Hitler y Mussolini deciden, antes de la entrevista de Hendaya, la no beligerancia de Espa?a
En el segundo cap¨ªtulo de la serie, que demuestra que Hitler consider¨® innecesaria en 1940 la entrada de Espa?a en la segunda guerra mundial, el profesor Antonio Marquina Barrio analiza los preparativos del proyecto del Pacto Tripartito entre Alemania, Italia y Espa?a, que seg¨²n sugerencia italiana tendr¨ªa una duraci¨®n de diez a?os y en el que se fijar¨ªa la entrada de Espa?a en la guerra mediante una cl¨¢usula secreta. Las entrevistas de Ram¨®n Serrano S¨²?er con Ribbentrop, Hitler y Mussolini constituyeron un fracaso para las pretensiones espa?olas. Tanto el F¨¹hrer como el Duce no aceptaron la futura cesi¨®n a Espa?a del Marruecos franc¨¦s y acordaron que la no beligerancia espa?ola era m¨¢s ventajosa para Alemania e Italia que su intervenci¨®n.
Serrano S¨²?er, que estuvo recorriendo B¨¦lgica y Francia durante estos d¨ªas de entrevistas de Ribbentrop en Roma, visitando fortines y escuchando relatos de aventuras, fue notificado del proyecto de alianza o pacto tripartito con Espa?a cuando estaba en Bruselas.El 24 de septiembre, Serrano, teniendo como directivas la primera carta de Franco, proced¨ªa a entrevistarse de nuevo con Ribbentrop. Hab¨ªa tenido lugar un acontecimiento importante: el ataque ingl¨¦s a Dakar. Serrano ten¨ªa con ella una buena baza, y as¨ª la hizo jugar tratando de romper el escepticismo del ministro alem¨¢n sobre los peligros que corr¨ªa Espa?a en Marruecos y la necesidad de una seria preparaci¨®n, pero en vano. Pas¨® luego a la exposici¨®n de temas pendientes, el general Franco estaba de acuerdo con la carta de Hitler, salvo en el tema de las bases y las pretensiones econ¨®micas, que consideraba exageradas.
Ribbentrop, por su parte, procedi¨® a explicar. la alianza tripartita, seg¨²n sugerencia italiana, que tendr¨ªa una duraci¨®n de diez a?os. Se fijar¨ªa la entrada en la guerra mediante una cl¨¢usula secreta. Habr¨ªa dos protocolos suplementarios, uno sobre ayuda econ¨®mica y militar de Alemania y el otro sobre entregas de materias primas entre ambos pa¨ªses. Esta alianza dar¨ªa seguridades de que, una vez conseguida la paz, el Marruecos franc¨¦s ser¨ªa transferido a Espa?a, reserv¨¢ndose Alemania ciertos enclaves.
Serrano describi¨® la postura espa?ola ante la propuesta en tres puntos: 1. Decisi¨®n espa?ola de entrar, en la guerra de inmediato. 2. Seguridad de ayuda material y militar a Espa?a. 3. Reconocimiento de las demandas territoriales de Espa?a. Serrano volvi¨® a oponerse tenazmente a las bases alemanas, a cualquier cesi¨®n, o intercambio de territorios y a las desmesuradas pretensiones econ¨®micas alemanas.
Para concluir, Ribbentrop se?al¨® que exist¨ªan puntos en los que no se hab¨ªa llegado a un acuerdo, pero que el interlocutor espa?ol, deb¨ªa considerar que todo lo que se hab¨ªa planeado para el futuro de Espa?a hab¨ªa sido hecho posible gracias a la batalla de Flandes y a la batalla de Inglaterra, incluso Alemania hab¨ªa contribuido en gran manera al ¨¦xito de Franco en la guerra civil.
La entrevista con Hitler no cambi¨® nada la situaci¨®n. La carta de Franco, entregada en mano, no aportaba nada en concreto. Hitler, si bien confiado y seguro, puso de relieve el ataque ingl¨¦s contra Dakar, la necesidad de bases alemanas en el ?frica del Oeste, la posici¨®n de Inglaterra, los nuevos Junkers 88, etc¨¦tera. En conclusi¨®n, el F¨¹hrer declar¨® que probablemente dar¨ªa una respuesta escrita a Franco o, quiz¨¢ incluso, una respuesta oral durante la conversaci¨®n con ¨¦l. Serrano acogi¨® la idea de una conversaci¨®n personal entre Hitler y Franco, como la ¨²nica soluci¨®n posible a los problemas que hab¨ªan surgido en las entrevistas de Berl¨ªn. Este paso, ser¨¢ uno de los m¨¢s duramente criticados por los mismos acompa?antes. Era meter se en la boca del lobo (1). En esta entrevista, tambi¨¦n se discuti¨® de nuevo la necesidad de la colaboraci¨®n de Portugal.
