨¢ulica. De esto dan prueba las presas de Almansa, Tibi, Relleu y Alicante en la vertiente mediterr¨¢nea y las de Castellar, Feria, Zalamea, y otras varias en Extremadura, as¨ª como los canales de Castilla e Imperial de Arag¨®n, ambos para navegaci¨®n y riego.
En tiempos de la Ilustraci¨®n, se reanudan las actividades hidr¨¢ulicas descuidadas por los ¨²ltimos Austrias. Al final del siglo pasado se renueven estas actividades; y ya en el actual, tras las predicaciones de Costa y los planes de Gasset, se inicia la etapa de trabajos hidr¨¢ulicos que con algunas detenciones, pero ritmo creciente, llega hasta nuestros d¨ªas.
Como hito importante de esta etapa hay que se?alar la creaci¨®n en 1926 de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Ebro, ideada por Lorenzo Pardo y establecida por el ministro Guadalhorce. Poco despu¨¦s se establec¨ªan Confederaciones an¨¢logas en las cuencas del Duero, del Guadalquivir y del Segura. Con la creaci¨®n de estos organismos para resolver los problemas de una cuenca con visi¨®n de conjunto, Espa?a se adelant¨® a Estados Unidos, cuya ?Autoridad del Valle de Tennessee?, muy celebrada por la magnitud de sus obras y por el poder¨ªo e influencia de aquel pa¨ªs, fue fundada en 1932, seis a?os despu¨¦s que la Confederaci¨®n del Ebro.
En los primeros a?os de la Rep¨²blica, siendo ministro Indalecio Prieto, se formula el primer Plan Nacional de Obras Hidr¨¢ulicas, bajo la direcci¨®n de Lorenzo Pardo; se intensifican estas obras y se extienden a todas las cuencas espa?olas, incluso a las m¨¢s olvidadas. En 1932 comienzan los estudios y obras en el Guadiana desde la presa de Cijara a la frontera portuguesa, anunciados m¨¢s tarde como ?Plan Badajoz?.
Despu¨¦s de la guerra civil y, especialmente, a partir de los a?os cincuenta, tuvo lugar una reactivaci¨®n de los trabajos hidr¨¢ulicos, tan intensa como desfasada en ciertos aspectos con respecto a las modalidades de la ¨¦poca. El agua se hab¨ªa convertido ya en el elemento natural m¨¢s escaso y los conceptos y t¨¦cnicas de su explotaci¨®n y empleo hab¨ªan cambiado radicalmente. Sin embargo, el aprovechamiento de los recursos hidr¨¢ulicos se abordaba ¨²nicamente por medio de grandes construcciones para regular y transportar las aguas de superficie.
Como ingeniero hidr¨¢ulico, estoy satisfecho de los avances logrados en mi especialidad pero lamento la postergaci¨®n de otras t¨¦cnicas ya por entonces aplicadas en pa¨ªses cuya competencia en materia de aguas ten¨ªan menos tradici¨®n que la nuestra.
Seg¨²n un informe reciente de Obras P¨²blicas, el riego consume de un 85 a un 90% del agua utilizada en las cuencas de la Pen¨ªnsula (con excepci¨®n de las vertientes cant¨¢brica y galaica), mientras que del 15 y el 10% restante se dedica a suministros urbanos, industriales y otros usos. Esta absorci¨®n por los regad¨ªos de la mayor parte de los caudales disponibles es com¨²n a otras cuencas en paises con clima y desarrollo parecidos a los nuestros, por lo cual sus t¨¦cnicos han concentrado sus esfuerzos en averiguar c¨®mo y d¨®nde es posible ahorrar agua en el riesgo.
Los progresos conseguidos en esto han sido extraordinarios, pero la pol¨ªtica hidr¨¢ulica de la dictadura los ha ignorado y la actual apenas los toma en cuenta. Para cubrir nuestro d¨¦ficit de productos agr¨ªcolas creando nuevos regad¨ªos, todav¨ªa propone como ¨²nica salida la construcci¨®n de grandes obras de embalse y conducci¨®n del agua y los trasvases de unas cuencas a otras.
Las soluciones basadas en economizar agua deben ocupar un lugar preferente en nuestro futuro.
La nueva pol¨ªtica a implantar debe centrarse en el uso econ¨®mico del agua y valerse plenamente de las nuevas t¨¦cnicas de investigaci¨®n, explotaci¨®n y utilizaci¨®n de los recursos hidr¨¢ulicos.
Para lograr estos objetivos es indispensable reformar las leyes y pr¨¢cticas vigentes, pues tanto unas como otras no se avienen con los conceptos del ciclo hidrol¨®gico ni con las t¨¦cnicas actuales. As¨ª, las aguas subterr¨¢neas son jurisdicci¨®n del Ministerio de Industria, la investigaci¨®n y la concesi¨®n de las aguas superficiales son realizadas por el Ministerio de Obras P¨²blicas por medio de las Comisar¨ªas de Aguas y su regulaci¨®n y explotaci¨®n corresponden a las Confederaciones Hidrogr¨¢ficas de las cuencas.
El resultado de esta repartici¨®n de funciones dista mucho de ser satisfactorio. Adem¨¢s, las Confederaciones han perdido la amplitud de visi¨®n, de objetivos y de especialidades que tuvieron en su primera ¨¦poca y est¨¢n hoy a considerable distancia del puesto de vanguardia que ocuparon entonces.
En conclusi¨®n, la persistencia por inercia o f¨¢cil continuismo, de la pol¨ªtica hidr¨¢ulica heredada puede originar explotaciones inmoderadas y abusivas de las aguas superficiales y subterr¨¢neas, provocar conflictos entre regiones, agotar nuestros recursos hidr¨¢ulicos y causar graves contaminaciones y da?os ecol¨®gicos. Urge, por tanto, corregir los defectos de esa pol¨ªtica y recuperar el puesto destacado que tuvimos en otras ocasiones. Esta empresa requiere grandes esfuerzos pero yo creo que nuestro pa¨ªs cuenta con personas capaces de llevarla a buen t¨¦rmino y que ¨¦ste es el momento de hacerlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.