El flautista Sebon y el director Georg Schmohe

No creo que Fibonacciana, la virtuos¨ªstica p¨¢gina para flauta y orquesta, sea lo m¨¢s significativo de Crist¨®bal Halffter. Tampoco el compositor lo pretendi¨®. Estoy seguro que por su espl¨¦ndida realizaci¨®n, por la seguridad del lenguaje y por el tratamiento del instrumento solista, tiene derecho a figurar en el repertorio de la m¨²sica actual, como de hecho sucede.Por otra parte, tras ese virtuosismo, calificado por los cr¨ªticos como ?paganiniano?, late una sustancia musical evidente, cuyo refinamiento ideol¨®gico y sonoro sirve de equilibrio y compensaci¨®n a las mil y una diabluras que la flauta lleva a cabo en manos de Karl Bernard Sebon. Lo cierto es que la nueva programaci¨®n de Fibonacciana por la Sinf¨®nica de RTVE no s¨®lo me parece acertada, sino que contribuye a la familiarizaci¨®n del p¨²blico con el lenguaje halffteriano. Es, adem¨¢s, raz¨®n de triunfo fabuloso, por la obra y por el solista.

Sebon despleg¨® su t¨¦cnica en Halffter como en Vivaldi -precioso el concierto Il Cardellino- y ascendi¨® al ?m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa? en la primera propina interpretada con tres tipos de flauta.

Antes y despu¨¦s de las obras para flauta -perfectamente asistidas por los profesores de la RTVE y el director invitado- escuchamos viv¨ªsimas versiones de Don Juan y Till, de Strauss. Schmohe, que a¨²n no ha cumplido los cuarenta, se sit¨²a, d¨ªa a d¨ªa, entre los maestros prestigiosos de las nuevas generaciones alemanas.

Recital Bach

La vig¨¦simo quinta temporada de Cantar y Ta?er se ha iniciado, con la mayor brillantez, en la Sala F¨¦nix. Rosalyn Tureck, cuyo nombre hace in¨²til cualquier adjetivaci¨®n, volvi¨® a exponer toda su teor¨ªa sobre Bach. Teor¨ªa basada en una premisa y buscadora de un fin: la vitalidad. Nada de museo, nada de intentar dar con la ?verdad exacta?, ya que, en tiempos de Juan Sebasti¨¢n (acaso en todo tiempo), las verdades art¨ªsticas no son exactas porque nunca son un¨ªvocas.

El m¨¦rito de la int¨¦rprete es hacer creer, mientras la escuchamos, que la verdad es precisamente aquella que propone. Y es que lo ver¨ªdico, en la transmisi¨®n musical, es el perfecto resultado de una ecuaci¨®n cuyos dos t¨¦rminos son el autor y el int¨¦rprete.