El deporte espa?ol cecesita limpiar su propia casa
El f¨²tbol espa?ol da ya pasos firmes hacia el Mundial de 1982, que se celebrar¨¢ en nuestro pa¨ªs, pero contin¨²a sin tener limpia su propia casa. La organizaci¨®n para dentro de cuatro a?os puede ser un ¨¦xito, aunque los desatinos internos, fruto de muchos a?os viciados, no se han solucionado, como en el resto del deporte. Raimundo Saporta, que s¨®lo espera ya el nombramiento oficial del Consejo de Ministros, ha empezado por rodearse de un hombre valioso, Anselmo L¨®pez. Con ello, ?el baloncesto de ambos? intentar¨¢ ser otro b¨¢lsamo para el conflicto Federaci¨®n-Asociaci¨®n de Futbolistas.
La iniciativa de entrenadores de f¨²tbol y judokas para asociarse como los juqadores ha sido otro toque de atenci¨®n de los deportistas a los estamentos directivos. En ese caso. se trata de una acusaci¨®n directa al Consejo de Deportes. por encima va de la Federaci¨®n de F¨²tbol. Concretamente en el tema del judo, ya era hora que se tomara en serio la canalizaci¨®n de tanto dinero movilizado por los gimnasios. El gran caballo de batalla de este deporte oriental, tan en boga desde su aparici¨®n en Espa?a, ha sido justamente el econ¨®mico. Una vez m¨¢s la dualidad deporte-negocio. inevitable en un determinado momento, no se pudo ni se quiso deslindar, en perjuicio, como siempre, de los propios judokas.
Uno de los m¨¢ximos problemas del deporte espa?ol en toda su historia se ha centrado en el paternallsino anticuado e injusto de sus dirigentes. Si ya de por s¨ª ha resultado un error que en Espa?a s¨®lo hubiese dinero ?oficial? -l¨¦ase quinielas- para el deporte (con los l¨®gicos riesgos de que llegase una ¨¦poca de vacas flacas por las trabas administrativas como ahora), lo m¨¢s grave ha sido el absoluto desprecio del atleta como persona jur¨ªdica. por encima de m¨²sculos y pulmones. En Espa?a se ha preocupado mucho m¨¢s el directivo de premiar generosamente la medalla de turno que de la situaci¨®n futura del sujeto. Anselmo L¨®pez. que ahora Puede suavizar desde su posici¨®n la tensi¨®n futbol¨ªstica, tuvo buena parte de culpa en el tema. El actual Consejo de Deportes se ha debido ocupar del desmantelamiento del tinglado anterior Y quiz¨¢ ha perdido demasiado tiempo en ello. cuando los problemas se le han amontonado. Su culpabilidad es s¨®lo relativa.
Se ha hablado tantas veces de ad¨®nde va a parar el dinero de las quinielas. que va resulta un t¨®pico. A primera vista el que semana tras semana lleguen al CSD cerca de los doscientos millones de pesetas parece una cantidad sobrada para muchas cosas. Es posible. Pero si se partiera ahora mismo de cero, sin tanta construcci¨®n de lujo infrautilizada o sin el gasto de mantenimiento, por ejemplo. Y sin algo que es de justicia se?alar por su importancia: la excesiva burocratizaci¨®n anterior.
Si tantas veces -al menos desde hace dos a?os, con seguridad- se ha criticado la situaci¨®n del deporte espa?ol, no conviene olvidar que los defectos son b¨¢sicos Y en un cambio. como el del pa¨ªs en general. las dificultades para no estancarse mientras tanto, grandes. El Consejo de Deportes. que se ha reunido en pleno durante dos d¨ªas en la sierra madrile?a, debe ya rendir cuentas de olvidos f¨¢ciles de subsanar, pero no totalmente hasta que entre en vigor ese proyecto de ley elaborado sobre el deporte al margen de la pol¨ªtica.
Entre los olvidos, sin duda, ha, estado, desde siempre, ese vicio imperdonable de los altos directivos del deporte espa?ol hacia el propio deportista. Si ninguno se ha preocupado de que el f¨²tbol era algo m¨¢s que la ?distracci¨®n? programada en tiempos, o el negocio muchas veces fraudulento de ahora. es porque no interesaba cambiarlo. Se mov¨ªa demasiado dinero y ¨¦ste se lo llevaban o manejaban tinos pocos, los m¨¢s fuertes. Por eso. ahora. no deben asustar las reivindicaciones de los d¨¦biles, que si es en el caso de los futbolistas han sabido apoyarse en los que no lo son y que en teor¨ªa podr¨ªan haberles hecho el vac¨ªo. El absurdo es q tic se haya llegado al punto de un tira y afloja perjudicial.
Sin embargo, los futbolistas s¨®lo han sido los pioneros. Como tales, han abierto el camino a otros. El Mundial-82 ser¨¢ muy bonito, pero no ser¨¢ oro todo lo que reluzca.
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