El cardenal Luciani, elegido Papa, adopta el nombre de Juan Pablo I
Esta elecci¨®n de Juan Pablo I ha sido la m¨¢s r¨¢pida de la historia de este siglo, cuando, en realidad, se presentaba como la m¨¢s dif¨ªcil, porque era la primera vez que los electores (111 cardenales) eran tan numerosos, de todos los pa¨ªses del mundo, y despu¨¦s de una muerte casi repentina de Pablo VI. A la hora de despachar esta cr¨®nica, despu¨¦s de la guerra de nervios vivida en la plaza de San Pedro a causa de las indecisiones de la fumata, tambi¨¦n una de las m¨¢s largas (dur¨® casi cuarenta minutos), y la m¨¢s ambigua, a pesar de la ayuda de la qu¨ªmica, las primeras reacciones, sobre todo de la parte m¨¢s abierta del mundo cat¨®lico italiano, han sido de gran sorpresa.
Algunos peri¨®dicos, que ten¨ªan ya preparadas veinte p¨¢ginas distintas sobre posibles candidatos, no tienen nada del nuevo Papa.Se teme que pueda ser, desde el punto de vista pol¨ªtico, una vuelta a P¨ªo X, el Papa bueno que dio la mayor batalla a los nuevos fermentos del modernismo.
No es un misterio que el nuevo Papa no posee una gran preparaci¨®n ni teol¨®gica, ni ecum¨¦nica, canal socialista de la televisi¨®n, que hab¨ªa anunciado para despu¨¦s de la elecci¨®n grandes reportajes y entrevistas, concluy¨® el programa de la elecci¨®n del Papa con una breve biograf¨ªa en la cual destacaba que Juan Pablo I, cuando lleg¨® a Venecia, disolvi¨® la organizaci¨®n de los catedr¨¢ticos cat¨®licos, que es una de las ramas m¨¢s abiertas de la Acci¨®n Cat¨®lica, de la que hab¨ªa sido capell¨¢n el papa Montini, y de la que hab¨ªan hecho parte los grandes l¨ªderes democristianos como De Gasperi, Moro, Dosetti, Zaccagnini.
El director de la casa editorial m¨¢s importante en Italia, en el campo de los cristianos progresistas, declar¨® a EL PA?S, minutos despu¨¦s de la elecci¨®n del nuevo Papa: ?Cuando a un cardenal lo eligen Papa empieza siempre una nueva p¨¢gina en su vida. Pero en este caso, todos los presupuestos indican que esta vez venci¨® la parte m¨¢s conservadora de la curia romana. No se puede explicar esta elecci¨®n en veinticuatro horas de c¨®nclave, con electores de todo el inundo que, cuando llegaron a Roma, la mayor¨ªa no hab¨ªa o¨ªdo hablar nunca de Luciani. Sin que haya existido un verdadero lavado de cerebro, sobre todo con los electores del Tercer Mundo, se ha presentado a Luciani como un seguidor del alma moderada de Pablo VI y, sobre todo, sin el m¨¢s peque?o problema por lo que se refiere al di¨¢logo con los marxistas, ya que, pol¨ªticamente, el patriarca de Venecia se present¨® siempre como de derechas. Ahora lo juzgaremos como cristianos cr¨ªticos a la luz de sus obras, de su magisterio y de su fidelidad a la lectura de los signos de los tiempos modernos.?
Algunos observadores, ante la sorpresa de la rapidez de esta elecci¨®n recuerda que fue el cardenal Siri, el duro arzobispo de G¨¦nova, el ¨²nico italiano que asisti¨® al tercer c¨®nclave y uno de los mayores l¨ªderes de la curia conservadora quien afirm¨® ante la televisi¨®n horas antes del c¨®nclave que ¨¦ste ser¨ªa muy breve porque la tensi¨®n nerviosa y una clausura tan total no se pueden soportar m¨¢s de dos d¨ªas. Dijo tambi¨¦n que la historia no se vuelve hacla atr¨¢s, pero que, a veces, es necesario un capit¨¢n de nave capaz de corregir la ruta.
Si las indiscreciones publicadas por la prensa mientras los cardenales estaban ya en el c¨®nclave resultasen verdaderas, se puede decir que los progresistas han perdido la batalla. Se hab¨ªa dicho ayer mismo que, en los ¨²ltilmos d¨ªas, los cardenales franceses, junto con el cardenal Taranc¨®n, hab¨ªan decidido empezar a votar al cardenal brasile?o Arns, uno de los m¨¢s evang¨¦licos de Am¨¦rica Latina, y que hab¨ªa sido el candidato indicado por el mayor te¨®logo internacional, Congar. Se trataba de recoger un buen n¨²mero de votos progresistas para demostrar en el c¨®nclave la voluntad de elegir un Papa que diese un paso hacia delante en el Concilio Vaticano lI y que tuviese muy presente todos los fernientos de las iglesias del Tercer Mundo. Junto a estas negociaciones de los franceses con Taranc¨®n, se hab¨ªa registrado tambi¨¦n ayer una ¨²ltima entrevista de Benelli antes de entrar en el c¨®nclave.
Durante los ¨²ltimos d¨ªas, Benelli hab¨ªa estado mudo. Toda la prensa italiana, sobre todo la de izquierdas, lo hab¨ªa ignorado y hab¨ªa aparecido en todas las listas de los reaccionarios. Pero en esta entrevista a un diario de Tur¨ªn, Benelli lanz¨® una bomba. Dijo que el nuevo Papa deber¨ªa revisar la instituci¨®n del S¨ªnodo para darle mayores poderes decisorios, y a?adi¨® que es necesario que el Concilio ?se ponga completamente en pr¨¢ctica?. Los observadores religiosos hab¨ªan registrado que esta entrevista de Benelli demostraba que ya exist¨ªa una especie de acuerdo entre el centro y los progresistas para evitar que, por lo menos, pudiese ser elegido Papa un tradicionalista de los que no vieron con buenos ojos el Concilio y, sobre todo, de los nost¨¢lgicos del poder central de Roma, contrario a todo lo que signifique conceder mayor poder a las conferencias episcopales y sobre todo al S¨ªnodo. De hecho, ni Pablo VI, a pesar de tantas peticiones de los obispos, permiti¨® nunca que el S¨ªnodo tuviera poderes para decidir. Hasta ahora, fue siempre y s¨®lo un ¨®rgano consultivo. Hoy, los observadores se preguntan si pod¨ªa ser Luciani el candidato de Benelli o bien si era el candidato de la parte a¨²n m¨¢s conservadora de la curia romana. Por ahora, los cat¨®licos dicen que no es ya hora de habla del pasado del patriarca de Venecia sino de su futuro: que ya no es el cardenal Albino Luciani, sino el nuevo obispo de Roma, Juan Pablo I, sucesor de Pedro, el pescador de Galilea.
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