Manuel Halc¨®n, que tom¨® como pretexto una enfermedad de anginas para volverse a Espa?a, calific¨® esta etapa de conversaciones como, un aut¨¦ntico fiasco. Serrano fue alternativamente adulado y menospreciado, por lo que tuvo necesidad de hacerse notar m¨¢s y m¨¢s, present¨¢ndose con m¨¢s poderes de los que pose¨ªa. Serrano estaba en una situaci¨®n tal de excitaci¨®n, que necesit¨® inyectarse un sedante todas las noches. Serrano desconoci¨® por completo los motivos de la visita de Ribbentrop a Roma. De la firma del Pacto Tripartito se enter¨® cuando se hizo p¨²blico. Aparte de esto, cometi¨® errores de consideraci¨®n, como el sugerir que los italianos pudiesen ocupar Dakar pensando ser un medio v¨¢lido de distraer su atenci¨®n de Marruecos y errores geogr¨¢ficos, afirmando que las islas de Cabo Verde pod¨ªan ser defendidas con artiller¨ªa de costa desde ?frica y, en general, fue muy imprudente en sus juicios sobre los italianos, que Espinosa de los Monteros y Ribbentrop se encargaron de hacer llegar a los interesados. A Serrano, adem¨¢s, los alemanes, cuidando las relaciones p¨²blicas, le hicieron una demostraci¨®n de fuerza militar y bombardeo que le dejaron con la convicci¨®n, si algo le faltaba, de que Alemania era invencible y ten¨ªa ganada la guerra.
El cambio de opini¨®n
Serrano march¨® a Roma despotricando de los alemanes y de su falta de tacto. Ciano apostillar¨ªa: ?Los espa?oles piden mucho y no dan nada.? El Duce, por su parte, dio ciertas muestras de comprensi¨®n no exentas de segundas intenciones, indicando que la intervenci¨®n espa?ola ser¨ªa decidida de com¨²n acuerdo, procurando que no fuese una carga pesada para Espa?a, y afirmando su convicci¨®n del precioso apoyo que Espa?a prestar¨ªa a la victoria del Eje. Pero se reservaba examinar m¨¢s tarde los aspectos pr¨¢cticos de la cuesti¨®n. Estas reservas har¨¢n su aparici¨®n en la entrevista del Brennero el 4 de octubre, entre el Duce e Hitler. Hitler hab¨ªa cambiado de opini¨®n respecto a la oportunidad de ceder a Espa?a el Marruecos franc¨¦s por medio a destabilizar la situaci¨®n en Francia, mostr¨¢ndose de acuerdo en la cesi¨®n de Gibraltar. El Duce estuvo conforme, y manifest¨® que ser¨ªa oportuno decir a Serrano que estaban de acuerdo en las reivindicaciones con respecto a Inglaterra, y en principio en una modificaci¨®n territorial con Marruecos, que se precisar¨ªa en el momento de la paz. Estas mismas ideas se las volver¨ªa a recordar a Hitler cuatro d¨ªas antes de la conferencia de Hendaya: ?Expreso mi convicci¨®n de que la no beligerancia espa?ola nos es m¨¢s ventajosa que su intervenci¨®n. Debemos mantener la intervenci¨®n como una reserva. Es una carta que debemos jugar en el momento m¨¢s oportuno, de acuerdo con las circunstancias.? (2).
Serrano, que fue notificado por Ciano de esta entrevista -y que no le satisfizo-, volvi¨® a Espa?a el 5 de octubre sin percartarse del cambio de opini¨®n producido. El d¨ªa 10 de octubre escrib¨ªa a Ribbentrop se?al¨¢ndole lo importantes que eran para Espa?a las negociaciones con Inglaterra para la importaci¨®n de trigo y petr¨®leo y la necesidad de mantener el secreto. Asimismo le daba cuenta de los refuerzos enviados a Canarias y Marruecos.
(1) D. G. F. P. V. XI, doc. 17, 117; F. O.371,24516,217,219.
(2) D. G. F. P. V. XI, doc. 149, 199.
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