Yo, en el Indice
Una de las cosas que me han agudizado siempre la frustraci¨®n de haber nacido tarde es que yo ya no puedo estar en el Indice aquel de autores prohibidos que ten¨ªa la Iglesia, y en el cual estuvo don Miguel de Unamuno, que no hab¨ªa hecho otra cosa, el hombre, que anticiparse un poco al Concilio Vaticano II, y eso porque arrancaba las hojas del calendario para confeccionarse esp¨ªritus santos de papel.Ni el Nobel ni la Academia ni el Adonais ni la cosa. Yo lo que hubiera querido es estar en el Indice de la Iglesia, ese purgatorio para escritores donde las almas de los escritores se encontraban seguramente con las ¨¢nimas del purgatorio propiamente dichas, y que, a juzgar por el cuadro religioso que presidi¨® mis sue?os y pecados de infancia, era como un Benidorm de llamas poblado de bellas ba?istas desnudas y en pecado venial.
Estoy ley¨¦ndome otra vez Los Baroja, de Julio Caro Baroja, que ha salido en nueva edici¨®n corregida y aumentada de Taurus, porque me apasionan los libros de memorias y porque ¨¦ste es especialmente bueno, y el autor cuenta c¨®mo P¨ªo Baroja era perseguido en vida por una leyenda de beatas que hab¨ªan tomado del jesuita Ladr¨®n de Guevara lo del ?imp¨ªo P¨ªo?, cuestionable juego de palabras que, m¨¢s que a teolog¨ªa, suena a letrista de La Latina, con perd¨®n de los divertidos y castizos letristas de La Latina, donde por estos d¨ªas se luce la gran Tania Doris, con la que hemos comido pan y tomate, y con Sarit¨ªsima y Colsada, en los antros del Paralelo barcelon¨¦s, cuando la madrugada. Todav¨ªa me alimenta el sentimiento, Tania, aquella nocturna tajada catalana de pan con tomate que t¨² me diste.
Bueno, pues por estas cosas tan tontas, por este sentimentalismo de pan con tomate hacia la mujer es por lo que las feministas de una prestigiosa librer¨ªa madrile?a del ramo me quieren meter en su Indice, seg¨²n lo que tengo averiguado, pues. al parecer estas buenas mujeres y buenas libreras -est¨¢n confeccionando un Indice de autores machistas e ilegibles con igual devoci¨®n que la monja de las llagas pod¨ªa confeccionar un Indice de autores nefandos y vitandos del XVIII y el XIX volterianos para sus novicias.
En el Indice de las feministas madrile?as parece que est¨¢ ya Henry Miller, porque no prosper¨® mi idea de presentar Sexus de Miller, precisamente en esa librer¨ªa, para que el viejo s¨¢tiro de Brookling se hubiera defendido a su manera de las dulces y letales ninfas feministas.
Otro que ha ca¨ªdo en el Indice, seg¨²n. mis referencias siempre rebatibles -y no s¨¦ si lo sabes, Camilo- es Cela que, efectivamente me aconsejaba este verano pasado en la Universidad de Salamanca:
-Las amantes de uno tienen que ser de derechas, Paco, porque si no es que no se lavan
Despu¨¦s de estos grandes machistas de la literatura del siglo, parece que uno es un caso a estudiar y que me est¨¢n pasando por el fino cedazo de su cernedero de hombres. Temo quedarme del lado grueso del cedazo, con Tania Doris, el obeso se?or Colsada, Henry Miller, el pan con tomate, Camilo Jos¨¦ Cela, Sandra Alberti e Isabel Tenaille, con la cual me hice unas dulces fotos para Lecturas, ilustrando una entrevista de la famosa periodista a este escritor carroza, fotos y entrevista que no han salido nunca, porque me temo que casi todo el mundo tiene ya sus Indices particulares en esta Espa?a de la libertad, la democracia y la cosa, y con raz¨®n dec¨ªan los pesimistas de caf¨¦, cuando el dictador, que ¨¦ramos treinta millones de dictadores. Lo que pasa es que, cuando estaba Franco, se notaba menos a los otros treinta millones de Francos de todos los sexos e ideolog¨ªas.
-?Pero de verdad te gustar¨ªa estar en ese Indice de machistas? -me pregunta mi feminista off the record.
-No puedo afirmar eso, porque ser¨ªa una afirmaci¨®n machista.
Pero la verdad es que en alg¨²n Indice hay que estar. Y a ser posible en todos, ahora que cada entidad aut¨®noma, librer¨ªa progre, asociaci¨®n vecinal, nacionalidad con estatutos aparte y tertulia literaria est¨¢ confeccionando su Indice de enemigos y malditos. Despu¨¦s de haber tenido la popularidad, lo ¨²nico decente es luchar por el hit de la impopularidad.
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