El petr¨®leo, nueva "arma secreta" de Hassan II ante Estados Unidos
El petr¨®leo parece ser la nueva carta secreta que el rey Hassan II de Marruecos jugar¨¢ ma?ana en Estados Unidos. El hallazgo de importantes yacimientos, tanto en las costas como en el interior de su pa¨ªs, le permitir¨¢ al r¨¦gimen de Rabat presionar a Washington para que se le levante el embargo de armas destinadas a la lucha en el Sahara. ?La posici¨®n norteamericana en este asunto -nos dijo recientemente un diplom¨¢tico franc¨¦s- ha sido hasta ahora por lo menos ambigua.
El Senado ha vuelto a obstruir la entrega de armamento sofisticado a Marruecos, pero el Departamento de Estado ha sugerido a Rabat que esa actitud no es definitiva, y que el presidente Carter puede ejercer una gran influencia en el terna.?El monarca marroqu¨ª intentar¨¢, sin duda, alentar a Carter en esa direcci¨®n. No se sabe a¨²n a cu¨¢nto ascender¨¢ la producci¨®n petrol¨ªfera marroqu¨ª, pero en medios espa?oles muy bien informados se habla de ?docenas de millones de barriles? anuales en la primera fase de producci¨®n. Seg¨²n fuentes norteamericanas, Marruecos podr¨ªa conseguir en cinco a?os una producci¨®n total de casi dos millones de barriles por d¨ªa, es decir, el 30% de la actual producci¨®n iran¨ª, que es la m¨¢s importante del mundo.
Se sabe tambi¨¦n que la ?primera fase? petrol¨ªfera marroqu¨ª se iniciar¨¢ en el pr¨®ximo mes de marzo. El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, ha recibido ultimamente bastante informaci¨®n sobre la cuesti¨®n, y en algunos medios pol¨ªticos se cree que aqu¨ª, tanto como en Estados Unidos, Francia y otros pa¨ªses m¨¢s o menos vinculados con los problemas del norte de Africa, esa perspectiva se constituir¨¢ inevitablemente en uno de los factores que terminar¨¢n por orientar o reorientar sus respectivas actitudes en relaci¨®n con el conflicto del Sahara.
Las ¨²ltimas declaraciones de Hassan II sobre el futuro del territorio, en las que se ha podido observar una renovada intransigencia de cara al Polisario, e incluso frente a las negociaciones de Mauritania con los guerrilleros saharauis, responden en parte, probablemente, a la seguridad que cree ver en sus pozos de petr¨®leo. El rey de Marruecos cuenta tambi¨¦n con otros dos factores: la ?paulatina extinci¨®n, en treinta a?os, de los recursos petrol¨ªferos? -y hasta de gas natural- de Argelia, a la que se ha referido p¨²blicamente hace dos semanas, acerca de la cual habr¨ªa recibido informaci¨®n de los propios norteamericanos, y el hecho de que una infraestructura petrolera en Marruecos puede hacer interesante para el capital extranjero involucrado en esa explotaci¨®n lanzarse a la aventura del petr¨®leo y de los minerales del Sahara, incluidos los fosfatos y el uranio.
La crisis iran¨ª
Rabat dispone ahora adem¨¢s de otro elemento de apoyo: la grave crisis iran¨ª, que puede recortar sustancialmente las importaciones de crudos de la mayor parte de los pa¨ªses de Europa occidental, y, en menor proporci¨®n, las de Estados Unidos. En este caso no se trata s¨®lo para Hassan de ofrecer petr¨®leo sustitutivo para el d¨ªa de ma?ana, sino tambi¨¦n una pol¨ªtica moderada en el seno de la OPEP, similar a la del sha, y quiz¨¢ en su reemplazo.Finalmente, Washington puede considerar muy conveniente introducirse en un ¨¢rea que como la marroqu¨ª ha sido ya objeto del inter¨¦s de los sovi¨¦ticos, que acaban de concluir con Rabat un gran contrato para la adquisici¨®n de fosfatos. Paralelamente, la Casa Blanca intentar¨ªa limitar a¨²n m¨¢s la influencia francesa en la zona. Este doble objetivo ha sido ya el que indujo a los norteamericanos a establecer sus relaciones econ¨®micas ?preferenciales? con Argelia.
As¨ª, los contactos secretos mantenidos por Marruecos durante las ¨²ltimas semanas con el Frente Polisario, y presumiblemente con Argelia, pueden haber tenido s¨®lo el prop¨®sito de suavizar las reticencias del Parlamento norteamericano ante una guerra que, como la de Hassan en el Sahara, no entusiasma ni a los ?liberales? del Partido Dem¨®crata de Carter, ni a los t¨¦cnicos del Departamento de Estado. Carter, con el petr¨®leo marroqu¨ª a la vista, har¨ªa el resto.
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