Estabilidad de salarios, mayor productividad y control de la Seguridad Social
El mantenimiento estricto de la capacidad adquisitiva de los salarios e intenta hacer operativo en el programa propuesto, mediante un recirrilento del 13,5% de la rriasa alarial en t¨¦rminos rrionetar¨ªos, lo que, descontado el efecto del creciniento a que se aspira en el nivel de empleo, conduce a un crecimiento en los salarios por persona an¨¢logo al experimentado como medio nual por los precios al consumo, con lo que la capacidad adquisitiva de los salarios se mantendr¨ªa en 1979. Con un crecimiento de la producci¨®n nacional del 4,5%, en t¨¦rminos reales, es obvio que la norma de mantenimiento de la capacidad adquisitiva salarial implica no avanzar en el proceso de mayor participaci¨®n de las rentas de trabajo en el total de la renta nacional. De alguna manera, los trabajadores deben contemplar esta contenci¨®n responsable de sus reivindicaciones como el coste necesario que han de soportar -en la din¨¢mica de las relaciones econ¨®micas que definen el sistema- colaborar al crecimiento al crecimiento propuesto en el nivel de empleo.La Seguridad Social es el segundo gran componente de la pol¨ªtica encaminada a reducir costes de trabajo.
En este sentido parece conveniente continuar en la l¨ªnea ya emprendida, desde la perspectiva financiera, de liberar progresivamente a las empresas del considerable peso que implican las cuotas a su cargo en la financiaci¨®n de los gastos de la Seguridad Social.
En este sentido, ser¨ªa muy importante avanzar en el camino ya trazado en los acuerdos de la Moncloa de reformar los ¨®rganos gestores de la Seguridad Social, dando participaci¨®n en el control social de las prestaciones a los representantes de los trabajadores, empresarios y, en general de las distintas fuerzas sociales.
La necesidad de reducir costes laborales no debe llevar exclusivamente a reducir las cuotas empresariales, sino que debe aspirarse al objetivo m¨¢s exigente de racionalizar el gasto, y ofrecer en todo rnomento ese grado de informaci¨®n a que la sociedad espa?ola tiene derecho, un derecho obvio y jam¨¢s conseguido, sobre una parcela del sector p¨²blico cuya dirnensi¨®n relativa es. aproximadamente, la mitad, y que va aproximando sus cifras, en valores absolutos, a las del propio Estado. Se ha previsto, en este sentido, una importante moderaci¨®n de la tasa de crecimiento de las prestaciones sociales, que pasar¨ªa del 45,7 %, en 1978, al 15 %, en 1979. Lo que implica, naturalmente, un importante esfuerzo de economicidad en su gesti¨®n.
Una mayor movilidad de la marales al capital como factor m¨¢s no de obra es la tercera l¨ªnea de necesaria actuaci¨®n, encaminada a elevar la productividad del factor trabajo. Este criterio es indispensable para permitir, en cada momento, el ajuste adecuado de la capacidad productiva instalada y de la mano de obra.
Una de las razones m¨¢s ciertas de la evoluci¨®n descendente de los ritmos de crecimiento de la productividad estriba en la imposibilidad de ajustar las plantillas labo-escaso. Esta inmovilidad laboral tarribi¨¦n ha jugado en contra de la creaci¨®n de mayores puestos de trabajo, dada la renuencia empresarial a utilizar en mayor medida al factor trabajo, cuando la situaci¨®n econ¨®mica lo hubiera permitido. ante el car¨¢cter inamovible del personal ocupado, o al menos de su conveniente modulaci¨®n, en fases de blaja producci¨®n e inversi¨®n.
Constituye, pues, una reforma inludible caminar en forma gradual y dentro de los condicionantes habituales en los restantes pa¨ªses de econom¨ªa de mercado, hacia la posibilidad de movilizar la mano de obra entre los sectores de una empresa, entre empresas diversas de un sector, y aceptar una adecuaci¨®n entre usos parciales del equipo productivo y trabajo parcial incorporado.
Rentas no salariales
Finalmente, deble vigilarse la evoluci¨®n de las rentas no salariales. Desde la perspectiva de mantener el consumo en niveles moderados y recomponer el excedente empresarial, parece tambi¨¦n indicado limitar el crecimiento de intereses, alquileres y dividendos, posibilitando una canalizaci¨®n del excedente de explotaci¨®n de las cm presas hacia la autofinanciaci¨®n de su propia expansi¨®n.
Por otra parte, deber¨ªa estudiarse la conveniencia de aplicar medidas tributarias o de otro tipo sobre aquellas rentas que, por su car¨¢cter especulativo, consiguen, ajust¨¢ndose a las circunstancias, salir siempre beneficiadas en su proporci¨®n sobre la renta nacional.
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