Per¨² y Bolivia conmemoran el centenario de su guerra con Chile
Ni Bolivia ni Per¨² parecen abrigar intenciones belicistas en la conmemoraci¨®n del primer centenario de la guerra del Pac¨ªfico, en la que Chile consigui¨® arrebatar sustanciales partes del territorio de esos dos pa¨ªses. Todo indica que la fecha del 14 de febrero, d¨ªa en que, hace un siglo, se produjo la invasi¨®n, servir¨¢ para que se reafirmen las aspiraciones de las dos naciones afectadas por recuperar sus perdidas tierras, pero sin pasar de lo puramente declarativo o de las proclamas patri¨®ticas.La historia recuerda una larga serie de conflictos y reconciliaciones entre Chile, Per¨² y Bolivia. El primero de dichos pa¨ªses ya hab¨ªa guerreado contra sus dos vecinos cuando, en 1836, Antonio Santa Cruz impuso una federaci¨®n entre Per¨² y Bolivia. Los ej¨¦rcitos chilenos derrotaron a la federaci¨®n.
Cuarenta y tres a?os m¨¢s tarde, con Hilari¨®n Daza al frente de la presidencia, los chilenos iniciaron una guerra en su frontera norte, con un objetivo muy claro: las pampas salitreras del desierto de Tacna, que se convertir¨ªan en el origen de la prosperidad econ¨®mica de Chile.
La guerra dur¨® cuatro a?os. Las tropas chilenas llegaron hasta Tacna, al sur de Per¨², aunque esta ¨²ltima poblaci¨®n fue devuelta a su original soberan¨ªa a principios del presente siglo. Per¨² perdi¨® los ricos territorios de Tarapaca y Bolivia todo su litoral en el Pac¨ªfico. Antofagasta, en otro tiempo punto fronterizo entre Bolivia y Chile e importante nudo de comunicaciones mar¨ªtimas, qued¨® muy atr¨¢s en el territorio chileno, cuyos l¨ªmites con Per¨² quedaron establecidos en el puerto de Arica.
No hay duda de que el pa¨ªs m¨¢s perjudicado por la confrontaci¨®n armada fue Bolivia. La p¨¦rdida de su salida al mar, definitiva tras el tratado de paz de 1904, enclaustr¨® al pa¨ªs hasta nuestros d¨ªas.
Cuando lleg¨® al poder Hugo Banzer, ¨¦l y Pinochet se encontraron en la frontera de los dos pa¨ªses y acordaron reanudar las relaciones. Chile ceder¨ªa un pasillo geogr¨¢fico que diera acceso a Bolivia al mar, a cambio Banzer ofrec¨ªa una superficie equivalente en el altiplano boliviano.
La tesis m¨¢s generalizada era que los derechos bolivianos sobre su litoral eran absolutamente leg¨ªtimos, y que para recuperarlos no era preciso ofrecer ninguna compensaci¨®n territorial. Banzer rompi¨® nuevamente las relaciones con Chile en marzo de 1978. La situaci¨®n se mantiene en los mismos t¨¦rminos desde entonces.
A finales del pasado a?o, cuando la debilidad chilena a causa del conflicto del Beagle era patente, los analistas vieron la posibilidad de que Per¨² y Bolivia, de mutuo acuerdo, pudieran desencadenar actos de abierta hostilidad hacia su vecino. La ultrasecreta reuni¨®n mantenida en la localidad boliviana de Santa Cruz entre los altos jefes militares de los dos pa¨ªses, en diciembre ¨²ltimo, dio origen a insistentes versiones en este sentido, ahora desmentidas por el devenir de los acontecimientos.
El clima de tensi¨®n existe hoy en Per¨² y Bolivia, por supuesto. Los recientes incidentes ocasionados por el descubrimiento de actividades de espionaje en las capitales de dichos pa¨ªses por funcionarios de las embajadas chilenas hubieran pasado inadvertidos en otras circunstancias.
De momento, un reciente decreto del general Padilla, presidente de Bolivia (quien en m¨¢s de una ocasi¨®n se ha referido a la ?inutilidad de la pol¨ªtica pacifista con Chile?), ha se?alado a 1979 como A?o del litoral cautivo. Todos los documentos oficiales deber¨¢n llevar impresa esta frase; peri¨®dicos y emisoras deber¨¢n incluirla, igualmente, en sus ediciones y programaciones. Y todo acto p¨²blico deber¨¢ dedicar un recuerdo a la efem¨¦rides del 14 de febrero de 1879.
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