Los socialistas presentan una moci¨®n de censura contra el Gobierno de Raymond Barre
El Partido Socialista franc¨¦s present¨® ayer una moci¨®n de censura contra el Gobierno que preside Raymond Barre, al iniciarse la sesi¨®n parlamentaria de oto?o y despu¨¦s de que la mayor¨ªa gubernamental perdiese una nueva elecci¨®n parcial, en Par¨ªs, en beneficio de los socialistas.
A pesar del descontento estruendosamente manifestado en los ¨²ltimos d¨ªas por los gaullistas, provocado precisamente por los ¨¦xitos electorales de la izquierda, el partido que dirige Jacques Chirac, el RPR (Agrupaci¨®n por la Rep¨²blica), no votar¨¢ contra el primer ministro.No obstante, una mayor¨ªa del RPR desear¨ªa el cambio de primer ministro. Raymond Barre, insensible a la tempestad de cr¨ªticas que recibe por sus orientaciones socioecon¨®micas, repiti¨® anteayer, refiri¨¦ndose a los gaullistas: ?Quieren que cambie de canci¨®n. Pues bien, no cambiar¨¦ de canci¨®n.?
El primer ministro, poco m¨¢s o menos, viene a decir que posee el monopolio exclusivo de la ?verdad?. No todos tienen exactamente el mismo criterio de lo que es la ?verdad?, pero al pedirla todos, la han convertido en la protagonista de la rentr¨¦e pol¨ªtica francesa.
D¨ªas atr¨¢s, el dirigente socialista Michel Roccard declar¨® la guerra abierta al ala mitterranista del PS, al condenar ?un cierto arca¨ªsmo pol¨ªtico? que, seg¨²n ¨¦l, ser¨ªa necesario cambiar por?m¨¢s verdad? en los discursos pol¨ªticos del partido.
Los gaullistas exigen tambi¨¦n que se les diga la ?verdad? a los franceses en materia pol¨ªtica, econ¨®mica, social y europea. Por su parte, el Partido Comunista franc¨¦s, a pesar de sus contratiempos electorales, se considera depositario ¨²nico de la ?verdad?.
El primer ministro Barre declar¨® ante veinte de las m¨¢s insignes firmas de la prensa francesa que ?en Francia existe gran desfase entre el discurso pol¨ªtico y la realidad?, y que sus ?verdades? econ¨®micas las garantiza el hecho de que ?soy el ¨²nico que no se interesa directamente por las elecciones presidenciales de 1981?.
No pocos comentaristas interpretaron inmediatamente que, quiz¨¢ sin propon¨¦rselo, el primer ministro dec¨ªa que todos los dem¨¢s l¨ªderes, incluido el presidente de la Rep¨²blica, por interesarse demasiado en la Presidencia, poco m¨¢s o menos ment¨ªan.
La ?verdad? que los gaullistas exigen consiste en conseguir del presidente Valery Giscard d'Estaing un cambio en la jefatura del Gobierno.
Al descontento creciente provocado por la degradaci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica y social se a?ade ahora para la mayor¨ªa la inquietud electoral: el domingo se celebr¨® la quinta de las elecciones legislativas invalidadas por el Consejo Constitucional. Las cinco las ha perdido la mayor¨ªa.
La distribuci¨®n por el pa¨ªs de los cinco esca?os repartidos por toda la nacional, ratifica en su opinion a que han considerado estas elecciones parciales como un test importante. Otros matizan el ¨¦xito de la izquierda y sobre todo el del PS, ya que, seg¨²n se recuerda, los francese votan por la oposici¨®n se trata de elecciones parciales.
En cualquier caso la inflaci¨®n, que se acerca al 10%, y el paro (1.200.000 personas sin trabajo), la p¨¦rdida del favor del electorado y las divergencias profundas entre gaullistas y giscardianos, relativas a la pol¨ªtica europea, configuran en conjunto un clima malsano en la mayor¨ªa gubernamental. Nadie cree, sin embargo, que ma?ana o pasado, cuando finalice el debate de la moci¨®n de censura presentada por los socialistas contra el primer ministro Barre, se les ocurra a los gaullistas derrocar al Gobierno.
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