Elecciones y energ¨ªa

Hace ya varias semanas, pocos d¨ªas despu¨¦s de que la OPEP decidiese el aumento de los precios petrol¨ªferos, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Econom¨ªa, Fernando Abril Martorell, anunciaba sin m¨¢s miramientos que el Gobierno no aceptar¨ªa ning¨²n alza en los precios de los derivados del petr¨®leo en tanto en cuanto no existiesen causas reales que motivasen este aumento.Las palabras del n¨²mero dos de UCD no merecieron por parte de este peri¨®dico mayor importancia por considerar que las palabras del se?or Abril no dejaban de ser una boutade pronunciada en un momento de euforia.

Sin embargo, posteriores confirmaciones del propio se?or Abril y de hombres de su confianza hacen reconsiderar la posici¨®n ante lo que contin¨²a siendo una magn¨ªfica decisi¨®n electorera, que aunque permita a la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico ganar votos en las pr¨®ximas elecciones, no dejar¨¢ de colocar a los ciudadanos de este pa¨ªs a un rango realmente denigrante.

Alemania, Francia, B¨¦lgica y otros pa¨ªses del ¨¢rea occidental han decidido ya aumentar los precios de sus derivados petrol¨ªferos a la vista del alza de los pa¨ªses exportadores de crudo. Espa?a, uno de los pa¨ªses desarrollados que sufre una mayor dependencia energ¨¦tica en comparaci¨®n con su nivel de industrializaci¨®n, se permite el lujo, por razones suficientemente oscuras y alejadas de cualquier ortodoxia econ¨®mica, de no subir los precios de venta de una materia que ha sido aumentada previamente por sus productores.

Pero lo realmente grave de la situaci¨®n es que el aumento del precio de los productos derivados del petr¨®leo, m¨¢xime tras haber permanecido estable durante todo 1978, es inevitable en el tiempo y en la cuant¨ªa. No nos llamemos a enga?o; si la gasolina, gas¨®leos o fuel-oil no incrementan ahora sus precios, lo tendr¨¢n que hacer cuando las elecciones hayan pasado, aunque despu¨¦s el incremento ser¨¢ acumulado por los meses perdidos. Como jugada pol¨ªtica, la no subida de estos productos puede calificarse de afortunada, aunque como f¨®rmula de enga?ar al pa¨ªs dice muy poco en favor de los que han adoptado la se?alada decisi¨®n, por cuanto demuestran un desprecio elevado de los ciudadanos de este pa¨ªs y de su capacidad de comprensi¨®n ante un hecho irreversible.

Cuando hablamos de productos energ¨¦ticos no nos referimos ¨²nicamente a la gasolina, que no llega a suponer el 18% de los derivados del petr¨®leo, y que adem¨¢s de carecer de subvenciones proporciona al Tesoro sustanciales rentas. Tanto el fuel, como el gas¨®leo, queroseno y naftas gozan en Espa?a de unos precios protegidos, como se?ala con precisi¨®n el non nato plan energ¨¦tico. Las subvenciones de estos productos -importados- suponen cifras pr¨®ximas a los 20.000 millones de pesetas, que carecen de cualquier justificaci¨®n. El plan energ¨¦tico y sucesivas declaraciones de los responsables de la econom¨ªa han defendido precios realistas para la energ¨ªa y programas serios de ahorro energ¨¦tico. Hora es de que las declaraciones se conviertan en realidad, aunque sea impopular.