Mercado negro de trabajo en subcontratas de la construcci¨®n
En el mundo de las subcontratas, consideradas imprescindibles para trabajos especializados en. la construcci¨®n (fontaner¨ªa, electricidad, ascensores o cimentaciones especiales) han encontrado cobijo los pistoleros. Son una especie de lumpen-empresariado. En los a?os sesenta, en el r¨ªo revuelto de los grandes negocios inmobiliarios y la especulaci¨®n de suelo urbano, hab¨ªa que construir deprisa, en el momento oportuno, reducir los costes de obra y aumentar las plusval¨ªas nada despreciables de los solares. A la fuerte demanda y a la falta o incumplimiento de planes de ordenaci¨®n urbana y concesi¨®n de licencias por parte de ayuntamientos y constructores, hab¨ªa que a?adir la inexistencia pr¨¢ctica de controles de calidad y la ineficacia de una legislaci¨®n laboral urbana y fiscal en un sector considerado puente entre el primario y el secundario. Todas est¨¢s circunstancias han abonado la aparici¨®n. de esta legi¨®n -en palabras de UGT- de ?mercenarios del metro cuadrado?.El hombre
del puro
En este marco el dinero corre y hay oportunidades para todo aquel que sea audaz y quiera subir. Varios centenares de trabajadores, tal vez miles (la Administraci¨®n, los sindicatos y la patronal no han sabido concretar un n¨²mero, por otro lado variable), decidieron emanciparse y convertirse en flamantes empresarios. Su preparaci¨®n era escasa; su capital, ninguno. Con ayuda de las grandes constructoras e incumpliendo cuantas normas legales hubiera que incumplir, pod¨ªan acceder a una parte sustanciosa de la gran tarta del negocio inmobiliario. Se hac¨ªan unas tarjetas, en muchos casos no llegaban ni a inscribirse en el registro mercantil, y esperaban en su domicilio social -que coincid¨ªa con el particular la mayor parte de las veces- la llamada telef¨®nica del capataz amigo.
-Estamos construyendo en Alcobendas y el plazo de entrega de las viviendas se nos echa encima. ?Te interesa hacerte cargo de los yesos en la segunda planta?
-?A cu¨¢nto contrat¨¢is el metro cuadrado y cu¨¢nto tiempo me dais para que est¨¦n listos los trabajos?
Puestos de acuerdo, el pistolero, que pronto ha aprendido la regla de oro del m¨¢ximo beneficio, se traslada en determinados d¨ªas a bares de determinadas zonas de la ciudad (en Madrid, por ejemplo, a Legazpi, los s¨¢bados, para yesaires, o a los bares de la calle de la Victoria, calle de La Cruz o plaza de La Cebada, los domingos, para solados y alicatados). All¨ª, tras, un tinto y con medio puro apagado en la comisura de los labios, apalabra su cuadrilla aquilatando sueldos en funci¨®n de la oferta de parados que acuden a aquellos lugares habituales de contrataci¨®n. Estas singulares oficinas de colocaci¨®n no exigen darse de baja en el subsidio de desempleo -que puede seguir percib¨ª¨¦ndose-, no se muestran rigurosas en cuanto a la cualificaci¨®n profesional y pagan de inmediato en funci¨®n del n¨²mero de metros cuadrados que se sea capaz de terminar en un d¨ªa.
Una lacra
a extirpar
El pistolero, el subcontratista sucio, evidentemente se ahorra la Seguridad Social, al no dar de alta a los trabajadores, paga poco (el sueldo es un complemento de la percepci¨®n del desempleo) y exige ritmos de producci¨®n que sobrepasan ampliamente los habituales del sector. El contratista principal, a su vez, evita el mantenimiento de plantillas amplias a las que en ning¨²n caso podr¨ªa exigir la productividad que obtiene del pistolero, y reduce sensiblemente el cap¨ªtulo de gastos de personal en el coste total, al no tener que cotizar a Seguridad Social, ni pagar pluses o abonar horas extras para cumplimentar plazos de entrega de la obra.
Hacienda (es decir, todos los espa?oles, seg¨²n la publicidad del Ministerio), los propios trabajadores (que est¨¢n desprotegidos ante cualquier accidente y sin ning¨²n derecho de cara a su futura jubilaci¨®n) y el ciudadano que adquiere la obra realizada hecha aprisa y corriendo en detrimento de, la calidad, son la contrapartida, las v¨ªctimas del fraude que supone este peculiar sistema. Sindicatos, patronales y Administraci¨®n, desde perspectivas diferentes, parecen decididos a terminar en el sector con las subcontratas sucias.
Sindicatos contra
"pistoleros"
Las centrales, que ya han promovido varios plantes y huelgas en grandes constructoras por la presencia de pistoleros en las obras, entienden que tal sistema divide a la clase obrera, impide que los trabajadores del sector tomen conciencia de sus problemas y reivindiquen conjuntamente mejores condiciones salariales y laborales y, en definitiva, suponen un fraude a la sociedad UGT y CC00 est¨¢n dispuestas a exigir en los convenios provinciales la prohibici¨®n de estas subcontratas. ?No podemos consentir que sigan robando empleo a los trabajadores honrados, cuando nuestro, sector ocupa un triste primer lugar en n¨²mero de parados -declararon fuentes de UGT-. Tampoco podemos cruzarnos de brazos cuando vemos la superexplotaci¨®n a que son sometidos los compa?eros contratados por pistoleros y presenciamos c¨®mo por trabajar m¨¢s y sacar unas pesetas m¨¢s no se cumplen las m¨ªnimas condiciones de seguridad y los accidentes laborales se repiten d¨ªa a d¨ªa. Hay un agravio comparativo, por otra parte, entre la plantilla de la constructora principal, a la que se obliga a preparar y acercar los materiales a la cuadrilla del pistolero y los trabajadores de ¨¦ste. Estos ¨²ltimos a cambio de su inseguridad logran en conjunto mayores percepciones globales, lo que supone un freno indirecto a las reivindicaciones econ¨®micas y laborales de los trabajadores en plantilla. F¨ªa habido conflictos en que la constructora los ha utilizado como esquiroles.?
