Sobre el arte de Tati
Al hablar de una pel¨ªcula de Jacques Tati, uno acaba inevitablemente hablando, simplemente, de Tati. Porque sus pel¨ªculas, a¨²n siendo obras aisladas, no son sino fragmentos, etapas de un discurso de un estilo que, poco a poco, se va depurando, estilizando, hasta llegar a rozar el arte abstracto, el cine puro.Pocos cineastas merecen tanto como Tati el t¨ªtulo -sin lugar a dudas terrible- de artista maldito. Siete pel¨ªculas en treinta a?os no es mucho si pensamos que Tati es uno de los prestigios menos discutibles del cine franc¨¦s y, el ¨²nico gran c¨®mico que el cine europeo ha producido desde Max Linder. Siete pel¨ªculas cuya financiaci¨®n ha sido siempre problem¨¢tica -mecenas, subvenciones. etc¨¦tera-, y cuya elaboraci¨®n es lenta y costosa: nunca menos de dos a?os por pel¨ªcula.
Jour de f¨ºte
Direcci¨®n: Jacques Tati. Gui¨®n: Jacques Tati, Henri Marquet y Ren¨¦ Wheeler. Fotograf¨ªa: Jacques Mercanion. M¨²sica: Jean Yatobe. Int¨¦rpretes: Jacques Tati, Paul Frankeur, Guy Decomble, Santa Relli, Maine Vall¨¦e y los habitantes de Sainte-Severe-sur-Indre. Francesa, 1947-49. Local de estreno: Alphaville 3.
Al referirse a los universos que ciertos autores crean al recurrir a ciertos temas con unas determinadas formas narrativas. los cr¨ªticos suelen hablar de visi¨®n del mundo... Con Tati hemos de se m¨¢s tajantes, m¨¢s viscerales, lo que su obra, en realidad, aporta es una nueva percepci¨®n del mundo.
Es indudable que el modo de inirar de Tati no es el ordinario -el que propone el cine americano cl¨¢sico- y mucho menos a¨²n su forma de percibir. de registrar y reproducir las acciones m¨¢s simples. Su personal forma de describir desde un partido de tenis a un paseo en bicicleta,desde el tr¨¢fico de una autopista a un simple trayecto peatonal del se?or Hulot por una calle de province, as¨ª lo atestigua. Al referirnos a su estilo de combinar im¨¢sienes. movimientos y sonidos la palabra m¨¢s adecuada es orquestaci¨®n.
La banda sonora de un filme como D¨ªa de fiesta es absolutamente ins¨®lita en el cine de los a?os cuarenta. Tati selecciona sus sonidos con un rigor y una maestr¨ªa s¨®lo comparables al trabajo de un Bresson. Mediante un h¨¢bil enfoque sonoro divide el sonido en n¨ªtido y borroso. decidiendo por nosotros lo que debe ser o¨ªdo y lo que no el di¨¢logo audible y el reducido a susurros, murmullos, ruido. Tati trabaja su banda sonora como si de una partitura musical se tratara, una partitura que puede ser amable cuando registra el sonido de su amada canipagne o infernal cuando se trata del tr¨¢fico. ¨²nica m¨²sica de la ciudad, pero sujeto siempre a un r¨ªgido, personal ,sentido de la armon¨ªa.
En unas coordenadas similares se inscribe su sentido del humor. A¨²n proviniendo del campo del mimo, de nada est¨¢n m¨¢s lejos los gags de Tati que de la gesticulacion, tan del gusto de c¨®micos como Chaplin o Lewis. De tener alg¨²n pariente -ascendente- en el ¨¢rbol geneal¨®gico del cine c¨®mico, este ser¨ªa Keaton. Es el suyo ?un humor -como dec¨ªa Cocteau- cient¨ªficamente elaborado?. Tati no persigue nunca la carcajada a cualquier precio, caso del siempre detestable Mel Brooks. De hecho, gran parte de sus gags no son sino visualizaciones de agudas, rebuscadas y originales construcciones mentales cuyo objetivo es cierto tipo de placer intelectual que no necesita de esa manifestaci¨®n externa -maravillosa, por otra parte- que es la carcajada. Tati nos ofrece un mundo con unas leyes particulares, un ritmo y un tiempo no tradicionales y una dramaturgia nueva y original. Con todo ello nos propone una forma distinta de contemplacil¨®n. Y ello siempre es saludable.
Como Tati a trav¨¦s de cualquiera de sus pel¨ªculas, lo que nos est¨¢ proponiendo es un cine, espero que estas notas provocadas por el estreno de D¨ªa de fiesta hagan las veces del acostumbrado comentario.
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