Sobre los gatos, sobre los los ¨¢ngeles
?Francisco Umbral: mis bellos gatos romanos, trasteverinos, o aquellos que t¨² viste en los montes del Lazio, ya no est¨¢n. S¨®lo me queda ¨¦ste, con el que te mando un maullido silencioso. Rafael Alberti, Madrid, 78.? Tarjeta de Alberti con un gato dibujado a varios colores. Estreno de Alberti en el Mar¨ªa Guerrero. La Historia y la pintura de Espa?a puestas en pie sobre un escenario nacional.Rafael Alberti empez¨® escribiendo sobre los ¨¢ngeles. Ha acabado escribiendo sobre los gatos, o dibuj¨¢ndolos. Hoy, d¨ªa de refer¨¦ndum nacional, Mar¨ªa Asquerino me dice que el teatro se sigue llenando cada noche con la obra de Alberti. El poeta descubre un d¨ªa, si no el sexo de los ¨¢ngeles (porque el poeta, aunque es viejo, no estuvo en Trento), la filiaci¨®n de los ¨¢ngeles: y resulta que todos son de derechas. El gato, evidentemente, es un ¨¢ngel ca¨ªdo.
El gato es diab¨®lico, sat¨¢nico, luciferino, sulf¨²reo. Del ¨¢ngel mantiene el silencio y del demonio la sonrisa. Porque el gato sonr¨ªe con el bigote. Yo, Rafael, fui a tu estreno, no para ver un estreno de teatro, no para ver teatro, sino para ver la Historia de Espa?a, una vez m¨¢s, el gran teatro del mundo racional con Charo Soriano, Juan Diego y Tina S¨¢inz. Uno, en la arboleda perdida de la juventud, empieza escribiendo sobre los ¨¢ngeles, pero acaba escribiendo sobre los gatos. El gato es el ¨¢ngel de las cocinas, el que anda sobre los pucheros teresianos.
El ¨¢ngel suele ser de Fuerza Nueva.
Despu¨¦s de haber aprendido historia en el Museo del Prado, Alberti aprende en la vida que los reyes son de ¨®leo y los enanos de vino. Que las duquesas son de vicio y los ¨¢ngeles de derechas. Es cuando est¨¢ en condiciones de escribir la verdadera Historia de Espa?a, llena de putas, de brujas y de gatos. Do?a Pilar Primo de Rivera me recuerda por carta que pap¨¢ era un dictador bueno. Nada tengo yo contra el oto?o reverdecido del patriarca (reverdecido por ultrapatriotas que, pasando a trav¨¦s de dictadores, buscan la entra?a viril del canciller de hierro y para siempre).
El dictador no tiene quien le escriba. Al final les pasa a todos los dictadores. Hoy vota Espa?a una carta de navegar o aguja de mareantes que, entre sus muchos defectos, tiene la virtud de levantar bandera, escudo y barricada contra dictadores nortesure?os, monarqu¨ªas albertianas, ¨¢ngeles sin sexo (pero con cadenas) y se?oritas aut¨¢rquicas de Secci¨®n Femenina.
Una Constituci¨®n que es un puente levadizo. El se?or Arce (siempre el capitalismo publicitario o consumista) utiliza una referencia m¨ªa para marketizarme en una p¨¢gina pagada: no a m¨ª, que ni lo quiero ni lo tolero. Qu¨¦ descenso, Rafael, en la ca¨ªda de los siglos, desde los ¨¢ngeles a los gatos. Monarqu¨ªas de ¨®leo, bufones de vino, como odres (as¨ª los vio Cervantes, genialmente), ¨¢ngeles de Compostela, en los que ya s¨®lo cree Gerardo, y hace bien, gatos de Roma y del Lazlo, que has perdido con tu vuelta, como otra familia (y menos mal que los gatos no escriben cartas abiertas).
Buero Vallejo, que era el caballero de la mano al pecho carcelario y ahora es el caballero de la mano al h¨ªgado, que me parece se lo han operado y ya est¨¢ bien (cu¨¢nto me alegro, Antonio), supo ver, asimismo, esa Espa?a teatral en su teatro: los nobles son de mentira, est¨¢n pintados, y los gatos de sus sainetes son ¨¢ngeles ca¨ªdos de la teolog¨ªa, los ¨²nicos ¨¢ngeles posibles.
T¨² cre¨ªste un d¨ªa, Rafael, joven como Juan Diego, que la Historia de Espa?a era el Museo del Prado. El desenga?o de eso, en una noche de guerra, fue ponerte un mono azul de miliciano. Descreer de los ¨¢ngeles ang¨¦licos para creer ya solamente en los gatos del pueblo, que a lo sumo se han comido una paloma de Correos creyendo que era un ¨¢ngel. Las once mil v¨ªrgenes de Franco siguen en entredicho por la interrogaci¨®n de Jardiel:
-?Pero hubo alguna vez once mil v¨ªrgenes?
La Secci¨®n Femenina nos quer¨ªa hacer creer que s¨ª. Tu reina do?a Mar¨ªa Luisa no era de Secci6n Femenina. Hoy debate Espa?a en refer¨¦ndum, Rafael, no el sexo de los ¨¢ngeles o del Opus, sino la verdad del pueblo, un pueblo que ha sustituido la teolog¨ªa por el sindicato. De modo que para arc¨¢ngel basta un gato.
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