Preparativos para elegir nuevo Papa
Esta tarde el cuerpo del papa Pablo VI ser¨¢ trasladado desde Castelgandolfo a la bas¨ªlica de San Pedro, donde sus restos mortales ser¨¢n expuestos a la veneraci¨®n p¨²blica hasta el s¨¢bado. Despu¨¦s del solemne funeral ser¨¢ enterrado muy cerca de P¨ªo XII y de Juan XXIII, seg¨²n sus propios deseos.Miles de personas y de turistas extranjeros est¨¢n desfilando en Castelgandolfo ante el cuerpo de Pablo VI, que presenta un rostro sereno, del que no est¨¢ ausente un gran sufrimiento. Todo ha sido muy austero y muy sencillo, como ¨¦l quer¨ªa. Antes de morir hab¨ªa dicho al obispo de Albano: ?La muerte del Papa es como la de los dem¨¢s mortales.?
Ante la muerte Pablo VI nunca tuvo miedo. En esto se pareci¨® a Juan XXIII, su predecesor. En este sentido se multiplican estos d¨ªas en la prensa los testimonios de amigos ¨ªntimos suyos a los que Pablo VI les hab¨ªa hablado ¨²ltimamente con mucha paz de su muerte.
La historia no se para. Como dice el refr¨¢n romano, ?muerto un Papa se hace otro?. Por eso, despu¨¦s de una serie de elogios de los principales personajes de la pol¨ªtica y de la cultura de Italia, tanto creyentes como ateos, que han destacado, sobre todo, el gran esfuerzo del papa Pablo para conseguir la paz, ha comenzado ya en Roma lo que se llama, con sentido del humor, el gran baile, es decir, la tradicional pol¨ªtica que precede a la elecci¨®n del nuevo Papa.
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Sin un candidato destacado comienzan los preparativos para la elecci¨®n de un nuevo Papa
(Viene de la primera p¨¢gina)
Evidentemente, los cardenales hacen p¨²blica confesi¨®n de neutralidad; se quejan de que se les catalogue como conservadores o progresistas, porque ¨¦sas son ?categor¨ªas pol¨ªticas? que nada tienen que ver con la Iglesia. Pero lo cierto es que la reuni¨®n de todos los cardenales presentes en Roma, que se celebrar¨¢ todos los d¨ªas hasta el d¨ªa del c¨®nclave para decidir ?toda la organizaci¨®n? de la elecci¨®n y para despachar las cosas m¨¢s urgentes del gobierno de la Iglesia, resulta la verdadera preparaci¨®n para el c¨®nclave. Se dice que algunos cardenales extranjeros empiezan ya a llegar a Roma "en silencio" para captar el sentimiento de la curia.
La primera novedad de este c¨®nclave es que no existe una figura eminente que sea capaz de polarizar por lo menos una buena parte de los electores.
Esta vez, adem¨¢s, los cardenales se conocer¨¢n mejor unos a otros, porque se han visto mucho m¨¢s que antiguamente. Hoy no se puede hablar, como otras veces, de italianos como conservadores y, de extranjeros como innovadores. Esto ocurr¨ªa as¨ª cuando los cardenales italianos eran todos de la curia. Hoy existen extranjeros muy reaccionarios, y un italiano, como ejemplo monse?or Pellegrino, ex arzobispo de Tur¨ªn, que es una de las figuras m¨¢s evang¨¦licas.
Lo que s¨ª se pueden observar son tres grandes categor¨ªas: los evang¨¦licos, que desear¨ªan un Papa completamente distinto, que no fuera jefe de Estado, que no viva en el Vaticano, que empuje ala Iglesia en la lucha por los desheredados, que est¨¦ limpia de todo compromiso con el poder temporal, que sea pobre y sencilla y que permita a los cristianos, despu¨¦s de haber confesado la fe en Jesucristo y en su resurrecci¨®n, la mayor libertad posible de conciencia en la b¨²squeda, con todos los hombres de buena voluntad, de respuestas nuevas a problemas nuevos. Con grados distintos existen actual mente unos veinticinco cardenales de este tipo.
Otro grupo est¨¢ constituido por los reformistas, es decir, todos aquellos dispuestos a seguir la l¨ªnea de Pablo VI, de ?cauto avance?, con respeto por el Concilio, pero sin permitir que se piense por ahora en un nuevo Concilio. Se les llama los montinianos, y son unos sesenta. No hay que olvidar que s¨®lo diecis¨¦is de los cardenales que elegir¨¢n el nuevo Papa no son criaturas de Montini, ya que todos los dem¨¢s fueron elegidos por Pablo VI y, l¨®gicamente, con su mentalidad reformadora. Y, finalmente, un tercer grupo de verdaderos ?conservadores?, que van desde los que no soportaron el Concilio, hasta los que desear¨ªan que se pusiera ?un poco de orden? en la confusi¨®n actual de la Iglesia, donde. seg¨²n ellos todo est¨¢ permitido y ya no se condena nada ni nadie. Estos cardenales recoger¨¢n unos 36 votos. Un Papa de este grupo es pr¨¢cticamente imposible que sea elegido.
Que sea Papa una de las figuras evang¨¦licas del primer grupo es tambi¨¦n impensable. Ser¨¢ casi seguramente uno de los cardenales del grupo montiniano. Los votos de los conservadores podr¨¢n s¨®lo empujar la balanza hacia donde podr¨ªa haber sorpresas. Baste recordar que Juan XXIII fue elegido con los votos de los menos revolucionarios, precisamente porque pensaban que se trataba de un cardenal que. adem¨¢s de ser anciano. era muy piadoso y poco intelectual Y. sobre todo. muy conservador y amante de la tradici¨®n de la Iglesia.
Precisamente es esto lo que desear¨ªa la Iglesia de las comunidades de base. que fuera elegido un cardenal que no sea un ?reformista?, porque de lo que se trata en este momento del posconcilio, como acaba de declarar el ex abad de San Pablo Giovanni Franzoni, el mayor exponente de la Iglesia de la contestaci¨®n en Italia y muy estimado en el extranjero por sus posturas renovadoras, es que el futuro Papa no sea ?un Papa?, es decir no sea un ?soberano?. Franzoni escribi¨® ayer un art¨ªculo en el cual, en nombre de todas las comunidades cristianas de base de Italia, dice: ?Nuestra esperanza y nuestra oraci¨®n es que Dios mande a su Iglesia un Papa que sepa destruir esa jaula de oro que es el papado como estructura jur¨ªdico pol¨ªtico - institucional.?
Esta vez m¨¢s que nunca los cardenales electores del Papa tendr¨¢n que escuchar la voz de la base, sin pelos en la lengua.
El comunista Ingrao, presidente de la C¨¢mara de los Diputados, dijo ayer: ?Un d¨ªa la Historia reconocer¨¢ a Pablo VI el esfuerzo que hizo para que la Iglesia no volviera hacia atr¨¢s, a pesar de tantos que lo deseaban.?
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