Reflexi¨®n sobre el machismo
Pese a ser el primer largometraje de Claude Miller, en La mejor manera de andar no se dan las t¨ªpicas constantes de la opera primma. Y es que el aprendizaje de Claude Miller es m¨¢s bien excepcional. Ayudante de direcci¨®n de Bresson, Godard, Carn¨¦, Deiny, Deville, etc¨¦tera, jefe de producci¨®n de siete filmes de Truffaut, y autor de tres apreciados cortometrajes, Calude Miller ha realizado un primer filme particularmente maduro. Como en los mejores directores del ¨²ltimo cine franc¨¦s -Bertrand Tavernier, Bertrand Blien...-, en Miller se da una s¨ªntesis de las aportaciones de la nouvelle vague con las del cine que la precedi¨®. En Claude Miller es f¨¢cil detectar la influencia estil¨ªstica de Truffaut, pero, tem¨¢ticamente, su pel¨ªcula es demasiado personal como para parecerse a ninguna. Lo que no quiere decir que La mejor manera de andar sea un filme autobiogr¨¢fico. Miller no parece identificarse con ninguno de los dos personajes que su pel¨ªcula enfrenta, Marc y Philippe, el fuerte y el d¨¦bil, el macho y la ?hembra?, el torturador y el torturado, el atleta y el intelectual... Inteligentemente, Miller se distancia del personaje de Philippe,con el que la identificaci¨®n era relativamente f¨¢cil, para meternos de lleno en el juego de humillaci¨®n y dolor, pero tambi¨¦n de seducci¨®n y atracci¨®n, en que se ven envueltos,sus personajes. Es solamente al final, cuando Plilippe abandona su pasividad, su continua postura a la defensiva y reivindica su ambig¨¹edad en p¨²blico, en la estupenda escena del baile de disfraces, cuando la balanza se inclina a su favor. S¨®lo asumiendo el papel que le ha tocado representar en la farsa, Philippe lograr¨¢ desarmar a Marc, privarle de su fuerza.Miller ha construido un filme compacto, riguroso, medido, donde nada se ha dejado a la improvisaci¨®n o al azar, plagado de detalles, sutiles, de peque?os matices que afectan, sobre todo, a la composici¨®n de los personajes, tanto a su sicolog¨ªa como a la direcci¨®n de actores. El trabajo de Dewaere, Bouchitey, Pascal y Pieplu, especialmente el de los dos primeros, es absolutamente excepcional. La mejor manera... es un filme de una asombrosa unidad, su lenguaje es directo, preciso y contundente. Miller evita los apuntes anecd¨®ticos o ambientales que puedan distraer la trama central, a la que todo cuanto vemos va remitido. Es una l¨¢stima que los di¨¢l¨®gos se pierdan en unos subt¨ªtulos insuficientes que suavizan, cuando no falsean o escamotean, los originales.
La mejor manera de andar (La meilleure fa?on de marcher)
Director: Claude Miller. Gui¨®n: Claude Millery Luc B¨¦raud. Fotograf¨ªa: Bruno Nuytten. Sonido: Paul Lain¨¦. M¨²sica: Alain Jomy. Int¨¦rpretes: Patrick Dewaere, Patrick Bouchitey, Christine Pascal, Claude Pieplu y Mare Chapiteau. Francesa, 1975-76. Local de estreno: Drugstore.
Claude Miller habla de los sentimientos con pudor, pero no rehuye los extremos, ni siquiera el desmelenamiento tremendista cuando es necesario. Su pel¨ªcula es elegante e ir¨®nica, sin perder por ello un ¨¢pice de su dureza. Y, curiosamente, La mejor manera... nos dice m¨¢s sobre -y contra- ese fen¨®meno denominado machismo que la mayor¨ªa de los filmes pretendidamente feministas. Como muy bien apunt¨® Truffaut, ?hay que remontarse al Chabrol de Los primos, al Losey de El sirviente o al Polanski de Cuchillo en el agua para encontrar una mezcla tan acertada de tres modos de narraci¨®n funcionando a la vez: la f¨¢bula, la historia sicol¨®gica y el relato autobiogr¨¢fico?.
La mejor manera de andar es uno de los pocos filmes salvables en la triste cartelera madrile?a. Ello hace que esperemos mucho de su segundo largometraje, protagonizado por G¨¦rard D¨¦pardieu, Dites-lui que je l'aime, basado en This sweet sickness, de Patricia Highsmith, al parecer, la novelista m¨¢s cotizada -y con raz¨®n- entre los cineastas de la ¨²ltima hornada.
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