CCOO, que se manifest¨® en el mismo sentido, indic¨® que es dif¨ªcil dar el n¨²mero exacto de trabajadores que recurren a estas subcontratas sucias, ?ya que no hay un control por parte de las organizaciones oficiales. Pero si tenemos en cuenta que en Madrid, y en el resto de las provincias no variar¨¢ demasiado, s¨®lo el 25 % de los trabajadores del sector est¨¢ actualmente ocupado, queda un 75% de compa?eros que en alguna medida se ven sometidos a este sistema?
Una imagen digna del
empresario
La responsabilidad subsidiaria de la empresa principal, que en muchos casos se ha tenido que hacer cargo de las plantillas de los pistoleros, de las multas por impago de Seguridad Social o de las indemnizaciones por accidente o fallecimiento de alguno de estos trabajadores, ha modificado sensiblemente la actitud de las constructoras ion respecto a estas subcontratas. Muchas han prescindido ya de estos mercenarios del metro cuadrado, otras exigen garant¨ªas a ¨¦stos sobre la situaci¨®n legal de sus trabajadores y otras m¨¢s exigen un fuerte dep¨®sito hasta el t¨¦rmino de los trabajos contratados, para evitar que el pistolero desaparezca cuando el destajo ya no le sea suficientemente rentable y deje a sus trabajadores colgados o que resulte insolvente a la hora de exigirle responsabilidades.
El secretario general de la Confederaci¨®n de Construcci¨®n (CEOE), Jos¨¦ Ignacio Monedero, tras exponer la dificultad actual de distingair entre el peque?o subcontratista honesto y el irresponsable, indic¨® que el tema preocupa mucho al empresariado, no s¨®lo por los problemas que subsidiariamente les acarrean, sino tambi¨¦n por la mala imagen que dan a un sector donde son mayor¨ªa los empresarios profesionales y honrados, que hacen trabajos dignos y no enga?an a sus trabajadores o la Administraci¨®n.
Precisamente -continu¨® el se?or Monedero- est¨¢ a punto de ser aprobada por la Administraci¨®n una legislaci¨®n sobre empresas responsables, que ha partido de nuestras iniciativas y de las inquietudes que sobre este problema expusimos a la Administraci¨®n. La nueva normativa va a evitar el intrusismo de estos empresarios amateur que nada tienen que ver con el verdadero empresario de la construcci¨®n.
Carnet de empresa
responsable
Efectivamente, como indicaba el portavoz de la CEOE, el departamento de Industria, con la colaboraci¨®n del de Trabajo, tiene ultimada la reglamentaci¨®n de un carnet de empresa responsable que podr¨ªa ser considerada por el pr¨®ximo Consejo de Ministros, seg¨²n fuentes de la Administraci¨®n. Con ello se trata de poner freno a este tipo de empresas y empresarios carentes de profesionalidad y solvencia. La normativa, que en un principio iba a referirse s¨®lo a construcci¨®n, ya que la propuesta parti¨® de la patronal del ramo, contemplar¨¢ todos los sectores, puesto que con mayor o menor gravedad las subcontratas sucias aparecen en m¨²ltiples actividades industria les (transporte, metalurgia, peluquer¨ªas, entre otras).
Hasta ahora, y seg¨²n coment¨® a EL PAIS un miembro cualificado de la inspecci¨®n de Trabajo, la Administraci¨®n ha sido incapaz de acabar con los pistoleros. ? Es muy dif¨ªcil sorprenderlos, y cuando levantamos actas, en muchos casos, nos encontramos con que no existe domicilio social y resultan localizables o son manifiestamente insolventes. Las fuertes multas por impago de cotizaciones a que tienen que hacer frente por responsabilidad solidaria las empresas principales y la denuncia de estas irregularidades por los trabajadores en plantilla de la constructora son los ¨²nicos medios de ir erradicando a los pistoleros a trav¨¦s de la inspecci¨®n.?
La ley y
la trampa
Las principales dificultades con que se encuentran las inspecciones ministeriales radican, en algunos casos, en la propia legislaci¨®n. El per¨ªodo de cinco d¨ªas de que dispone el empresario para dar de alta a sus trabajadores en la Seguridad Social permite a los pistoleros contratar sus cuadrillas para trabajos de corta duraci¨®n. Si no ocurre ning¨²n accidente o no hay ninguna denuncia, los trabajadores ser¨¢n despedidos dentro de los cinco d¨ªas sin ser dados de alta. Otros pistoleros exigen a sus contratados que se den de alta como aut¨®nomos o s¨®lo cotizan por una parte de sus asalariados.
La situaci¨®n, muy grave, cuando el paro obliga a muchas personas a aceptar estas condiciones. de trabajo, va a ser superada a corto o medio plazo si la nueva regulaci¨®n del carnet de empresa es m¨¢s efectiva que la anterior, hoy derogada, y la patronal y los sindicatos siguen fuertemente dispuestos a terminar Con las subcontralas sucias. Las mayores exigencias de calidad de obra por parte del ciudadano tambi¨¦n tienden a hacer irrentable la actividad de los pistoleros, cuyo secreto es trabajar r¨¢pido y barato.
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